Enfermedad Vascular Periférica e Insuficiencia Arterial: Causas, Síntomas y Tratamientos

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Enfermedad Vascular Periférica (EVP)

Definición

La Enfermedad Vascular Periférica (EVP) se refiere al daño u obstrucción de los vasos sanguíneos (venas o arterias) más alejados del corazón, específicamente las arterias y venas periféricas.

Epidemiología

  • Aproximadamente el 5% de la población de 40 años la padece.
  • Esta cifra aumenta al 15% en personas mayores de 70 años.

Factores de Riesgo

  • Edad: Especialmente a partir de los 40 años.
  • Diabetes Mellitus (DM)
  • Hipertensión Arterial (HTA)
  • Tabaquismo
  • Sedentarismo
  • Obesidad
  • Dislipidemia (alteración de los niveles de lípidos en sangre, como colesterol y triglicéridos)

Insuficiencia Arterial Periférica (IAP)

Definición

La Insuficiencia Arterial Periférica (IAP) es un proceso difuso y progresivo, causado principalmente por enfermedad aterosclerótica. Comprende cualquier afección que disminuya u obstruya el flujo de sangre a través de las arterias periféricas, con mayor frecuencia en las extremidades inferiores.

Epidemiología

  • Afecta a un 15-20% de los sujetos mayores de 70 años.
  • La prevalencia global se estima en un 4,3%.
  • Más del 90% de los casos son de evolución crónica.
  • Existe un predominio en hombres.

Factores de Riesgo

  • Diabetes Mellitus (DM)
  • Hipertensión Arterial (HTA)
  • Tabaquismo (factor de riesgo más importante y modificable)
  • Hiperlipidemia (niveles elevados de colesterol y/o triglicéridos)
  • Sexo masculino
  • Edad avanzada
  • Antecedentes familiares de enfermedad vascular

Fisiopatología

En la mayoría de las ocasiones, el proceso patológico subyacente es la enfermedad aterosclerótica. Esta condición implica la formación de placas de ateroma (compuestas de grasas, colesterol, calcio y otras sustancias) en las paredes internas de las arterias. Estas placas provocan el estrechamiento (estenosis) y endurecimiento de las arterias, lo que reduce el flujo sanguíneo a los tejidos irrigados por ellas, especialmente en las extremidades inferiores. Con el tiempo, la obstrucción puede volverse crítica.

Manifestaciones Clínicas

Los síntomas suelen aparecer cuando la irrigación sanguínea disminuye significativamente, a menudo por debajo del 70% de lo normal, o cuando la demanda de oxígeno de los tejidos supera el aporte. Pueden incluir:

  • Etapa asintomática: En muchos casos, especialmente al inicio, la enfermedad no produce síntomas. Puede detectarse por la disminución o ausencia de pulsos periféricos durante un examen físico.
  • Claudicación intermitente: Es el síntoma más característico. Consiste en dolor, calambre, pesadez o fatiga muscular en las piernas (generalmente pantorrillas, muslos o glúteos) que aparece durante el ejercicio (como caminar) y se alivia con el reposo breve. La distancia que el paciente puede caminar antes de que aparezca el dolor (distancia de claudicación) tiende a disminuir a medida que la enfermedad progresa.
  • Dolor en reposo: En etapas más avanzadas, el dolor puede presentarse incluso en reposo, especialmente por la noche y en la parte distal de la extremidad (pies y dedos). Suele aliviarse al colgar la pierna fuera de la cama.
  • Cambios en la piel y anexos:
    • Piel pálida, fría al tacto.
    • Disminución o ausencia de vello en las piernas y pies.
    • Uñas engrosadas y de crecimiento lento.
    • Piel delgada, brillante y frágil.
    • Rubor de dependencia (enrojecimiento de la pierna al colgarla) y palidez al elevarla.
  • Lesiones tróficas:
    • Úlceras arteriales: Heridas que no cicatrizan, dolorosas, localizadas típicamente en puntos de presión o traumatismo en los dedos, talones o maléolos. Suelen tener bordes bien definidos y lecho pálido o necrótico. Nota: Aunque la isquemia severa es dolorosa, si existe neuropatía concomitante (frecuente en diabéticos), el dolor de la úlcera puede estar disminuido o ausente.
    • Gangrena: Muerte del tejido, que puede ser seca (tejido negro y momificado) o húmeda (si hay infección sobreañadida). Es la manifestación más grave y puede requerir amputación.
  • Entumecimiento o debilidad en las extremidades inferiores.

Métodos Diagnósticos

  • Anamnesis y examen físico: Es fundamental. Se investigan los factores de riesgo, los síntomas (especialmente la claudicación) y se realiza una exploración vascular completa que incluye:
    • Palpación de pulsos periféricos (femoral, poplíteo, tibial posterior, pedio).
    • Auscultación de soplos arteriales.
    • Inspección de la piel (color, temperatura, lesiones).
    • Evaluación de la sensibilidad y motilidad.
  • Índice Tobillo-Brazo (ITB): Es una prueba no invasiva, sencilla y fundamental. Compara la presión arterial sistólica medida en el tobillo con la presión arterial sistólica medida en el brazo. Un ITB < 0.9 es diagnóstico de IAP. Valores más bajos indican mayor severidad.
  • Ecografía Doppler arterial: Permite visualizar las arterias, medir la velocidad del flujo sanguíneo e identificar la localización y severidad de las estenosis u oclusiones. Es una herramienta no invasiva muy útil para la planificación terapéutica.
  • Angiografía: Se considera el gold standard para obtener un mapa detallado de la anatomía arterial. Consiste en la inyección de un medio de contraste radiopaco en las arterias, seguido de la obtención de imágenes (radiografías seriadas, angio-TC o angio-RM). Permite visualizar el flujo sanguíneo en tiempo real, localizar con precisión las lesiones y planificar procedimientos de revascularización.

Tratamiento

El objetivo del tratamiento es aliviar los síntomas, mejorar la calidad de vida y la capacidad funcional, prevenir la progresión de la enfermedad y evitar complicaciones graves como la pérdida de la extremidad.

1. Modificación de Factores de Riesgo y Medidas Generales

  • Abandono total del tabaquismo: Es la medida más importante.
  • Control de la Diabetes Mellitus: Mantener niveles óptimos de glucemia.
  • Control de la Hipertensión Arterial.
  • Control de la Dislipidemia: Uso de estatinas para reducir el colesterol LDL.
  • Ejercicio físico supervisado: Programas de rehabilitación con caminatas regulares mejoran la distancia de claudicación y la calidad de vida.
  • Cuidado adecuado de los pies: Especialmente crucial en pacientes diabéticos para prevenir úlceras.

2. Tratamiento Farmacológico

  • Antiagregantes plaquetarios: Ácido acetilsalicílico (Aspirina) o clopidogrel son fundamentales para reducir el riesgo de eventos cardiovasculares (infarto de miocardio, ictus) y la progresión de la IAP.
  • Cilostazol: Fármaco con propiedades vasodilatadoras y antiplaquetarias que puede mejorar los síntomas de claudicación en algunos pacientes.
  • Estatinas: Además de reducir lípidos, estabilizan la placa de ateroma.
  • Analgésicos: Para el manejo del dolor, evitando AINEs de forma crónica si es posible por sus efectos secundarios.

3. Tratamientos de Revascularización (Invasivos)

Indicados en pacientes con claudicación incapacitante que no responde al tratamiento conservador, dolor en reposo, úlceras o gangrena (isquemia crítica).

  • Angioplastia Transluminal Percutánea (ATP): Es un procedimiento endovascular mínimamente invasivo. Se introduce un catéter con un balón en su extremo a través de una punción arterial (generalmente femoral) y se guía hasta la arteria estrechada. Allí, el balón se infla para dilatar la estenosis y restaurar el flujo. Frecuentemente se implanta un stent (una malla metálica expansible) para mantener la arteria abierta y prevenir la reestenosis.
  • Cirugía de bypass (derivación quirúrgica): Consiste en crear un nuevo conducto para el flujo sanguíneo, sorteando la arteria obstruida. Se utiliza un injerto, que puede ser una vena del propio paciente (generalmente la vena safena) o un material protésico sintético.
  • Aterectomía: Procedimiento endovascular que consiste en la eliminación física de la placa de ateroma mediante dispositivos especiales introducidos por catéter.
  • Terapia trombolítica o trombectomía: En casos de oclusión arterial aguda por un trombo (coágulo), se pueden administrar fármacos trombolíticos (para disolver el coágulo) directamente en la arteria a través de un catéter, o se puede extraer el trombo mecánicamente (trombectomía).

La elección del tratamiento dependerá de la severidad de los síntomas, la localización y extensión de las lesiones arteriales, las comorbilidades del paciente y su estado general.

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