Epistemología kantiana: Fenómenos, noúmenos y límites del conocimiento
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La función del entendimiento según Kant
(Esta pregunta tiene un valor de 2 puntos si se preguntara) La sensibilidad nos sitúa frente a una multiplicidad de fenómenos, frente a una variedad de impresiones en el espacio y en el tiempo. Pero percibir esos fenómenos (colores, formas…) no es, sin más, comprenderlos. ¿A qué facultad le corresponde, según Kant, comprender los fenómenos que antes hemos percibido? Si percibir es la función propia de la sensibilidad, comprender es la función propia del entendimiento.
¿Cuál es la doctrina que expone Kant en la Analítica Trascendental?
La función de comprender o entender se realiza mediante el uso de conceptos. Supongamos que estamos viendo un objeto familiar, un árbol, por ejemplo. Nuestros sentidos nos ofrecen ciertas impresiones sensibles (colores, formas, etc.) aquí y ahora. Si alguien nos pregunta qué estamos viendo, diremos: "un árbol". El ejemplo pone de manifiesto que comprender los fenómenos es poder referirlos a un concepto: "esto es una casa", "esto es un árbol", etc. Se observa, además, que esta actividad de referir los fenómenos a los conceptos se realiza siempre a través de un juicio: "Esto es un perro", "Un perro es un mamífero", etc. El entendimiento puede ser considerado como la facultad de los conceptos, o bien como la facultad de los juicios. Ambas caracterizaciones se implican mutuamente.
Los conceptos puros o categorías son condiciones trascendentales, necesarias, de nuestro conocimiento de los fenómenos. Esto significa que el entendimiento no puede pensar los fenómenos (que aparecen ante los sentidos y que son ordenados por espacio y tiempo) si no es aplicándoles estas categorías, y los fenómenos no pueden ser pensados sino de acuerdo con ellas. La exposición y la justificación de la función que desempeñan las categorías en el conocimiento es denominada por Kant "deducción trascendental de las categorías".
El Noúmeno en la filosofía kantiana
¿Qué es para Kant el Noúmeno? Hemos insistido repetidamente con Kant en que las categorías no son aplicables fuera de la experiencia, más allá de lo dado en el espacio y en el tiempo. Esto se denomina fenómeno (lo que aparece o se muestra al sujeto). Ahora bien, la idea misma de algo que aparece implica, correlativamente, la idea de algo que no aparece, la idea de algo en sí. El objeto, en tanto que aparece y es conocido, se denomina "fenómeno"; el correlato considerado al margen de su relación con la sensibilidad se llama "cosa en sí", o bien "noúmeno" (en la medida en que es algo solo inteligible).
Límites del conocimiento y el acceso al noúmeno
Kant concluye que no es posible el conocimiento de las "cosas en sí", de los noúmenos. Ahora bien, como carecemos de intuición intelectual (esta no sirve para constituir o crear conocimiento), y solo tenemos intuición sensible, nuestro conocimiento se halla limitado a los fenómenos, y, por consiguiente, el concepto de noúmeno queda como algo negativo, como límite de la experiencia, como límite de lo que puede ser conocido. No hay conocimiento de las cosas en sí, de los noúmenos. El acceso a las cosas en sí no se halla en la razón teórica, sino en la razón práctica, como veremos.
La imposibilidad de la metafísica como ciencia
¿Por qué la metafísica es imposible como conocimiento de realidades que están más allá de la experiencia? Imposibilidad de la metafísica como ciencia: La pregunta por la posibilidad de la metafísica, que tanto preocupa a Kant, es contestada negativamente en la dialéctica trascendental. La metafísica (entendida como conocimiento de realidades que están más allá de la experiencia) es imposible, ya que las categorías (conceptos puros) solamente pueden aplicarse legítimamente a los fenómenos, a los datos de los sentidos. La aplicación de las categorías fuera de la experiencia es lógicamente ilegítima y da lugar a errores e ilusiones. La misión de la dialéctica trascendental es mostrar que tales errores provienen de pasar por alto la distinción entre fenómeno y noúmeno (cosa en sí), y se convierte en una crítica del entendimiento y de la razón en su pretensión de alcanzar el conocimiento de las cosas en sí, de lo que está más allá de la experiencia. Pero si esta aplicación de las categorías es lógicamente ilegítima, sin embargo, se "justifica" como una tendencia inevitable de acuerdo con la naturaleza misma de la razón. La razón tiende inevitablemente a la búsqueda de lo incondicionado, a extender su conocimiento más allá de la experiencia, a hacerse preguntas y a formular respuestas acerca de Dios, del alma y del mundo como totalidad.
La razón como facultad de razonamiento
¿Cómo caracteriza Kant a la razón, en tanto que facultad que conecta unos juicios con otros, formando razonamientos? La razón: El conocimiento intelectual no se limita a formular juicios, sino que también conecta unos juicios con otros, formando raciocinios o razonamientos. Tomemos un ejemplo: "Todos los hombres son mortales"; "todos los investigadores son hombres"; luego, "todos los investigadores son mortales". Este sencillo silogismo nos muestra cómo la conclusión, el juicio "todos los investigadores son mortales", tiene su fundamento en un juicio más general, la premisa "todos los hombres son mortales". Nuestro razonamiento puede ir aún más lejos: cabría preguntarse por el fundamento de la premisa mayor, y así cabría el siguiente silogismo: "todos los animales son mortales"; "todos los hombres son animales"; luego, "todos los hombres son mortales". El juicio que en el primer silogismo está como fundamento de la conclusión aparece en el segundo fundado en un juicio más general aún: "todos los animales son mortales". Nuevamente podemos ir en busca de un juicio más general aún, que sirva de fundamento a la premisa mayor, y, puesto que los animales son una parte de los vivientes, podemos establecer el siguiente silogismo: "todos los vivientes son mortales"; "todos los animales son vivientes"; luego, "todos los animales son mortales", y así sucesivamente.
¿Qué hemos hecho en este ejemplo?
La respuesta es sencilla: la razón busca encontrar juicios cada vez más generales, que abarquen y sirvan de fundamento a una multiplicidad de juicios particulares. El juicio "Todos los animales son mortales" sirve de fundamento a muchos juicios ("los hombres son mortales", "los perros son mortales", etc.); el juicio "todos los vivientes son mortales" abarca juicios más generales aún ("los animales son mortales", "las plantas son mortales", etc.), sirviéndole de fundamento. La razón es, pues, de tal naturaleza que tiende a encontrar condiciones (hipótesis, leyes) cada vez más generales, que abarquen y expliquen un mayor número de fenómenos.