La Escultura Románica: Características, Iconografía y Formas Exentas

Escultura Románica

Características Generales de la Escultura Románica

• La escultura tiene un marcado carácter didáctico, es decir, está pensada para transmitir las enseñanzas de las Sagradas Escrituras. La sociedad medieval era en su mayoría analfabeta, de forma que la única manera que tenían de "leer" la Biblia era a través de las imágenes esculpidas o pintadas. Debido a su función didáctica, el programa iconográfico era establecido por un teólogo y el escultor se limitaba a llevarlo a cabo.
• La mayor parte de la escultura románica se concentra en las portadas de las iglesias. En el interior únicamente se decoraban los capiteles de las columnas. La portada del templo no es un simple lugar de entrada, sino que era el acceso a la casa sagrada de Dios. Las partes de la portada que eran esculpidas son el tímpano (espacio entre el dintel y las arquivoltas), las arquivoltas (arcos de una portada abocinada que van disminuyendo de tamaño), el parteluz (columna o elemento vertical que divide el vano de la portada) y las jambas (columna o elemento vertical en el lateral de la portada que sostiene el arco).
• La escultura queda supeditada al espacio, es decir, las formas deben adaptarse al espacio disponible, por ejemplo, en el tímpano o los capiteles. Por ello, las figuras en muchas ocasiones tienen raras dimensiones o posiciones forzadas y antinaturales.
• Los relieves son planos, aunque con el paso del tiempo empiezan a redondear sus formas y a despegarse del fondo, avanzando así hacia la escultura gótica.
• Los relieves se caracterizan por la frontalidad, el hieratismo, el esquematismo, la jerarquización de las figuras, la simetría y la tendencia al horror vacui, al decorar con relieves todo el espacio disponible. A pesar de todo esto, la escultura románica es bastante expresiva, ya que no hay que olvidar su función didáctica.
• Los principales temas iconográficos son los relacionados con la llegada del fin del mundo, el Apocalipsis. Se les recordaba que serían juzgados durante el Juicio Final y que el infierno estaba cerca. Se representará al Pantocrátor, el Juicio Final, narraciones del Antiguo y Nuevo Testamento, entre otros. También destacará el uso del simbolismo: la serpiente o la sirena (con cabeza de mujer) que simbolizan el mal o, el cordero y la paloma que simbolizan a Jesucristo.

La Escultura Exenta o de Bulto Redondo en el Románico

A partir del siglo XII toma importancia la escultura exenta o de bulto redondo, tallada principalmente en madera. Los temas más representados son Cristo crucificado y la Virgen con el Niño.

En el caso de los crucifijos, Cristo aparece con cuatro clavos, en posición totalmente frontal y sin mostrar ningún tipo de movimiento. A veces se le representa vestido con una túnica y con una corona en la cabeza, como es el caso de la Majestad Batlló. Otras veces Cristo aparece semidesnudo, como es el caso del Crucifijo de Carrizo, en el que aparece cubierto por un faldellín. Los crucifijos se realizan en madera y a veces en materiales más nobles como el marfil, como es el caso del Crucifijo de Don Fernando y Doña Sancha.

Las estatuas de la Virgen la muestran sentada en un trono y sosteniendo sobre sus rodillas al Niño, que suele aparecer en actitud de bendecir con la mano derecha. Hay que destacar que no existe ningún tipo de relación entre las figuras, de manera que la Virgen muestra un gran hieratismo, ningún gesto de cariño y un notable distanciamiento entre madre e hijo. Destacan la Virgen de Ger, la Virgen del Claustro de Solsona y la Virgen de Covet.

Tanto en las representaciones de Cristo como en las de la Virgen con el Niño aparecen las características propias de la escultura románica: hieratismo, simetría, frontalidad e inexpresividad. Las tallas han conservado las pinturas al estar guardadas en el interior de los templos.