Escribanía, Registro y Funcionarios en la Época de los Reyes Católicos: Organización y Procedimientos

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La Escribanía Mayor de los Privilegios y Confirmaciones

En los libros de los Contadores Mayores se hacía constar la persona y el cargo. Si dicho título lo había desempeñado anteriormente otra persona y ésta era sustituida por otra, así se hacía constar también. Asimismo, para librarle la cantidad de ración, quitación, etc. que le correspondía a la persona en cuestión, los reyes expedían una cédula real dirigida a los Contadores Mayores especificando la cantidad correspondiente.

Encontramos por primera vez la suscripción de este cargo en los diplomas de Juan II y en tiempos de Enrique IV de esta forma. Sin embargo, en los Ordenamientos de Cortes de ambos reyes, no hay alusión alguna a la creación de dicha Escribanía. Habrá que llegar a las Cortes de Madrigal de 1476, para que los Reyes Católicos dieran las Ordenanzas por las cuales habría de regirse dicha institución, compuesta de:

  • Escribano o escribanos Mayores de los privilegios y confirmaciones
  • Concertadores

Parece ser que fueron dos los escribanos mayores durante todo el reinado: el marqués de Moya y el Comendador Mayor de León, aunque al igual que los otros oficios mayores, la regencia efectiva de dicha escribanía la llevaron Fernán Núñez y el secretario Fernando Álvarez de Toledo. Los concertadores fueron cuatro: el doctor Rodrigo Maldonado de Talavera; el doctor Antón Rodríguez de Lillo, el licenciado Alfonso Sánchez de Logroño y Esteban de la Hoz. Firmaban solo debajo de la suscripción y firma de los Escribanos Mayores en las cartas de privilegio y confirmación con la indicación de concertado, haciéndolo unas veces por sí mismos y otras a través de lugartenientes.

Funcionamiento

Las Ordenanzas especifican igualmente, el procedimiento que se debía seguir en aquellos documentos que pasaban por la Escribanía Mayor de los Privilegios y Confirmaciones, a saber, los documentos confirmatorios. Se hacía hincapié que los nuevos privilegios no serían expedidos por dicho organismo sino por sus titulares, o sea, por los Contadores Mayores. De igual forma pasaban ante los Concertadores, las cartas de caballería. El rey armaba caballeros en los frentes de combate, de lo cual daba testimonio uno de los escribanos de cámara que estuviera con el monarca. A continuación, el interesado lo presentaba en la Cancillería para que a la vista de los Concertadores se expidiera la carta de caballería correspondiente: en caso afirmativo, el documento se expedía en papel, con la inserción del documento que servía de base, llevando la suscripción del secretario y las firmas de los Concertadores. En resumen, los Concertadores eran los que comprobaban si podía ser expedida la confirmación solicitada y los oficiales de la Escribanía Mayor se encargaban de la factura material del documento, haciendo el asiento íntegro en los libros correspondientes.

Registro

Una vez despachados los documentos por los Reyes, Consejo Real, Contadurías Mayores, Chancilleres Mayores, Notarios Mayores, Mayordomo Mayor y Escribanía Mayor de los Privilegios y Confirmaciones, pasaban al registro. Este requisito era indispensable ya que no podían pasar ningún documento al sello sin estar previamente registrado, ya que era el medio más eficaz que tiene la Cancillería para comprobar la falsedad de cualquier documento. Al frente del mismo estaba el Registrador Mayor, cargo que desempeñó Andrés de Villalón, auxiliado por otros oficiales quienes lo acompañaban allá donde estuviera la corte, llevando los libros de registro de hasta tres años y más. Una vez copiados los documentos, normalmente en el reverso del mismo ponían registrada, acompañada de la firma de un funcionario. Por ello cobraban unos derechos que también eran puestos bien por el secretario o por algún escribano.

Los Secretarios

Durante el reinado de los Reyes Católicos aparece una figura nueva, el de secretario, el cual iba a tener una gran ascendencia sobre los monarcas. Fueron escogidos, principalmente, entre los miembros de la pequeña nobleza local y entre las gentes letradas. Acompañaban a los Reyes en su peregrinar por villas y ciudades, pasando por sus manos asuntos y misiones que requería de una gran sutileza. A sus órdenes tenía a unos cuantos oficiales que se dedicaban a hacer la factura material de los documentos emanados directamente de los reyes. Estos documentos que refrendaban los reyes, eran firmados también por el propio secretario debajo de la firma real, siendo frecuente también que rellenaran la fecha del documento que los oficiales dejaban en blanco, así como los derechos de expedición, registro y sello. Entre los secretarios hubo algunos aragoneses que desempeñaron su cometido en ambas cancillerías. Destacan en importancia: Fernán Núñez, Gaspar de Ariño, Felipe Climent, Fernando Álvarez de Toledo, Gaspar de Gricio, Miguel Pérez de Almazán, Lope Conchillos, etc.

Los Escribanos

Ya Alfonso X en las Partidas nos habla de ellos definiéndolos como "ome sabidor de escribir", en el sentido de saber redactar documentos desde el punto de vista jurídico.

Clases de Escribanos

  • Había seis escribanos de cámara que residían en el Consejo Real, los cuales redactaban y refrendaban los documentos expedidos por dicho organismo. Como los secretarios estaban obligados a prestar juramento ante el Consejo el primer día de reunión de cada año.
  • También estaban los escribanos de contadores, encargados de refrendar los documentos y dar fe de las escrituras que despachaba dicho organismo. Su sueldo era el mismo que el de los anteriores.
  • El número de los escribanos de las Audiencias venía regulado desde las Cortes de Toledo.

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