Episodios de la Guerra de las Galias: Sumisión y Estrategia
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II,5(4) CÉSAR ES INFORMADO DE… Ya que tuvo certeza por sus espías y por los remenses, cómo unidos los belgas venían todos contra él, y que estaban cerca, se anticipó con su ejército a pasar el río Aisne, donde remata el territorio remense, y allí fijó sus reales.
II,6(4) LOS REMOS, ACOSADOS… Como la noche los forzase a desistir del asalto, el gobernador de la plaza Iccio Remense, igualmente noble que bienquisto entre los suyos, uno de los que vinieron con la diputación de paz a César, le da aviso por sus mensajeros, «que si no envía socorro, ya no puede él aguantar más».
II,12(1-2) CÉSAR, TRAS LA HUIDA DE LOS BELGAS… Más asestadas sin dilación las galerías, formando el terraplén, y levantadas las bastidas; espantados los galos de la grandeza de aquellas máquinas, nunca vistas ni oídas, y de la presteza de los romanos en armarlas, envían diputados a César sobre la entrega, y a petición de los remenses alcanzan el perdón.
II,13(2-3) LOS ANCIANOS, NIÑOS Y MUJERES… Todos los ancianos saliendo de la ciudad con ademanes y voces, le hacían señas de que venían a rendírsele a discreción, ni querían más guerra con los romanos; asimismo, luego que se acercó al lugar y empezó a sentar el campo, los niños y las mujeres desde las almenas, tendidas las manos a su modo, pedían la paz a los romanos.
II,27(1-2) CON LA LLEGADA DE LAS LEGIONES… Con su llegada se trocaron tanto las suertes, que los nuestros, aun los más postrados de las heridas, apoyados sobre los escudos renovaron el combate; hasta los mismos furrieles, viendo consternados a los enemigos, con estar desarmados, se atrevían con los armados. Pues los caballeros, a trueque de borrar con proezas de valor la infamia de la huida, combatían en todas partes, por aventajarse a los soldados legionarios.
II,31(1-3) LOS ATUATUCOS, AL VER LAS EXTRAOR… Más cuando repararon que se movía y acercaba a las murallas, espantados del nuevo y desusado espectáculo, despacharon a César embajadores de paz, que hablaron de esta sustancia: «que no podían menos de creer que los romanos guerreaban asistidos de los dioses, cuando con tanta facilidad podían dar movimiento a máquinas de tanta elevación, y pelear tan de cerca; por tanto, se entregaban con todas las cosas en sus manos.
II,34(1) CÉSAR ES INFORMADO DEL SOMETIMIENTO… Al mismo tiempo Publio Craso, enviado por César con una legión a sujetar a los vénetos, únelos, osismios, curiosolitas, sesuvios, aulercos y reñeses, pueblos marítimos sobre la costa del Océano, le dio aviso cómo todos quedaban sujetos al Pueblo Romano.
II, 35(1) CONSECUENCIAS DE LA FAMA… Concluidas estas empresas y pacificada la Galia toda, fue tan célebre la fama de esta guerra divulgada hasta los bárbaros, que las naciones enviaban a porfía embajadores a César prometiéndole la obediencia y rehenes en prendas de su lealtad.
III, 6(2-3) CAMBIO EN LA SUERTE DEL COMBATE. Con eso, trocaba la suerte, cogiendo en medio a los que se imaginaban ya dueños de los reales, los van matando a diestro y siniestro; y muerta más de la 3ª parte de más de 30.000 bárbaros (que tantos fueron, según consta, los que asaltaron los reales), los restantes, atemorizados, son puestos en fuga, sin dejarlos hacer alto ni aun en las cumbres de los montes. Batidas así y desarmadas las tropas enemigas, se recogieron los nuestros a sus cuarteles y trincheras.