Epistemología Kantiana: La Revolución del Sujeto en el Conocimiento

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La Crítica de la Razón Pura

Immanuel Kant, en su periodo precrítico (1746-1770), desarrolla las bases para su pensamiento crítico, que culmina con la publicación de La Crítica de la Razón Pura en 1781. Este periodo se extiende hasta 1806. Su obra intenta establecer los límites de la razón humana y fundamentar la metafísica. El origen del libro se encuentra en la memoria que Kant escribe para acceder a la cátedra de filosofía. En ella, establece una diferencia crucial entre el conocimiento sensible y el inteligible.

Conocimiento Sensible e Inteleligible

El conocimiento sensible se relaciona con cómo las cosas aparecen al sujeto, es decir, cómo se nos muestran. El conocimiento inteligible, por otro lado, es la capacidad de los sujetos de atribuir aspectos a las cosas que no se pueden captar con los sentidos. En todo conocimiento, existe una parte que procede del objeto (la materia del conocimiento) y otra del sujeto (la forma del conocimiento).

Kant denomina noúmenos a los objetos del conocimiento que están más allá de la apariencia y que son objeto de la razón. Lo contrario son los fenómenos.

Fundamento Científico de la Metafísica

Kant intentó dar un fundamento científico a la metafísica, y con este propósito escribe La Crítica de la Razón Pura. En ella, propone separar el conocimiento sensible del inteligible. Hasta entonces, las teorías habían dado más importancia al objeto que al sujeto. Kant, en cambio, propone que el objeto gire alrededor del sujeto. Según él, la razón humana encuentra en la naturaleza solamente aquello que previamente ha puesto en ella. Es el objeto el que adopta las leyes del sujeto. Solo encontramos lo que esperamos, no la cosa en sí misma, que es incognoscible. Las cosas en sí mismas no se pueden conocer porque llevan añadido el espacio y el tiempo, que son aportaciones del sujeto. Kant llama a estas cosas en sí mismas noúmenos, y al resto, fenómenos.

La consecuencia de esto es que el sujeto se convierte en protagonista. A esta teoría se la llama idealismo trascendental, que sintetiza el racionalismo y el empirismo. Del racionalismo toma la idea de que la razón puede conocerlo todo, y del empirismo, que su límite es la experiencia. La Crítica de la Razón Pura comienza planteando tres preguntas fundamentales: ¿Qué puedo saber? ¿Qué debo hacer? ¿Qué me cabe esperar? Si se responden estas preguntas, se puede responder a la pregunta: ¿Quién soy yo?

Los Juicios

La razón humana tiene dos usos: uno teórico y otro práctico. La Crítica de la Razón Pura estudia el uso teórico, que explica cómo es posible el conocimiento científico. Para ello, utiliza tres ciencias: las matemáticas, la física y la metafísica. El conocimiento se compone de juicios, que son oraciones en las que se relaciona un sujeto y un predicado. Los juicios se clasifican en:

  • Analíticos: El predicado está incluido en el sujeto. Son universalmente verdaderos.
  • Sintéticos: El predicado no está incluido en el sujeto. Aportan contenidos nuevos, pero no son universales.

Según su relación con la experiencia, los juicios pueden ser:

  • A priori: Al margen de la experiencia (analíticos).
  • A posteriori: A partir de la experiencia (sintéticos).

Kant introduce el concepto de juicio sintético a priori, que aporta conocimiento universal y verdadero, necesario para la ciencia. No deriva de la experiencia, pero se aplica a ella. Las matemáticas y la física se basan en este tipo de juicios.

El Espacio y el Tiempo

La estética trascendental (el conocimiento que tenemos de los conceptos a priori que sirven para organizar la experiencia) es el estudio de la sensibilidad, la facultad humana que recibe las sensaciones (modificaciones del sujeto por la acción del objeto). Para Kant, el conocimiento inmediato de los objetos no es posible, ya que conocemos los fenómenos, en los que están presentes el espacio y el tiempo, que son formas puras de la sensibilidad. Todo objeto debe ser dado en un espacio y en un tiempo; ha de cumplir las condiciones que impone el sujeto. El resultado de aplicar estas condiciones a un objeto es el fenómeno, cuya materia la dan los sentidos y la forma, el espacio y el tiempo. Los juicios de las matemáticas son a priori y sintéticos, ya que las matemáticas se componen de aritmética y geometría, siendo la geometría el estudio del espacio y la aritmética, el estudio del tiempo.

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