Envejecimiento y Subjetividad: Un análisis psicosocial de la adultez

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Factores Psicosociales de la Vida Adulta

Capítulo 6 - Carretero

La vida adulta está fundamentalmente marcada por acontecimientos sociales, cambios de roles, demandas y exigencias que emanan no tanto de las capacidades y características biológicas como de la asunción de importantes tareas sociales.

Una primera acepción de madurez la define como esa parte de la vida de un individuo que se extiende desde los 20-25 hasta los 60-65. El hombre maduro sería entonces aquella persona comprendida entre estos dos amplios límites de edad.

Modalidades de la Edad

Las modalidades que puede adquirir el fenómeno de la edad son:

  • Cronológica: tiempo pasado desde el nacimiento
  • Biológica: diversos niveles de madurez física
  • Psicológica: maduración de procesos cognitivos, emotivos
  • Funcional: capacidad de adaptación a las exigencias sociales
  • Social: roles, hábitos y expectativas respecto de la participación social

La madurez no es entonces principalmente ese período de la vida comprendido entre dos momentos cronológicos sino un conjunto de actividades y eventos que se suceden a lo largo de los años (no importa cuántos) y varían según las sociedades y los momentos de la historia. La madurez se caracteriza por la asunción de tres grandes bloques de roles: Esposo-a, padre-madre, trabajador-a y otros roles secundarios.

Fases y Tareas en la Vida Adulta

Se distinguen tres etapas:

Adultez Temprana (21-25 o 18-30 o 17-40)

Es una etapa de importantes cambios sociales en la vida profesional y familiar del individuo, la cual gira en torno a dos polos fundamentales: familia (con mayor incidencia en las mujeres) y trabajo (con mayor incidencia en los hombres).

Según Erikson, esta etapa en la que el joven adulto adquiere nuevos roles familiares se caracteriza por la búsqueda de la intimidad, el miedo al aislamiento y el desarrollo pleno de la genitalidad.

Fortalezas: la afiliación y el amor.

Adultez Media

Entre la adultez temprana y la adultez media, hay un período de transición especialmente crítico como consecuencia de la proximidad del Ecuador de la vida.

Es un período en el que se mira para atrás y se ve qué se hizo con los sueños, proyectos.

Características: declive físico, satisfacción matrimonial baja, cambio de ocupación, muerte de los padres y adolescencia de los hijos.

Es una fase de intensa reevaluación sobre los polos de la existencia: lo joven y lo viejo, la mortalidad y la creación, el apego y el desprendimiento. Esta crisis alcanza al 80% de las personas entre 39/45 años y surge de la comparación de los sueños con la realidad.

Manifestaciones de la crisis:

  1. Sentimiento personal de una fisura interna sin expresión externa
  2. Renuncia a la última estructura y comienzo de una nueva vida
  3. Síntomas físicos tales como infarto, alteraciones de sueño, más bebida, etc.

Según Erikson, es la etapa de la generatividad, la productividad y creatividad, de los logros intelectuales más importantes. Es el período en el que se consigue la plena autorrealización.

Adultez Tardía (40/55)

Según Levinson, es el período de transición hacia la tercera edad caracterizado por la experiencia del declinar del propio cuerpo y el paso al estatus de viejo.

Para Erikson, es la octava y última etapa “Madurez”, que se caracteriza por la seguridad y amor postnarcisista del yo, aceptación del propio ciclo de vida como algo irrenunciable, integridad del propio y único yo frente a la desesperación que pueda producir el incuestionable final.

Fortalezas: renunciamiento y sabiduría.

Desde una perspectiva psicosocial, se pone de manifiesto cómo y en qué medida la adecuada adaptación o no a los roles, la aceptación o rechazo de las normas de edad, la adecuación o desajuste cronológico a las demandas y exigencias sociales del estatus de edad afectan a la personalidad del sujeto.

Relaciones de Amistad y Matrimonio

Relaciones íntimas y poco extensas (en cuanto al número de protagonistas)

Amistad

Se extiende a lo largo de toda la vida. Los amigos tienen especial relevancia en algunas etapas de la vida, por ejemplo, en la adolescencia. En la madurez, hay una reducción en el número de amigos como consecuencia de la preocupación por nuestros asuntos, nuestra realidad de vida de familia y laboral. Los amigos se eligen por: a) semejanza, b) reciprocidad, c) ayuda y d) confianza. Las mujeres le dan más importancia a la reciprocidad que a la confianza.

Matrimonio

Evento por excelencia entendido como vida afectiva y sexual en común entre dos personas de distinto o del mismo sexo (y la paternidad).

El incremento en las expectativas de vida, la participación de las mujeres en el trabajo, los avances científicos, la flexibilización de ciertos principios legales y la posibilidad de actuar fuera del marco religioso han marcado un cambio radical en la concepción del matrimonio. Se busca ayuda en la crianza de los hijos, apoyo emocional, negociación en la planificación familiar.

La elección de la pareja se rige por el principio de la semejanza, lo que conduce a la formación de parejas afines en todos los aspectos.

Según una secuencia normativa, la cual evitaría complicaciones en la vida matrimonial, la cronología de eventos sería: 1. Finalización de estudios 2. Logro de trabajo 3. Matrimonio. Un fuerte desvío cronológico puede conducir a importantes desórdenes psicosociales. Esto se corrobora con el caso de los “Matrimonios tempranos”: alta inestabilidad matrimonial, alta tasa de divorcio, escasos recursos materiales, hijos por encima de la media, bajas aspiraciones educativas de los hijos. Hay investigaciones que dicen que los casados son más felices y que en caso de divorcio existe un mayor índice de mortalidad.

Divorcio

Según Kelly, las causas son:

  1. Factores socioeconómicos y de edad. Relación inversa entre divorcio y nivel de ingresos, educación y edad del primer matrimonio.
  2. Embarazo previo al matrimonio
  3. Inestabilidad del empleo
  4. Si son hijos de divorciados, tienen mayor probabilidad

Paternidad

Con los hijos se entra como miembro de pleno derecho en este período del ciclo vital. Considerada como el hecho y la característica central de la madurez ya que es el imperativo parental el que define la organización de la vida familiar y social.

Imperativo parental: cuidado de los hijos, responsabilidad de ser y sentirse su máximo responsable, necesidad de modificar su modo de vida para garantizar su bienestar, darles seguridad física, emocional y económica. Sacrificio y renuncia necesaria para la pervivencia y el bienestar del sistema social y de la especie. Reducción de la actividad social, incremento de los quehaceres domésticos, costos adicionales, mengua en la atracción sexual en mujeres y tensión en la pareja.

Según investigaciones la llegada del bebé es causa de las principales fricciones entre la pareja. Las esposas sin hijos parecen más satisfechas que las que los tienen.

Trabajo

Llena de contenido las aspiraciones vocacionales. La ocupación juega un papel decisivo en los sentimientos de identidad y de autoestima o de frustración de acuerdo a la relación entre expectativa vocacional y ocupación real. Es una necesidad de autorrealización personal, un rol que se espera de quienes llegan a determinada edad, es una demanda social, un mecanismo de imprescindible adaptación a la dinámica del consumo y a la calidad de vida. Es un mecanismo de supervivencia.

Motivaciones

  1. Fuente de ingresos (algunos siguen trabajando aunque tengan asegurada su existencia)
  2. Satisface necesidad de actividad física e intelectual. Mantiene interesada a la gente
  3. Organizador de nuestra experiencia
  4. Tendencia de dominio y manipulación del medio
  5. La gente es identificada por lo que hace y no por lo que es
  6. Da sentido, significado y gratifica
  7. Sentimiento de utilidad y de proyección
  8. Germen de experiencias emocionales satisfacción por éxito o frustración

La socialización profesional implica consolidar el puesto de trabajo y la superación de las diversas fases de la carrera profesional, tareas que requieren un aprendizaje sobre cómo tratar a los compañeros de trabajo, cómo responder a la autoridad, etc.

Conclusiones

  1. Vida adulta: condicionamiento marcadamente social definido por eventos y tareas delimitadas y enclavadas en distintos niveles de edad según las sociedades.
  2. Estos eventos y tareas son múltiples y variadas. La vida familiar y ocupacional son las que se convierten en centro y preocupación de la vida adulta
  3. Período de consolidación y afianzamiento en la esfera emocional (matrimonio), profesional (carrera) y social (estatus social)
  4. Desde una perspectiva psicosocial, se pone de manifiesto cómo la adecuada o no adaptación a los roles, la aceptación o no de las normas de edad, la adecuación o desajuste cronológico de las demandas sociales provenientes de la pertenencia a un estatus de edad afectan a la personalidad del sujeto.
  5. El matrimonio y el divorcio, la paternidad, la ausencia de hijos, el trabajo y el paro ejercen mucha influencia sobre el funcionamiento psicológico del sujeto.

Género, Psicoanálisis, Subjetividad: Burín

Los estudios de género han enfatizado la construcción de la subjetividad femenina como un proceso multideterminado, que fue sufriendo variadas transformaciones a lo largo del tiempo y de los distintos grupos de mujeres.

Burín sostiene que nuestra cultura ha identificado a las mujeres en tanto sujetos, con roles como el de esposa (docilidad, comprensión, generosidad), ama de casa (disposición sumisa para servir, receptividad y ciertos modos inhibidos de agresividad para dirigir la vida doméstica), madre (amor, altruismo, capacidad de contención emocional).

Pero, con el paso del tiempo, se produjo el fenómeno inverso. Estos roles de género femenino, en lugar de garantizar la salud mental de las mujeres, empezó a provocar situaciones de malestar psíquico que las ponía en situación de riesgo y derivó en una crisis de la subjetividad femenina debido a numerosos cambios en la sociedad. Cambios: multiplicación de escuelas y espacios recreativos para niños fuera del hogar, avances de la tecnología que invisibilizaron las tareas domésticas como fruto personal de las mujeres, la difusión de anticonceptivos que otorgó mayor libertad a la sexualidad femenina e hizo que ya no se circunscribiera al escenario doméstico y a la reproducción, el hecho de que muchas mujeres empezaran a trabajar fuera del hogar y ganar su propio dinero. Todos estos factores le quitaron a los roles femeninos tradicionales el valor y el sentido social que siempre habían tenido.

Las mujeres comenzaron a sentir que su poder afectivo perdía significación, especialmente a partir de que teorías psicológicas lo cuestionaban y daban cuenta de los abusos, fallas e incumplimiento de las mujeres en el ejercicio de ese poder. Estas teorías comenzaron a restarle poder al rol materno e intentaron combinarlo y relativizarlo al poder paterno (por ej., ley del padre, ley fálica, de corte psicoanalítico; hipótesis sobre familias enfermantes o disfuncionales, desde las perspectivas sistémicas).

La decepción resultante de esa pérdida de poder generó en las mujeres de mediana edad una crisis, una ruptura con su equilibrio anterior acompañada por un sentimiento de padecimiento. La mujer, como un sujeto crítico respecto de su vida anterior, comenzó a reflexionar sobre sí misma y evaluar negativamente su pasado. Por ejemplo, cuando los hijos ya maduros se alejaban del hogar, se preguntaban: ¿Y ahora qué? ¿Esto es todo?

Estas preguntas se configuraron como expresión de una puesta en crisis del sentido centralizado que habían otorgado en sus vidas a los roles de madre, esposa y ama de casa. Estas preguntas se configuraron como expresión de una puesta en crisis del sentido centralizado que habían otorgado en sus vidas a los roles tradicionales y también como un duelo que debía realizar por la pérdida de roles de género, por la pérdida de su juventud, de su cuerpo juvenil, de su capacidad procreativa y de sus ideales. Se han descrito verdaderos cuadros clínicos asociados a estados depresivos como “síndrome del nido vacío”, “depresión de las mujeres de mediana edad”, “neurosis del ama de casa”.

Burín diferencia 3 mujeres:

  • Tradicionales: son aquellas que basan su subjetividad en los roles de género tradicionales, por ejemplo: ama de casa, madre y esposa. Despliegan un vínculo materno-filial de máxima intimidad corporal e identificación con las necesidades de sus hijos pequeños y adolescentes, encontrando en este vínculo un efecto protector. Pero, cuando los hijos se van, les es muy difícil tramitar esta separación (estados tóxicos: imposibilidad de transformar una cantidad de libido disponible en algo cuantificable, que tenga significación para el sujeto).
  • Innovadoras: no adhieren al modelo cultural tradicional sino que se han propuesto innovaciones a lo largo de su vida. Aceptan los estados de tensión y conflicto resultantes de su elección y cuestionamiento. Estas mujeres le dan importancia al tiempo, al espacio y al dinero propio.
  • Transicionales: son el grupo mayoritario. En el desempeño laboral reconocen los límites del techo de cristal y realizan enormes esfuerzos en el intento de superar esas limitaciones, utilizando diversos recursos. En su mayoría, uno de los defectos de tal esfuerzo consiste en padecer de estrés laboral.

Burín hace referencia al “Techo de cristal” como una superficie superior invisible en la carrera laboral de las mujeres, difícil de traspasar y que les impide seguir avanzando. Su invisibilidad está dada por el hecho de que no existen leyes ni dispositivos sociales establecidos ni códigos visibles que impongan a las mujeres semejante limitación, sino que está construido sobre la base de otros rasgos que, por ser invisibles, son difíciles de detectar.

Burín agrega que, como límite, se gesta en la temprana infancia y adquiere una dimensión más relevante a partir de la pubertad.

Algunos rasgos que nuestra cultura ha construido para configurarlo son:

  • Las responsabilidades domésticas
  • El nivel de exigencias
  • Los estereotipos sociales acerca de las mujeres y el poder
  • La percepción que tienen de sí mismas las propias mujeres
  • El principio de logro
  • Los ideales juveniles

Las crisis pueden ser vividas en:

  • Sentido Positivo: cuando las crisis llevan a una situación de reflexión y juicio crítico acerca de las condiciones en que ha transcurrido su vida.
  • Sentido Negativo: cuando se vive una situación plena de padecimiento, el sentimiento dominante es el dolor y la pena por las pérdidas. Da origen al resentimiento, ya que se vive la mediana edad como una pérdida porque se cree que lo mejor ya ha transcurrido. Algunas mujeres se deprimen, otras tienen adicciones (a los psicofármacos para poder soportar el dolor y el status quo). La mujer se coloca como padeciente.

Capítulo 1 - Viejismo - Los Prejuicios Contra la Vejez - Salvarezza

1. Las dos teorías

El grado de conflicto y las conductas defensivas que adoptemos frente a la vejez, dependerá de nuestra ideología, determinada por nuestra inserción sociocultural; y sólo será observable a través de la conducta y el trato hacia los viejos. Es importante tomar consciencia de ella ya que la situación vital de los viejos está en nuestras manos.

Existen dos teorías que enfocan el tema de la vejez de manera contrapuesta:

1) Teoría del Desapego (1961 - EE. UU. - Cummings y Henry)

Postula que a medida que el sujeto envejece hay una reducción del interés vital por las actividades y objetos que lo rodean, lo cual lo lleva a apartarse de toda interacción social.

Este es un proceso universal, inevitable (apoyado en procesos psicobiológicos) e intrínseco. Este desapego cumple además una función social importante ya que aleja naturalmente a los viejos de la vida laboral permitiendo a los más jóvenes acceder a ella. Con esto, la conducta aconsejable para con un viejo es inducirlo a un apartamiento progresivo de sus actividades.

Esta teoría ha sido muy criticada y a partir de los puntos salientes de estas críticas se conforma la segunda teoría:

2) Teoría del Apego

Sostiene que la separación o el aislamiento deben ser comprendidos como formando parte de una patología, ya que el hombre por naturaleza necesita satisfacer necesidades o deseos dentro de relaciones objetales, en un contexto humano, en relación con el otro.

En cuanto a la declinación de capacidades sensorio-motrices (a la que apela la primera teoría como motivo fundamental del desapego), el secreto de un buen envejecer estará dado por la capacidad que tenga el sujeto de aceptar esas declinaciones sin insistir en mantenerse joven a cualquier precio. Esta conducta (vejez vs. querer verse joven) se apoya en que la gerontología no ha definido aún a la vejez desvinculada de aspectos deficitarios.

Esta teoría nos indica que aconsejemos a los viejos mantenerse apegados a sus objetos y actividades o encontrarles sustitutivos para ello.

2. Prejuicios contra la vejez

Butler fue el primero en prestar atención a las conductas negativas hacia los viejos, lo que lo llevó a acuñar el término ageism = viejismo: “Prejuicio de la gente joven hacia la gente vieja”. Subyacen en el viejismo dos cuestiones:

  1. Miedo a envejecer, lo que nos lleva a distanciarnos de los mayores.
  2. Un narcisismo corrosivo, incapacidad de aceptar nuestro destino futuro.

Otra definición: “Conjunto de prejuicios, estereotipos y discriminaciones que se aplican a los viejos simplemente en función de su edad”.

El viejismo es una conducta social compleja enraizada en condiciones históricas, culturales, sociales, psicológicas e ideológicas basadas en un estereotipo; pero, a pesar de ello, se tiende a hacer responsable al viejo por su situación, es decir, se culpabiliza a la víctima por ello. Por ejemplo: si el viejo está aburrido, el estereotipo dirá que es un problema del viejo porque los viejos no son creativos y son perezosos.

Esto se relaciona con la discapacidad que poseemos para comprender a la gente dentro de los contextos en los cuales se estructuran.

También se le da al concepto de Viejismo la categoría de creencia, lo cual permite entender la fuerza que tiene para los sujetos prejuiciosos, en tanto le confiere la condición de realidad psíquica al prejuicio lo cual se traduce en desconsideraciones y discriminaciones.

El problema reside en que hasta que no se haga consciente el prejuicio que determina las creencias, éste no podrá abandonarse y el abandono de las creencias implica un duelo que no todos están dispuestos a hacer.

Hay que distinguir el término gerontofobia de viejismo, ya que el primero alude a una conducta más rara de temor u odio irracional hacia los viejos, de manera que es menos abarcativa y debe ser incluida dentro de viejismo.

Butler señala otro factor: La propensión humana de hostilidad hacia los discapacitados con los cuales son identificados los viejos. Esto se debe al temor de que eso que le pasa a los viejos pueda pasarme a mí, por lo tanto o debo escaparme o luchar en su contra. Estas conductas también son irracionales, están estructuradas sobre prejuicios, están ampliamente extendidas entre médicos y psicólogos, lo cual les brinda las bases para explicar la teoría de desapego. La mayoría de los psicólogos y psiquiatras consideran a los viejos menos interesantes como pacientes.

Existe otro tipo de prejuicio: Vejez es igual a enfermedad

El prejuicio más común contra la vejez es el de que los viejos son todos enfermos o discapacitados. Muchas personas afirman en base a estereotipos que la gran mayoría de los viejos pasan mucho tiempo en la cama por enfermedades, o que tienen muchos accidentes en el hogar o que desarrollan infecciones fácilmente. Esto resulta en una fuerte sinonimia viejo = enfermo, prejuicio que hasta llega a internalizarse en los propios viejos, aunque las estadísticas indiquen que sólo 1 de cada 4 está enfermo.

Para dilucidar este prejuicio es necesario definir salud desde una perspectiva funcional de la salud y no desde la perspectiva del modelo médico tradicional (salud = ausencia de patología).

Así, la definición alternativa de la salud de los viejos según su nivel de funcionamiento sería: “La salud de los viejos es mejor que sea medida en términos de función, teniendo en cuenta el monto de servicios que el viejo requiere de la comunidad”. De esta manera, las cosas que un viejo puede hacer son indicadoras de su grado de salud.

Esta concepción lleva a considerar que el diagnóstico funcional es uno de los más importantes elementos a ser introducidos en la geriatría y, entonces, la distinción debe hacerse entre impedimento (anormalidad psicológica o fisiológica que no interfiere con la capacidad vital) y discapacidad (condición que provoca total o parcial limitación de las actividades).

Hay que aclarar que es innegable el hecho de que con la edad los impedimentos y las enfermedades crecen constantemente; pero la introducción del modelo funcional permite interpretar las estadísticas de manera distinta a como lo haría el modelo médico y demuestra que la vejez no es una enfermedad en sí misma, sino que ésta puede influir negativamente sobre la primera.

No se sabe a ciencia cierta cuáles son los factores que determinan el proceso de envejecimiento y, teniendo en cuenta la variación de los procesos individuales de envejecimiento, se verá que la discrepancia estará sujeta a la inter-concurrencia de factores patológicos o a la exposición al sol, alcohol, cigarrillo, etc.; pero de ninguna manera se puede atribuir al envejecimiento mismo.

Capítulo 2. Factores Biológicos y Sociales que Inciden en la Psicología del Envejecimiento

Se plantea la imposibilidad de generalización en torno a conceptos o temas de investigación gerontológica si se tiene en cuenta el criterio de dispersión (es más probable que se computen conductas de recién nacidos como universales a que se computen conductas universales para viejos de 70).

Lo más indicado sería entonces realizar estudios de tipo LONGITUDINAL que permitan el seguimiento durante la mayor parte de la vida, pero esto sería prácticamente imposible.

Se recurre entonces al método TRANSVERSAL (compara una o varias funciones en grupos de igual edad cronológica), que resulta el menos confiable ya que no tiene en cuenta variables históricas. Por su parte, el método TRANSCULTURAL (compara variables entre distintas culturas) no contempla la variante social.

También debe considerarse el ambiente en el que se realiza el muestreo, ya que se tiende a sacar conclusiones basadas en consultorios privados sobre pacientes enfermos que luego son extrapolados a poblaciones sanas.

Para entender al envejecimiento como proceso de transición hacia la vejez, es necesario conceptualizar las diferencias entre mediana edad y edad media de la vida (Jacques, 1966), estadio de la vida que comienza a los 35 años (actualmente sería desde los 45 a los 60).

Para gran parte de la gente, la mediana edad es la época de la autorrealización y gratificación, pero es también la que marca el paso hacia la vejez.

A partir de estudios longitudinales, transversales y transculturales se han detectado algunos rasgos característicos de esta etapa:

1) Incremento de la interioridad (Neugarten, 1970)

Fenómeno universal. Énfasis en la introspección y en el balance vital con un intento de re-evaluar el self, movimiento desde el mundo externo al interno. Este repliegue puede tener características de reminiscencia o de nostalgia. El narcisismo aparece como una consecuencia del incremento de la interioridad y no como la causa.

2) Cambio en la percepción del paso del tiempo

Las personas tienen dificultad para registrar desde sí mismas el paso del tiempo. Cuando esto ocurre, se empieza a registrar el tiempo en función de lo que falta vivir (finitud), y esto produce situaciones conflictivas que suelen acarrear desajustes en las conductas de los sujetos; cambios en su forma de vestir, en hábitos (viejo verde), intentos compulsivos por permanecer jóvenes, hipocondríacos, frecuencia de preocupación religiosa, etc.

3) Personalización de la muerte

La muerte de pares y amigos hace que ésta se convierta en una posibilidad real para uno mismo, la percepción de la propia muerte, que trae acarreada la toma de conciencia de la existencia de odio e impulsos autodestructivos (operatividad de pulsión de muerte de Freud).

4) La trascendencia

La toma de conciencia de la finitud se traduce en la necesidad de una búsqueda personal de trascendencia, que Erikson denomina Generatividad: explica el amor del hombre por aquello que ha creado, sus obras e ideas (además de sus hijos) que son lo que lo harán trascender y le permitirán la creación de herederos sociales.

Distintos tipos de envejecimiento

Crisis de la mediana edad: Características

  • El sujeto que envejece debe adaptarse no sólo al medio, sino a su propia vejez, lo que produce una reacción de rechazo a admitir el envejecimiento de las capacidades intelectuales, físicas, etc.
  • El sujeto puede sentirse inferior a los más jóvenes.
  • Puede mostrarse agresivo, impaciente, autoritario y crítico.
  • Temor a cambios corporales, con disfunciones sexuales lo llevan a promiscuidad sexual.

Factores Psicológicos en el envejecimiento

Muchas teorías se proponen explicar el envejecimiento psicológico.

Erikson plantea que, en la edad que nos ocupa, el conflicto está dado por la generatividad vs. aislamiento. Salvarezza encuentra este postulado generalizador y abarcativo y no explicativo del destino personal y subjetivo de cada envejecimiento.

El psicoanálisis es quien mejor explicaría el proceso de envejecimiento si se toma en cuenta tanto la estructura de la personalidad (constitucional + disposicional) y la acción de factores biológicos y sociales sobre ella.

Factores Biológicos en el envejecimiento

Existe modificaciones fisiológicas (alteraciones oculares, auditivas, incremento de fatiga muscular, baja en la velocidad de respuesta cognitiva y motora, etc.) que tendrán repercusiones personales y serán vividas de manera diferente por cada individuo dependiendo de la personalidad previa de cada uno y del rol socio-económico que desempeñe.

Las combinaciones de personalidades, profesiones y roles sociales multiplican las posibilidades, con lo cual es imposible generalizar.

Factores sociales

Los viejos son discriminados por su edad: prejuicio del viejismo. Las personas víctimas del viejismo se consideran, desde el punto de vista social, como enfermas, seniles, deprimidas, asexuadas, etc. Todo esto hace que no suelan tenerse en cuenta las necesidades ni económicas ni sociales de los viejos e ignoremos sus problemas físicos y mentales.

La teoría del desapego da cuenta del distanciamiento social de los viejos por culpa de la falta de oportunidades que la sociedad da a los viejos. Más tarde se contrapuso la teoría de la actividad como la más favorable para los viejos. Neugarten dirá luego que ambas teorías caen en el error al omitir aspectos previos de la personalidad, ocupación previa, actividad y roles sociales, etc.

Los factores psicológicos, biológicos y sociales, más que ser pensados como actuando unos sobre otros, deben ser observados en la totalidad de su interacción y en las resultantes. Entendiendo por esto al envejecimiento individual, de nada sirven entonces las generalizaciones.

Capítulo 4. Narcisismo en la Vejez

Salvarezza centra el estudio en el concepto de autoestima y en su relación estructural con el concepto de ideal y en ese contexto define al narcisismo como la valoración que un sujeto hace de sí mismo colocado dentro de una escala de valores en cuyo extremo más alto está el ideal y en cuyo extremo más bajo el negativo de ese ideal.

La ubicación en ella dará la medida de la autoestima, la cual podrá observarse tanto en las conductas instrumentales como normativas de los sujetos.

Salvarezza no cree que haya un incremento del narcisismo, en todo caso lo que hay que ver es cómo se reordena el narcisismo de cada uno, y esto se observa muy bien en la construcción de las historias de vida. Por ejemplo, hace unos días se publicó en un diario un artículo de un señor que aparecía como un héroe de la guerra de Vietnam en los Estados Unidos, y era alguien que había usurpado la figura y la personalidad de su hermano, que era quien efectivamente había estado allí y había ganado las medallas. Él se había apropiado de todo esto, había construido su historia de vida siendo un héroe de Vietnam, lo cual no era cierto. Esto está impulsado por el narcisismo, o una forma del narcisismo, que hacía que este señor se presentara de esta manera. A mí me parece que es más amplio poder pensarlo dentro del incremento de la interioridad, y tomar el narcisismo como una de las variables del movimiento del sujeto en relación con los otros.

El narcisismo de la población vieja está permanentemente acuciado o amenazado con la visión negativa que la sociedad tiene de ellos. De manera que, para poder sobreponerse a esto hay que tener un narcisismo que esté muy bien arraigado en situaciones vitales internas, y suficiente autoestima como para poder seguir adelante.

Es muy difícil manejarse en una sociedad donde uno es señalado como el otro, como el distinto, y como el que tiene que estar en otro lugar. Lo que hay que pensar es cómo se regula la autoestima ligada con el narcisismo. Nos encontramos con muchas personas que lo pueden hacer desde adentro, recurriendo a los valores internos, que tienen bien arraigados por las razones que fueren, mientras que hay otras que están permanentemente sometidas a la mirada del otro; cómo está, lo que hace, por qué lo hace. Es distinta la posibilidad de regulación del narcisismo si queda librado a lo de adentro o si queda librado permanentemente a la mirada del otro de afuera. Este segundo caso va a exigir un trabajo muy grande del aparato psíquico, como para estar continuamente luchando contra la aparición de los elementos que nos van a determinar como negativos. Una de las formas en que se construye la identidad es a través de una escala de valores narcisistas, que es una escala de movimiento en cuyo punto máximo está lo que uno quiere ser, lo que debe ser y en el otro punto máximo está el negativo de ese ideal.

De un lado está el ideal y del otro el negativo de ese ideal. Aquel que necesita la mirada de afuera, está indisolublemente sometido a la necesidad de hacer y actuar esta situación para verse colocado en el lugar del ideal, porque si no se coloca en ese lugar cae en el negativo del ideal y esto puede producir un desbarranque depresivo, melancólico serio.

Es como aquellas mujeres que construyen su ideal en el hecho de sentirse amadas y deseadas, si la regulación la tienen que hacer con el afuera, constantemente van a tener que buscar objetos donde se vean deseadas y amadas, lo cual es un trabajo infernal que puede tener consecuencias muy serias. Si esto se puede regular desde adentro el funcionamiento es totalmente distinto.

Como los viejos están sometidos a los prejuicios viejistas, están permanentemente teniendo que confrontarse con el hecho de ser raleados, negados, desconsiderados y esto los ubica en un equilibrio narcisista inestable.

2. Teoría del desapego

En 1961, Cummings y Henry postularon la teoría del desapego. De acuerdo con esta teoría, a medida que el sujeto envejece se produce una reducción de su interés vital por las actividades y objetos que lo rodean, lo cual va generando un sistemático apartamiento de toda clase de interacción social. Este proceso es para los autores un desarrollo normal, deseado y buscado por él, apoyado en el lógico declinar de sus capacidades sensorio motrices, lo cual le permite una redistribución adecuada de sus mermadas reservas sobre menos objetos, pero más significativos para el sujeto. Al mismo tiempo, este distanciamiento afectivo lo pone a cubierto de confrontaciones con objetos y situaciones que le plantean problemas de difícil solución, y que cuando no puede hallarla le engendran cuadros de angustia.

Este proceso es para los autores:

  • Universal
  • Intrínseco
  • Inevitable

Este desapego cumple un rol social al no interferir en un adecuado desarrollo de las generaciones jóvenes. Creyendo en esta teoría uno se inclina a adoptar una política de segregación o de indiferencia hacia los viejos o a desarrollar una actitud de que la vejez no tiene valor.

Entre las muchas críticas a la teoría del desapego, creo que una importante es que no ha podido desprenderse de las ataduras ideológicas de una sociedad individualista y competitiva como la americana. (Ver Iacub y crítica).

3. Teoría de la actividad o apego

En contraposición a la teoría del desapego, el estudio Carp (1966) sugiere que algunas conductas de los viejos son más el resultado de conductas adversas del entorno que intrínsecas.

En 1973, Maddox sostuvo que los viejos deben permanecer activos tanto tiempo como les sea posible y que cuando ciertas actividades ya no son posibles, deben buscarse actividades sustitutas.

Bleger dice: “El hombre aislado es un problema, no un ideal; por lo tanto mal puede argüirse el apartamiento y el desapego como un proceso intrínseco y deseado. Los procesos intrínsecos puros no existen en las personas”.

Las conductas son el resultado de la relación dialéctica entre el ser humano, su entorno y su contexto histórico social. Toda posibilidad de ser en un entorno humano, es ser con otros, con otros que nos hablan, nos tocan, nos acarician, nos confirman. Toda satisfacción de necesidades y deseos es provista sólo en el marco de estas relaciones objetales y la separación o el aislamiento son creadores de patología como así también producto del prejuicio y segregación contra los viejos de ciertas estructuras sociales.

Cuando se invoca la disminución de las capacidades sensoriomotrices como el argumento que sostiene la teoría del desapego, se está cometiendo el error tan común de juzgar la posibilidad de satisfacción que obtienen los viejos de sus actividades con la óptica comparativa de las personas más jóvenes.

Salvarezza afirma que:”la única posibilidad de éxito es luchar contra el enemigo presente y no contra el fantasma del pasado”

Y concluye ”Personalmente no tengo ninguna duda que la teoría del apego es la correcta, y la que hay que tratar de utilizar operativamente, pero tampoco tengo dudas de que la otra es  la más arraigada y extendida, conciente o inconcientemente, en todos los estratos de nuestra sociedad  y que produce un fenómeno que, parafraseando la teoría, podríamos llamar de desapego hacia los viejos.

4-Viejismo

R. Butler, científico norteamericano describió en 1973, un conjunto de actitudes negativas que él veía en la sociedad con respecto a los viejos. Este fenómeno fue muy estudiado en nuestro país por L. Salvarezza quien lo llamó "viejismo".

 Y este viejismo significa rechazo, tendencia a la marginalización, temor, desagrado, negación, agresión, todas actitudes ligadas entre sí, y que operan discriminando a la persona que envejece.

El viejismo es un prejuicio, esto es una actitud no pensada sino incorporada a través de los años y trasmitida en tanto por la cultura. Podemos si decir que no es una actitud general pero si muy frecuente, depende en mucho de las identificaciones que desde pequeños hacemos con nuestros mayores.

La gerontofobia si bien relacionada con este prejuicio, es una actitud fóbica, es decir un síntoma que depende de desplazamientos de fuertes temores, con causas personales, por vivencias individuales, sobre los viejos.

Varios factores refuerzan el viejismo: se lo ve al envejescente declinar físicamente, ya no son portadores de lo que esta sociedad consumista levanta como modelos que giran alrededor del "tener": belleza corporal, poderío físico, despliegue de objetos valiosos. Ya no son productivos, lo que equivale en esta sociedad a no ser útiles. La tecnología rápidamente cambiante va reemplazando los "cuentos del abuelo"tan ricos en contenidos de experiencia vivida como en contacto afectivo. Ahora los niños están más atentos a la televisión y a la computadora o a los videos.

Por otra parte, los envejescentes marcan y recuerdan el paso del tiempo que es inexorable y del cual ningún ser viviente puede escapar y esto causa primero molestia y luego desencadena angustia, temor (a la vejez, a la muerte) y sabemos que el temor genera hostilidad y negación.

No queremos ver eso que genera miedo y esto en gran medida está conformado por el desconocimiento. Y no olvidemos que dentro de la sociedad y formados por ella están los profesionales de la salud.

Es de notar que son pocos los psicoterapeutas que trabajan con envejescentes. Desde que Freud escribiera que a partir de determinada edad (y esa edad era puesta en los 50 años) el sujeto no era analizable, dada la falta de flexibilidad del psiquismo, los terapeutas se dedicaron a niños, jóvenes, familias, adultos, parejas, pero es recién en las últimas décadas que se toma como objeto de estudio y tratamiento la etapa del envejecer.

La esperanza de vida se ha alargado. De lo que se trata ahora es conseguir una mejor calidad de vida para esos años. Por eso es especialmente peligroso cuando los portadores de ideas prejuiciosas son los profesionales que tienen a su cargo la salud mental de los viejos. En ellos el viejismo está internalizado de tal manera que les es sumamente difícil  reconocerlo y brinda la base de la institunalización de la teoría del desapego. Estos sentimientos irracionales, están ampliamente extendidos en toda la población pero son esencialmente peligrosos cuando los poseedores de ellos son los médicos o psicólogos que tienen a su cargo la responsabilidad de la salud mental de los adultos mayores. En ellos el viejismo esta internalizado de tal manera que les es sumamente difícil reconocerlo conscientemente. El Group for the Advancement of Psychiatry enumeró en 1971 algunas de las razones de las actitudes negativas de los psiquiatras para tratar a los adultos mayores

La posibilidad de desarrollar con mayor o menor éxito nuestro quehacer profesional dependerá de la instrumentación de nuestras conductas defensivas frente a  a la vejez y la enfermedad. La más común constituida por el par defensivo disociación-negación.

Cualquier persona que desee trabajar en el campo geriátrico, gerontológico debe tener una formación que debe consistir en primer lugar en saber quien es el objeto de estudio, quien es el que va a tener enfrente. Para esto es importante saber que el objeto de estudio de la gerontología no debe ser el otro, como se piensa siempre que el viejo es el otro, si no que el objeto de estudio debe ser uno mismo puesto en el pellejo del viejo que va a ser. Los seres humanos tienen una alternativa de hierro, o se mueren jóvenes o llegan a viejos, entonces los que pretendan llegar a viejos lo mejor que pueden hacer es situarse y pensarse en el viejo que van a ser, en cuyo caso es distinto de pensar que viejo es el otro, o que viejo son los trapos como se dice por ahí. Viejo es el que de nosotros vaya a transitar el camino suficiente para llegar a ese momento. La vejez no es algo que está escondido por ahí a la vuelta y que algún día nos puede tocar, somos nosotros que vamos recorriendo un camino.

El grado de conflicto que la vejez represente para cada uno, tiene que ver con la propia historia, con la propia ideología. Sin embargo no debemos olvidar que, por su propia situación vital, de indefensión o invalidez, los viejos están en nuestras manos y de cómo encaremos el problema dependerá su destino .Es preciso hacer consciente la ideología que subyace al tratamiento porque debajo de una actitud terapéutica puede haber iatrogenia.

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