Eneida, Libro VII: Llegada a Laurento, Discordia y Preparativos Bélicos
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Libro VII de la Eneida: Llegada a Laurento, Discordia y Preparativos Bélicos
LIBRO VII
Este libro comienza con el paso de Eneas por el puerto de Cayeta, para honrar a su nodriza del mismo nombre. Una vez hecho esto, vuelve a hacerse a la mar, pasa cerca de la isla de la hechicera Circe, pero Neptuno hace soplar vientos favorables que lo alejan de allí y que le ayudan a llegar, por medio del Tíber, a las costas del reino de Latino. Por voluntad de los dioses, este rey no tuvo herederos varones, solo una hija, Lavinia. Cuando el padre de ella vio sobre el laurel sagrado a un enjambre de abejas que se colgó de las ramas del mismo, los adivinos le dijeron que se acercaría a la ciudad un extranjero con sus ejércitos y que se establecería en lo alto de la ciudadela (véase Pág. 226), pero (por otro incidente extraño, que consta de la combustión de los cabellos de la princesa) se anuncian fuertes guerras. Latino, asustado, decide consultar a su padre; este le habla en un sueño y le dice que no debe casar a su hija con un joven de la región, ya que vendrá para ella un marido extranjero que elevará el nombre de su estirpe hacia las estrellas. En este contexto llega Eneas a la costa; allí sufre de hambre, lo que le recuerda que su padre le había dicho que, al llegar a una tierra extraña en la que sufriría de hambre, era allí donde debía construir su ciudad. Entonces comienzan las tareas de construcción y se envía a un grupo de hombres a investigar. Al enterarse el rey de esta intromisión, llama ante él a los exploradores; Ilioneo es quien le explica que han llegado a sus tierras por su propia voluntad y no por jugadas de la suerte, trae la paz y presentes. Latino les da la bienvenida, ya que piensa que Eneas es el yerno que ha estado esperando. Entretanto, Juno pasaba por ahí y contempló el feliz espectáculo. Enojada, llama a la furia Alecto, a quien encarga sembrar la guerra entre los Latinos y los Dardanos. La furia comienza sembrando la discordia en el corazón de la reina Amata; esta pelea con Latino e inicia una revolución en nombre de Baco (reclutando varias matronas) buscando que su hija Lavinia se case con Turno. Entonces se dirige a Rútulo, en busca de Turno, quien le es indiferente a la diosa (ella se había convertido en anciana para pasar desapercibida). Él la insulta con respecto a la edad, ella enfurece y lo ataca, sembrando en él el deseo de hacerse a las armas contra el reino de Latino, para recuperar a Lavinia. Ya concretada esta parte del plan, Alecto se dirige al campamento de Eneas; allí encuentra a Julo jugando a la cacería con pequeñas armas y sus dos perros. La furia conjura a los canes para que persigan a un ciervo, pero da la casualidad de que este ciervo era muy importante para Tirro (el pastor oficial del rey) y el ataque de los perros y una flecha de Julo le dan muerte. Por esto es que el pastor y las personas que estaban con él, enfurecidas, se arman con lo que encuentran; los teucros hacen lo mismo para proteger a Julo, entonces es cuando comienza una batalla que derrama la sangre de los hijos de Tirro y de un anciano laurente. Indignados por estos hechos, los súbditos piden a Latino la guerra; al negarse el rey, es la misma Juno quien baja desde el cielo y empuja las puertas de la Guerra. Entretanto, Turno junta un gran ejército y se dirige a la tierra de Latino.