Epistemología de David Hume: La Crítica al Conocimiento y la Metafísica
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Epistemología o Teoría del Conocimiento
1. La Naturaleza Humana y su Límite: Punto de Partida
David Hume, conocido como el «filósofo de la naturaleza humana», se propuso construir una ciencia del hombre con el objetivo de desafiar la metafísica racionalista y, en última instancia, la religión. Esta ciencia serviría como base para una nueva ética fundamentada en principios empiristas.
Para Hume, el análisis de la naturaleza humana era crucial. Consideraba que el sentimiento y el instinto eran más fundamentales que la razón en la constitución del ser humano. La capacidad cognoscitiva de la razón se limitaba al ámbito de lo probable.
Sin embargo, la postura de Hume no era meramente negativa o destructiva. Al igual que John Locke, Hume reconocía la razón como una posible guía para el hombre, pero insistía en la importancia de establecer los límites del conocimiento racional para evitar caer en errores o supersticiones perjudiciales.
2. El Conocimiento Humano: Impresiones e Ideas
Hume se propuso investigar la capacidad del entendimiento humano utilizando métodos opuestos a los del racionalismo. Su punto de partida era que el conocimiento humano no se basa en verdades innatas o a priori, sino en un conjunto de creencias básicas o suposiciones sobre el mundo exterior.
Para Hume, la experiencia era el fundamento sólido de todas las ciencias. Ninguna ciencia digna de tal nombre debía recurrir a datos que pretendieran ir más allá de lo proporcionado por los sentidos. Hacerlo conduciría a especulaciones falsas e infundadas. Por lo tanto, el conocimiento científico era siempre aproximado y nunca definitivo.
Hume se dedicó a investigar el origen de nuestras ideas. Su primera conclusión fue que todos los contenidos de nuestra mente son “percepciones”. Estas percepciones se dividen en “impresiones” e “ideas”. Las percepciones son sensibles y su conocimiento se adquiere a través de los sentidos, que son la fuente primaria de conocimiento. La creencia surge de los sentidos y de la costumbre de observar la repetición de ciertos sucesos.
En palabras de Hume: «no es, por lo tanto, la razón la que es la guía de la vida, sino la costumbre». Las creencias, según Hume, surgen de la costumbre.
Los materiales básicos (los «átomos» de la mente) que nutren el conocimiento son las percepciones. Estas percepciones pueden ser:
- Impresiones: Son sensaciones o sentimientos (como oír, ver, sentir, amar, odiar, desear, querer) que se caracterizan por su viveza e intensidad. Son los datos inmediatos de la experiencia. En general, Hume entiende por “impresión” la excitación de los órganos de los sentidos por estímulos externos, así como las sensaciones que estas producen. Las impresiones pueden quedar grabadas en la memoria y luego ser recordadas.
- Ideas: Son recuerdos o imágenes mentales de sensaciones. Las ideas son siempre débiles y oscuras, y son copias de las impresiones. Toda idea debe derivar de su correspondiente impresión. Por lo tanto, una idea es una representación mental.
Las palabras, a su vez, representan ideas. Para determinar si una palabra tiene significado, es necesario identificar la idea que representa. Y para conocer la idea, hay que rastrear la impresión de la que procede. Hume niega la existencia de ideas abstractas. Solo existen ideas particulares que actúan como signos de otras ideas particulares similares.
3. Relaciones de Ideas y Cuestiones de Hecho
Hume establece una distinción fundamental entre lo que llamamos “hechos” y lo que denominamos “relaciones de ideas”.
- Hechos (cuestiones de hecho): Se refieren a la realidad física, sensible y material. Son las cosas que suceden en el mundo real.
- Relaciones entre ideas (cuestiones de razón): Se refieren a la conexión entre ideas construidas por el hombre.
Según Hume, las proposiciones sobre los hechos afirman algo, pero solo son probables. En cambio, las proposiciones sobre relaciones de ideas son absolutamente ciertas, pero no dicen nada “sobre lo que hay” (son tautológicas, es decir, no aportan información nueva).
Las proposiciones verdaderas sobre los hechos se basan en la experiencia, que es contingente (son así, pero podrían ser de otra manera). Las proposiciones verdaderas sobre relaciones entre ideas se basan en el principio de no contradicción (una cosa no puede ser “A” y “no A” al mismo tiempo), que es uno de los principios más básicos de la lógica y es universalmente válido.
4. Las Conexiones entre las Ideas
Según Hume, las formas principales en que asociamos ideas son: la semejanza, la contigüidad y la relación causa-efecto.
Asociamos por semejanza porque somos capaces de establecer analogías y comparaciones entre elementos similares. Asociamos por contigüidad en el tiempo y en el espacio (por ejemplo, una herida nos hace pensar en el dolor).
La relación de semejanza, cuando se aplica a cuestiones de razón (ideas simples) y no a cuestiones de hecho (cosas reales), posee la máxima certeza y constituye el dominio del conocimiento verdadero, es decir, de la ciencia.
La certeza de las proposiciones que se refieren a hechos no se basa en la conexión de semejanza de las ideas, ni en el principio de contradicción. Lo contrario de un hecho siempre es posible. Todos los razonamientos que se refieren a realidades o hechos se basan en la causalidad, en la relación causa-efecto. La tesis central de Hume es que la relación entre causa y efecto no puede ser conocida a priori, es decir, mediante el razonamiento puro, sino solo a través de la experiencia.
Nadie, al enfrentarse a un objeto por primera vez, puede descubrir sus causas y efectos antes de haberlos experimentado (por ejemplo, Adán, al ver el agua de un río por primera vez, no podía saber solo con mirarla que si se metía en ella se ahogaría). La conexión entre causa y efecto, incluso después de haber sido establecida por la experiencia, sigue siendo arbitraria y carente de necesidad objetiva. La experiencia solo nos enseña sobre los hechos que experimentamos en el presente o que hemos experimentado en el pasado. No nos enseña nada sobre el futuro. Que los acontecimientos hayan ocurrido de cierta manera hasta ahora no significa que siempre tengan que ser así.
5. Los Límites del Conocimiento: Crítica a la Idea de Sustancia - El Fenomenismo Escéptico
La inferencia causal solo es aceptable entre impresiones (por ejemplo, de la impresión actual de fuego puedo inferir la inminencia de una impresión de calor, porque fuego y calor se han presentado juntos repetidamente en la experiencia). Esto implica que podemos pasar de una impresión a otra, pero no de una impresión a algo de lo que nunca hemos tenido una impresión, una experiencia.
Surge entonces la pregunta: ¿de qué impresión se deriva la noción de sustancia? Al analizar la experiencia, Hume observa que la idea de sustancia no se deriva de ninguna impresión de sensación o de reflexión, ya que no encontramos en la experiencia ninguna sensación de “sustancia”. La noción de sustancia, por lo tanto, debe ser una colección de ideas simples unidas por la imaginación. Para Hume, la “sustancia” es solo un nombre (nominalismo) que se refiere a un conjunto o grupo de cualidades observables en los hechos u objetos.
Con esta tesis, Hume critica la metafísica cartesiana, que afirma categóricamente la existencia de una sustancia material (las cosas del mundo), una sustancia divina (Dios) y una sustancia pensante (yo).
a) Crítica a la Idea de Sustancia Material
Para Hume, cualquier cosa que percibimos está formada por un conjunto determinado de cualidades. Concebimos la sustancia material como un sustrato de una multiplicidad de cualidades. Sin embargo, lo único que captamos a través de las impresiones son esas cualidades, por lo que no podemos saber si a esa idea de sustancia material corresponde algo real. Lo real solo puede ser concebido como una multiplicidad de cualidades, de fenómenos (lo que aparece a los sentidos), sin que podamos saber racional y lógicamente si existe una sustancia material o no.
b) Crítica a la Idea de Sustancia Divina: Crítica a la Existencia de Dios
Otros autores empiristas, como Locke y Berkeley, habían fundamentado la existencia de Dios en la ley de causalidad. Para Hume, como hemos visto, esta inferencia es injustificable porque no nos lleva de una impresión a otra, sino de nuestras impresiones a Dios, que no es objeto de ninguna impresión. Hume no afirma que Dios no exista, sino que, si existe, no podemos conocerlo.
c) Crítica a la Idea de Sustancia Pensante o «Yo»
Con respecto a la idea del yo, Hume no puede aplicar su crítica a la idea de causalidad.
Hume critica la idea del yo argumentando que solo tenemos intuición de nuestras ideas e impresiones, y ninguna impresión es permanente, constante e invariable. Lo que captamos en nuestras impresiones es una sucesión de estados de conciencia, no una sustancia espiritual subyacente a ellas.