Escuela Madrileña: Velázquez, Carreño de Miranda y Claudio Coello
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Velázquez
Podemos estudiar la evolución de su pintura dividiéndola en las siguientes fases:
- Entre 1611 y 1622: años de formación en Sevilla con Francisco Pacheco. Sus primeras composiciones son sencillas, con influencias manieristas y tenebristas. Se da importancia a la naturaleza muerta y a la individualización de los personajes como en Vieja friendo huevos, Cristo en casa de Marta y María o el Aguador de Sevilla.
- Entre 1622 y 1629: primera etapa como pintor de corte en Madrid. Se traslada a Madrid al ser nombrado pintor de corte. Su paleta se aclara progresivamente y desaparece el tenebrismo anterior. Hacia 1629 pintará su primer gran cuadro de tema mitológico, llamado El Triunfo de Baco, pero conocido como Los borrachos.
- Entre 1629 y 1631: primer viaje a Italia. En 1629 llega Rubens a Madrid y le recomienda a Velázquez que visite Italia, donde su arte podrá depurarse y ennoblecerse. Allí apenas pintó nada, pero lo estudió todo, memorizando gamas de colores y composiciones. Aborda un tema mitológico casi como un cuadro costumbrista en Fragua de Vulcano.
- Entre 1631 y 1648: etapa de plenitud en Madrid. A su vuelta pinta su más importante obra religiosa, Cristo de S. Plácido, La Rendición de Breda o Las Lanzas, El Bufón Calabacillas, El Primo, El Niño de Vallecas.
- Entre 1648 y 1651: segundo viaje a Italia. Realizará su segundo viaje a Italia con la misión de adquirir obras para las colecciones reales. Allí pinta su Venus del espejo y el retrato del papa Inocencio X, vistas de la Villa Médicis.
- Entre 1651 y 1660: etapa final. A su regreso se inicia la última etapa, de auténtica culminación, de su obra. Destaca Las Meninas.
Carreño de Miranda
Influido por los colores de la escuela veneciana y por los volúmenes de Velázquez y de Rubens. Destacan tanto sus temas religiosos como los retratos de corte en los que se especializó. Tras la muerte de Velázquez, se reveló como su más legítimo continuador en la representación de los monstruos, bufones y enanos que pululaban por la corte. Ejemplos: Carlos II o La Monstrua.
Claudio Coello
Su primer encargo a gran escala son las pinturas para el altar mayor de la iglesia madrileña de Santa Cruz. No obstante, ya antes había realizado obras de gran solidez y en las que se revela su profundo conocimiento de las escuelas flamenca y veneciana, como Susana y los viejos o El triunfo de san Agustín. En 1683, es nombrado pintor del rey mediante real decreto. En 1685 empieza a trabajar en el retablo de la sacristía de El Escorial para el que pintó La Sagrada Forma. En él aparecen representados los principales personajes de la corte, encabezados por el propio monarca Carlos II.