La Escultura Romana: Arte, Retrato y Narrativa Histórica

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La Escultura Romana: Características, Retrato y Relieve Histórico

La escultura romana abarcó tanto obras de bulto redondo como relieves, utilizando una variedad de materiales, destacando sobre todo el bronce y el mármol. La técnica escultórica fue una herencia directa de Grecia en todos sus aspectos, aunque los romanos hicieron un mayor uso del trépano para aumentar los efectos del claroscuro. A diferencia de la escultura griega, la romana no solía emplear policromía.

Los temas principales de la escultura romana fueron la mitología, la alegoría, el retrato y el relieve histórico. El protagonista central de estas obras fue el hombre, concebido principalmente como ciudadano y no como un ideal de belleza abstracto.

El Retrato Romano: Realismo y Función Social

El retrato romano se caracterizó por un profundo apego a la realidad, un realismo que se desarrolló debido a tres factores clave:

  • La influencia de los sarcófagos etruscos.
  • La tradición del retrato helenístico.
  • La costumbre romana del ius imaginum, que implicaba la creación de máscaras de cera de los antepasados para el culto familiar.

Inicialmente, estas representaciones eran solo rostros, caracterizados por su enorme realismo. Con el tiempo, evolucionaron para incluir bustos o figuras de cuerpo entero, a menudo con expresiones duras que no transmitían sentimientos. Este tipo de retrato nació en las familias patricias y, durante la época republicana, fue la expresión más típica de la mentalidad del patriarcado. Entre los ejemplos más notables de este período se encuentran el Patricio Barberini, Catón y Porcia, los diversos Retratos de César, el Retrato de Pompeyo y el Retrato de Augusto.

Retratos Imperiales: Imagen de Poder y Propaganda

Durante el Imperio, los retratos de emperadores adquirieron una relevancia especial, representándolos de diversas formas para proyectar su autoridad y divinidad:

  • Cum imperio: Con atributos militares, simbolizando su poder como comandantes.
  • Como pretores: En su rol de magistrados.
  • Como sumos sacerdotes: Destacando su función religiosa (Pontifex Maximus).
  • Como dioses o heroizados: Elevándolos a un estatus divino o semidivino.

Un ejemplo paradigmático es el Augusto de Prima Porta, que representa al emperador cum imperio. El original de bronce iba calzado, mientras que la famosa copia de mármol lo muestra descalzo, con un delfín y un Cupido que sirven de soporte y hacen referencia a su origen divino. En esta obra, se observa el uso del contrapposto, y la cabeza refleja sus rasgos individuales, aunque idealizados y embellecidos para proyectar una imagen de juventud y sabiduría. También destacan el Augusto de Via Labicana y sus retratos como Pretor y Heroizado.

Otro retrato imperial significativo es el Marco Aurelio ecuestre, donde el caballo y el jinete están fundidos en bronce, formando un solo conjunto monumental. Los retratos de los emperadores eran, en esencia, la imagen del poder y de sus contenidos. Por motivos políticos, se introdujo una corriente idealista en el retrato imperial, donde el emperador debía aparecer representado ante los romanos como un gobernante inteligente y siempre joven, independientemente de su edad real.

Evolución de la Finalidad del Retrato

La finalidad y el significado del retrato romano sufrieron un proceso evolutivo a lo largo del tiempo. Inicialmente, su propósito principal era perpetuar la memoria del desaparecido. Posteriormente, adquirió un carácter honorífico, reflejando los cambios sociales, políticos y las modas de la época. Además, el retrato se convirtió en una obra destinada a la perdurabilidad más allá de la muerte, un reflejo de las clases sociales o un símbolo explícito de los poderes del emperador.

El Relieve Histórico Romano: Narración y Propaganda

Los romanos optaron por la narración de acontecimientos reales en sus relieves históricos, sirviendo para ensalzar al Estado o al emperador. Su principal característica es su marcado carácter narrativo.

Entre los ejemplos más destacados se encuentran los Relieves del Ara Pacis, que representan en bajorrelieve escenas históricas y en altorrelieve las guirnaldas. Esta obra conmemora la paz de Augusto. Es notable cómo el relieve se dispone en dos planos, combinando el bajorrelieve y el altorrelieve para crear profundidad y dinamismo.

También sobresalen los Relieves del Arco de Tito, que narran la victoria romana en Judea, y La Columna Trajana, una obra maestra donde se describen detalladamente las campañas de Trajano contra los dacios. En esta última, el emperador aparece representado casi 60 veces, a menudo con un tamaño superior o sobre una eminencia, destacando su liderazgo y presencia constante en la narrativa visual.

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