Escultura renacentista italiana: del Quattrocento al Manierismo
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Escultura renacentista italiana
El Quattrocento: Donatello y la búsqueda de la belleza clásica
La escultura italiana fue pionera en el desarrollo de los principios renacentistas desde el siglo XV, sin romper drásticamente con la tradición medieval (como se observa en las primeras puertas del Baptisterio de Florencia de Ghiberti). Sin embargo, será en las terceras puertas, las Puertas del Paraíso, donde se manifiesta el interés renacentista por la representación del cuerpo humano, el espacio, la perspectiva e incluso el paisaje.
No obstante, Donatello es el mejor ejemplo del Quattrocento. Este escultor florentino es el gran creador del estilo del Renacimiento pleno, oscilando entre la búsqueda del equilibrio clásico y la belleza y el cultivo de un cierto expresionismo en su etapa final.
Formado como orfebre, trabajó en los talleres de Ghiberti y Brunelleschi, con quien viajó a Roma para estudiar los monumentos de la Antigüedad. El clasicismo se fue abriendo paso en obras como el San Jorge, que ya recuerda a modelos romanos. En su pedestal desarrolló un relieve “aplastado” o schiacciato, que permitía representar la sensación de profundidad mediante el aplastamiento de unos planos sobre otros y donde ya aparece la perspectiva lineal.
Hacia la década de 1430, Donatello ya era un escultor clásico, preocupado por la búsqueda del equilibrio y la belleza clásica. Es en ese momento cuando realiza el primer desnudo renacentista, el David. (Comentario sobre la obra: El David de Donatello es una escultura en bronce que representa al héroe bíblico David después de su victoria sobre Goliat. La obra se caracteriza por su naturalismo y su detallismo anatómico, que reflejan la influencia del arte clásico. El David se considera una de las obras maestras del Renacimiento italiano.) Ese aire clasicista también lo tendrán las Cantorias (1439) para el Duomo de Florencia (alto relieve con una sucesión de columnas clásicas pareadas entre las cuales vemos a unos putti en plena danza orgiástica copiados de antiguos sarcófagos romanos).
En un último periodo, Donatello comenzó a mostrar un mayor interés por el realismo de sus personajes y el dramatismo de la acción. Algo que ya se observa en el condottiero Gattamelata de Padua (1447-1453), primera estatua ecuestre ejecutada a tamaño natural, en bronce, desde la antigüedad (inspirada en la del emperador romano Marco Aurelio). En una línea mucho más expresionista se sitúan su Magdalena penitente (1453) o Judith y Holofernes (1455-1460) que parecen hablarnos de una evolución en su estilo, más interesado en la captación psicológica y la expresividad a costa de los principios clásicos. Expresividad continuada por artistas como Andrea del Verrocchio en su condottiero Colleoni.
Muy alejados de ellos, con un carácter más tradicional y especializados en la temática religiosa, encontramos a la familia Della Robbia que trabaja la cerámica vidriada de formas amables y que tendrán un gran éxito en Florencia.
El Cinquecento: Miguel Ángel y el Manierismo
El Clasicismo escultórico en el Cinquecento: el joven Miguel Ángel
La escultura italiana del siglo XVI se puede dividir en tres grandes periodos, protagonizados los dos primeros por la enorme figura de Miguel Ángel:
- El “clasicismo” o Alto Renacimiento (1500-1520), cuyo mejor exponente es el joven Miguel Ángel.
- El protomanierismo (1520-1550), con la obra madura de Miguel Ángel.
- El manierismo (segunda mitad del siglo XVI), un estilo propio diferenciado del renacentista, con escultores como Benvenuto Cellini y Giambologna, que siguen el camino iniciado por Miguel Ángel, es decir, realizan una escultura a la maniera de Buonarroti.
En general, podemos decir que se mantienen las tendencias del Quattrocento con el interés por la Antigüedad clásica, por el desnudo y el tratamiento de la anatomía, el equilibrio de las composiciones, etc. A la vez empiezan a manifestarse tensiones frente a estas formas clásicas con una tendencia constante hacia el movimiento y la monumentalidad que refleja la obra de Miguel Ángel, quien dio un aire nuevo a la escultura, su “oficio” predilecto.
Miguel Ángel (1475-1564), nacido Michelagnolo di Lodovico di Buonarroti, vivió su infancia en la Florencia gobernada por la familia de los Medici, bajo el liderazgo de Lorenzo el Magnífico. Muy pronto demostró sus dotes y ya muy joven realiza obras como La Virgen de la escalera, extremo bajorrelieve (schiacciato) que Donatello y otros escultores habían puesto de moda en la Florencia del siglo XV y que refleja su dominio del mármol. En ella ya se aprecia el gusto del artista por representar la belleza ideal siguiendo los preceptos del neoplatonismo que dominaba la corte florentina donde se formó y que culminó, tras su visita a Roma, con el Baco (naturalismo idealizado, contrapposto) y el grupo escultórico de la Piedad del Vaticano (1499) donde el escultor no representa a la madre desgarrada por el dolor, goticista, sino que opta por la serenidad clásica, influencia que se repite en la composición, inscrita en una pirámide equilibrada. Es el clasicismo pleno.
De regreso a Florencia realiza en mármol el David (1501-1504, 4,34 m), punto culminante del estilo de juventud de Miguel Ángel y base de partida de su obra de madurez. Mantiene los principios clásicos del Baco, subrayando el detallismo de su anatomía (manos y brazos), en tensión. Esta se manifiesta también en la mirada, alejada ya de la serenidad clásica, lo que unido al desproporcionado tamaño de cabeza y manos nos habla de una nueva búsqueda. Es lo que se conoce como la terribilità miguelangelesca, que trata de reflejar la fuerza interior de sus personajes en un marco de aparente calma (la fuerza contenida). (¿El sacrificio de la perfección clásica para lograr una mayor expresividad y fuerza en la figura?) El David llegó a convertirse en el símbolo de Florencia y sus libertades ciudadanas frente a los Medici.
En 1505, Miguel Ángel recibió el encargo del papa Julio II de realizar su tumba. La falta de fondos dejó reducida la obra a pocas figuras entre las que destaca el Moisés (hacia 1515), nuevo ejemplo de la terribilità. (Comentario sobre el David y el Moisés: Ambas esculturas son ejemplos de la maestría de Miguel Ángel en el tratamiento del mármol. El David se caracteriza por su belleza idealizada y su fuerza contenida, mientras que el Moisés se caracteriza por su expresividad y su dramatismo. Ambas obras son consideradas obras maestras del Renacimiento italiano.)
Protomanierismo escultórico (1520-1550): La madurez de un genio
Durante su larga residencia en Florencia, Miguel Ángel emprendió —entre 1519 y 1534— el encargo de hacer las tumbas de los Medici en la Sacristía Nueva de San Lorenzo. Elevadas a modo de retablo en los que dispone ventanas cegadas las estatuas de los difuntos, enmarcando la calle central donde va el sarcófago con esculturas alegóricas. Es una perfecta fusión de arquitectura y escultura (Comentario sobre la obra: Las tumbas de los Medici son un complejo conjunto escultórico y arquitectónico que refleja la maestría de Miguel Ángel en ambas disciplinas. La obra se caracteriza por su dramatismo y su expresividad, que anticipan el estilo manierista.) donde ya se muestran elementos manieristas como las deformaciones, el uso de la serpentinata o los inacabados.
En 1534 se establecería definitivamente en Roma para realizar los trabajos de la Capilla Sixtina y la construcción de San Pedro, no volviendo a Florencia. Ello apenas le dejó tiempo para la escultura que quedó reducida a una serie de obras inacabadas como las que hizo en torno al motivo de la Piedad, de la que hizo dos ejemplos muy expresivos: Piedad de Santa María del Fiore, en Florencia, y la Piedad Rondanini, donde el inacabado adquiere un valor expresivo y aparecen recursos manieristas como la serpentinata que describe el Cristo de Florencia.
El Manierismo escultórico (segunda mitad del siglo XVI)
Al igual que en arquitectura y en pintura, la escultura manierista tiende a quebrantar el ideal clásico de armonía, claridad y simetría, algo que Miguel Ángel ya había iniciado y que ahora es continuado. Entre sus características destacan:
- La preferencia por el dinamismo.
- Las composiciones más desequilibradas.
- El uso de la figura serpentinata, donde ésta se contorsiona imitando una ascensión helicoidal, en las que domina la línea curva y ondulada. Estas además presentan alargamiento y un tamaño, normalmente, monumental.
Las figuras suelen estar tensas, y no ofrecen un único punto de vista lo que provoca una sensación en el espectador de desequilibrio e inestabilidad. Además hay un gusto por el virtuosismo técnico de las formas tanto en la escultura monumental como en la orfebrería.
Entre los artistas más importantes de este periodo destacan:
- Benvenuto Cellini (1500-1574) y su detallista Perseo, en bronce.
- Giambologna (1529-1608) y su dinámico Mercurio (1580) de formas abiertas, que culmina con El rapto de las sabinas (1583), considerada como su obra más importante, complejo conjunto en espiral de 3 figuras muy expresivas y multiplicidad de puntos de vista que influyó directamente en la escultura barroca posterior.
Muchos otros escultores también desarrollaron una intensa labor en este periodo, destacando a León Leoni, Baccio Bandinelli o Ammannati.