Escultura y Pintura Románica en España: Siglos XI y XII

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El Arte Románico en España: Escultura y Pintura (Siglos XI y XII)

Escultura Románica

En la iglesia de San Isidoro (León), del siglo XII, se observa la influencia de Java, con sus "pecadores con serpientes". Hay dos portadas básicas en esta iglesia:

  • Fachada del Cordero: Fachada principal. En el tímpano se presenta el sacrificio de Isaac con todos los convencionalismos propios y todo el conjunto presidido por un círculo sostenido por ángeles con el cordero místico en su interior.
  • Santiago de Compostela: Puerta de las Platerías (1103), relacionada con las portadas de San Isidro de León. Es una amplia portada con dos puertas con arcos de medio punto en derrame. Los tímpanos van decorados; en uno de ellos se representan los Magos, la Anunciación, el beso de Judas, la Pasión; en otro, la tentación a Jesús, una mujer cabalgando un león, la adúltera con el cráneo de su amante. Sobre los tímpanos hay una serie de relieves de diferentes procedencias, autores y materiales.

A finales del siglo XII y principios del XIII, la escultura adquirió características de evolución hacia un estilo gótico más cercano. Había más naturalismo en los paños, cabellos y anatomías.

Pórtico de la Gloria

Fue la obra del maestro Mateo y culmina la plástica románica. Se compone de tres arcos que corresponden con las naves del templo. Quizás la delicadeza se haga más visible en el Santiago del parteluz del arco central y en las jambas, en las que se sitúan a ambos lados figuras de profetas. Las expresiones de los rostros son intensas, la riqueza de los pliegues y la variedad en el tratamiento de los cabellos muestran una perfección ya definitiva.

Claustros

Eran la pieza central y común de los monasterios. Consistían en un paseo cuadrado y cubierto, con un jardín en el centro. En ellos se concentraba la mayor parte de la representación escultórica, en sus capiteles, canecillos y en las puertas de las diferentes dependencias. Las arquerías están compuestas por arcos de medio punto levantados sobre un murete, se sustentan en columnas con basas y terminadas en capiteles muy decorados con historias de la Biblia. Hay una gran carga simbólica en cada representación. De todos los temas, sobresalen el sobrio de "Los discípulos de Emaús", "La incredulidad de Santo Tomás" y "El entierro de Cristo". El hecho de que el escultor haya preferido el espacio más amplio de los paneles que el de los capiteles muestra un artista capaz de enfrentarse a grandes composiciones.

En la escultura románica de la segunda mitad del siglo XII, el naturalismo se acentúa y las esculturas muestran una comunicación creciente entre sí, un elaborado trabajo de paños y una atención por los detalles que preludian la escultura gótica. Este estilo lo encontramos en el "segundo maestro de Silos", también en el Pantocrátor de Santiago de Carrión de los Condes, en San Vicente de Ávila o en la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo.

En cuanto a la escultura exenta, encontramos imágenes del Crucificado y de la Virgen presentadora del Niño, de influencia bizantina casi exclusivamente. Se representaba al Crucificado con cuatro clavos, apareciendo vivo e impasible al dolor. Uno de los mejores ejemplos de estos Cristos lo debemos señalar en el Cristo de Don Fernando y Doña Sancha (siglo XI), de marfil. La Virgen románica aparece sentada y con visión frontal, sosteniendo al Niño-Rey. No hay comunicación ninguna entre ellos.

Pintura Románica

A lo largo de los siglos XI y XII, la pintura románica consiguió integrarse en la arquitectura con la intención de convertir el templo en un verdadero microcosmos religioso, en el que quedaran reflejados gráficamente todas las verdades que el fiel debía conocer. Se caracteriza por:

  • Dibujo grueso que contornea la silueta y separa con un trazo cada superficie cromática. Los artistas llegan a sentirse cómodos dibujando y pintando tanto en las superficies curvas de los ábsides como en las superficies planas.
  • Color puro, sin mezclas o, a lo sumo, con dos tonalidades. Se prefiere el plano cromático amplio.
  • Carencia de profundidad y luz. Las figuras se disponen paralelas a manera de relleno de un plano y, con frecuencia, resaltan sobre un fondo monocromo o listado en franjas horizontales de diversos tonos. Al no mezclarse colores, las escenas carecen de vibración lumínica, ausencia que contribuye a resaltar de forma más poderosa la geometría de las formas.
  • Composición yuxtapuesta: preferencia de las figuras frontales y eliminación de cualquier forma que rompa el plano. Las figuras de los grupos no se relacionan entre sí hasta el románico tardío.
  • Se trata de una pintura antinaturalista, de esto se deduce la ausencia del paisaje.

El tema preferente es el Pantocrátor, rodeado de los evangelistas, la Virgen y el Niño en los ábsides. El género por excelencia es la pintura mural, pero se presentan también obras en los frontales de los altares.

Escuelas de Pintura Románica

Tenemos dos escuelas bien diferenciadas:

  • a) Escuela catalana: Tiene una fuerte vertiente simbólica y dramática. Se utilizaba la técnica del fresco, pero se retocaba y ampliaba la gama de colores con temple y una solución de grasa en la que se podía mezclar aceite. La iconografía muestra inclinación a la representación del Pantocrátor, rodeado del tetramorfos. Hay repetición de la tipología. Máximas representaciones en las iglesias de Tahull: Santa María de Tahull y San Clemente de Tahull.

  • b) Escuela castellano-leonesa: Influencia mozárabe en su expresividad y sus matices naturalistas. En esta escuela, el artista siguió su inspiración, desprovisto de la terrible grandeza de Tahull. Más narrativo y antropológico, nos dejó visiones del siglo XII cercanas al pueblo y un tanto alejadas de la teología. No hay tanto simbolismo. Ejemplos: San Baudelio de Berlanga, Vera Cruz de Maderuelo y San Isidoro de León.

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