El equilibrio emocional en el aula: estrategias docentes para un aprendizaje efectivo

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El equilibrio emocional en el aula

¿Qué puede hacer el docente para contribuir al equilibrio emocional?

Según Hendrick, dos principios básicos son:

  • Los niños pequeños responden con gran rapidez a los cambios de ambiente y enfoque, consiguiendo, relativamente pronto, cambios positivos.
  • Los niños son flexibles; no es probable que un mal manejo de una situación pueda ocasionar daños permanentes en un niño.

El docente puede realizar acciones capaces de incidir positivamente en el equilibrio psicológico del niño:

  • Conseguir una relación lo más cálida posible con la familia: Contribuirá al bienestar y tranquilidad del niño, facilitándole la transición de la casa a la escuela.
  • Reducir la frustración en el niño, cuando sea posible: Las necesidades del niño son inmediatas, intensas y personales; cuando tiene que esperar mucho, su irritabilidad aumenta. El docente no tiene que eliminar todas las circunstancias frustrantes, pues una moderada dosis de adversidad puede fomentar la socialización.
  • Identificar y describirles a los niños sus propios sentimientos y ayudarles a expresarlos con quien les interese: Las emociones negativas que se reconocen, se aceptan y se expresan, normalmente, desaparecen. Si no se exteriorizan, acaban exteriorizándose en formas violentas.
  • Enseñar a diferenciar entre ataques verbales y autocontrol: Los docentes deben dejar que el niño sepa que entienden cómo se siente, que está bien hablar sobre eso y que le ayudarán. Es importante diferenciar entre decir cómo uno se siente con respecto a algo (autocontrol) y decirle a otra persona "lo que es" (ataque verbal).

Aprender a reconocer los signos de estrés y desajuste emocional en los niños

Los niños muestran muchos signos que indican estrés emocional:

  • Lloros y pataletas frecuentes y sin causa aparente.
  • Regresiones.
  • Hábitos nerviosos.
  • Alto nivel de irritabilidad.
  • Rechazar las normas y las rutinas.
  • Exceso de actividad, moverse sin parar.

Actuar con niños emocionalmente trastornados

Tratamiento de emergencia a corto plazo: Cuando llora, reconfortarlo.

Tratamiento a largo plazo: Descartar enfermedad o fecha significativa, encontrar la causa cooperando con los padres. Puede deberse a situaciones ambientales permanentes (normas, disciplina en el hogar, falta de afecto) o requerir la ayuda de un especialista.

Cualidades del docente ideal

Estas cualidades ayudan a conseguir un clima terapéutico en el aula, de especial importancia para los alumnos con dificultades afectivas:

  • Estabilidad: Poder predecir el comportamiento del docente.
  • Moderación: No esperar ni demasiado ni demasiado poco de los niños.
  • Valor y fuerza de carácter.
  • Confianza: Los niños responden a las expectativas de las personas que se ocupan de ellos.
  • Coherencia: Reconocer y aceptar los propios sentimientos.
  • Empatía: Ponerse en el lugar del alumno e identificar lo que el alumno está sintiendo.
  • Calidez: Permitirles saber a los alumnos que se siente bien con ellos y que piensa bien de ellos.
  • Reconocimiento: Saber disfrutar de los alumnos.

Estas cualidades no son fáciles de poseer. Estabilidad, entereza y moderación se adquieren con experiencia. Empatía, confianza, coherencia, calidez y reconocimiento pueden conseguirse con terapia.

Cómo afectan las dificultades emocionales a la lectura

Un niño sensible que se encuentra con una situación nueva, ve difícil el proceso de adaptación a las exigencias que implica y se siente amenazado. La presentación de un texto puede llegar a actuar como un estímulo condicionado:

  • Provoca ansiedad acompañada de una intensa reacción vegetativa.
  • El miedo puede llevarlo a la expectativa de fracaso.
  • La respuesta incondicionada de miedo a lo desconocido se asocia al material de lectura, convirtiéndose así en un estímulo condicionado.
  • Cada nuevo intento dará lugar a un incremento de ansiedad y tensión.

Dificultades emocionales concretas

Ansiedad: Afecta a la conciencia impidiendo pensar con claridad y utilizar la inteligencia eficazmente.

El niño deprimido: Teniendo buena capacidad intelectual, su rendimiento académico es pobre porque:

  • No es capaz de centrarse en el trabajo.
  • Rechaza todo tipo de esfuerzo.
  • Imaginación pobre.
  • Lentitud de ideas.
  • Preferencia por la soledad: Evita contactos sociales y pierde la oportunidad de aprender con los demás.

Privación afectiva: Puede producir inhibición intelectual.

Timidez: Pierde facultades cuando está en presencia de los demás, cuando se siente observado. La lectura en voz alta delante de todos será una actividad muy penosa para este tipo de alumnos.

Determinantes de la motivación

Entorno social, alumno y contexto escolar. El perfil motivacional del alumnado se va configurando gracias a la interacción dinámica de los determinantes señalados anteriormente (los comportamientos motivadores de los profesores necesitan persistencia y reiteración).

Beltrán pone el énfasis en los factores personales del aprendizaje considerando que la motivación está en el estudiante y no en la tarea: en sus conductas autodeterminadas, en sus mecanismos de automotivación y en la conveniencia de promover desde la escuela aprendizajes autorregulados y autónomos que favorezcan el desarrollo de verdaderas personas y no de sujetos dependientes.

Por otra parte, el alumnado muestra más interés cuando las situaciones de aprendizaje van encaminadas a satisfacer sus metas (que van desde la necesidad de sentir la aprobación de sus profesores y compañeros, al logro de unas notas escolares, pasando por el deseo de aprender algo útil y sin olvidar los aspectos lúdicos).

El alumnado con motivación intrínseca elige las actividades de forma óptima o en relación contextualizada con sus posibilidades y condicionantes. Cuando encontramos chicos que tienden a elegir tareas excesivamente fáciles o difíciles hay que preguntarse por qué; este desequilibrio puede ser personal del alumno o del ambiente educativo.

La motivación extrínseca, menos aconsejable para el trabajo escolar, se da con mucha frecuencia tanto a nivel escolar como familiar. Este tipo de motivación estaría promovida desde fuera, utilizando los premios y los castigos como reforzadores de la conducta. El alumno está muy pendiente de esa presión social, pendiente de la valoración o del castigo. Actúa, en muchas ocasiones, por evitación del castigo y disminuye la motivación para aprender, ese deseo perenne de aprender.

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