Eros y la Filosofía de Platón: Del Mito al Mundo de las Ideas

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El Nacimiento Mítico de Eros: Entre la Carencia y el Recurso

Eros nació el mismo día en que se celebraba el banquete para festejar el nacimiento de Afrodita. A la puerta de esta fiesta llegó para mendigar Penía (la Pobreza) y, viendo que Poros (el Recurso o la Abundancia) salía ebrio de la reunión y se echó a dormir, Penía se acostó a su lado, tramando tener un hijo de él. De esta manera fue concebido Eros, como un producto de una carencia que busca satisfacerse a través de recursos, una naturaleza intermedia que poco tiene que ver con la concepción tradicional del amor.

La Iconografía de Eros: Del Niño Travieso al Símbolo Filosófico

La representación que adquiere Eros de un niño pícaro y travieso, acompañado de su arco y flecha, es opuesta a lo que Platón nos transmitió. Esta imagen se basa, en cambio, en el periodo alejandrino y, más aún, se encuentra relacionada con la época del Renacimiento. En estas representaciones, Eros aparece armado generalmente con su arco, cuya forma representa el labio superior. Esa doble imagen de labio y arma simboliza tanto la dulzura del amor como, a su vez, su violencia. En ocasiones, Eros está representado con los ojos vendados, con lo cual se da a entender que tira sus flechas a ciegas, y de ahí los malentendidos o desastres que a veces provoca al unir a dos personas que, por diferentes razones, no deberían amarse.

La Filosofía del Amor en Platón: Vértigo, Éxtasis y Participación

Según la perspectiva platónica, si el amor se relaciona con el éxtasis, es más perfecto; el amor que se relaciona con el vértigo es menos perfecto. El mundo de lo sensible participa del mundo de las ideas. Esta noción de «participación» se refleja en el estilo narrativo de El Banquete: el narrador no cuenta los hechos en primera persona, sino que relata lo que le contó alguien que estuvo presente. Lo que ocurre en la realidad nos viene dado no de forma directa, sino por lo que uno le contó a otro, y este a otro. Así, la realidad se va construyendo por participación. Contrario a su imagen posterior, los mitos originales sobre Eros lo describen como uno de los dioses más antiguos y primordiales.

Los Dos Mundos de Platón: La Realidad Sensible y la Inteligible

Para Platón, existen dos mundos o dos órdenes del ser: el mundo sensible y, por otro lado, el mundo de las ideas o mundo inteligible. A estos dos mundos les corresponden dos modos principales de conocimiento: la doxa (opinión) y la episteme (conocimiento o ciencia).

Características del Mundo Inteligible (Ideas)

  • Únicas e idénticas a sí mismas
  • Inmutables e intemporales
  • Necesarias y universales
  • Modelos (arquetipos)
  • Independientes y realidades perfectas
  • Participadas por los entes sensibles

Características del Mundo Sensible (Cosas)

  • Múltiples y contradictorias
  • Mutables y temporales
  • Contingentes y particulares
  • Copias o imitaciones imperfectas
  • Dependientes de las ideas
  • Fenómenos imperfectos

La Jerarquía del Conocimiento: De la Opinión (Doxa) a la Ciencia (Episteme)

El mundo sensible se capta por medio de la doxa (opinión), que es variante, cambiante y no ofrece seguridad. Dentro de la doxa, Platón distingue dos niveles:

  • Eikasia (imaginación o conjetura): Es el nivel más bajo de conocimiento. Nos encontraríamos en estado de eikasia si tomásemos las sombras, las imágenes o los sueños por la realidad.
  • Pistis (creencia): Consiste en creencias morales correctas acerca de qué debe hacerse, pero que no están acompañadas de conocimiento verdadero (episteme). Por ser creencias, son incapaces de dar razón de sí mismas y, por tanto, son imperfectas, como todo lo sensible.

En el mundo inteligible, en cambio, se alcanza la episteme, que también tiene dos niveles:

  • Dianoia (entendimiento): Corresponde a las ideas matemáticas.
  • Noesis (inteligencia pura): Es el grado más alto de conocimiento, que corresponde a las ideas morales y metafísicas, como la Justicia, la Verdad y, por encima de todas, la Idea del Bien.

La Idea del Bien: Fundamento Supremo de la Realidad y el Conocimiento

El fundamento de todas las ideas para Platón es la Idea del Bien. Este es un fundamento triple:

  1. Fundamento ontológico: Tiene que ver con el ser de los entes. Las cosas son gracias a la Idea del Bien; es lo que les da su ser, lo que hace que las cosas sean lo que son.
  2. Fundamento gnoseológico: Está en relación con el conocimiento. La Idea del Bien no solo da el ser a los entes, sino que también nos da la posibilidad de conocerlos, al igual que el sol ilumina los objetos para que puedan ser vistos.
  3. Fundamento teleológico: Del griego telos (fin), significa que todas las cosas están hechas para un fin. El Bien es la meta final hacia la cual todo tiende.

Así, la Idea del Bien es lo que está por sobre todas las cosas, gobernando y dando sentido tanto al mundo inteligible como al mundo sensible. El conocimiento a priori, basado en las ideas, exige que la experiencia se amolde a él, pues no es un conocimiento de hecho (empírico), sino de derecho (necesario y universal).

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