Eneas vs. Turno: El Combate Final en la Eneida (Cantos X, XI y XII)
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Eneida: Canto X
Este es un canto de guerra que encierra una sucesión de aristeias de ambos campamentos enemigos. Comienza con una asamblea de los dioses donde Júpiter decide dejar a su suerte a rútulos y troyanos, afirmando que "los hados hallarán su camino".
Eneas se alía con los etruscos. Durante su regreso, sus antiguas naves, ahora convertidas en ninfas, se le aparecen para informarle sobre la crítica situación en el campamento troyano. Turno nota la llegada de la flota de Eneas e intenta impedir el desembarco, pero los troyanos lo consiguen y presentan batalla.
En el fragor del combate, ocurren varios duelos clave:
- Juturna, hermana de Turno, le aconseja que reemplace a Lauso para enfrentarse al joven Palante.
- El dux de los arcadios, Palante, le reza a Hércules, pero es asesinado por Turno.
- La muerte de Palante desata la furia de Eneas.
Júpiter le permite a Juno interferir nuevamente. La diosa crea una imagen fantasmal de Eneas; Turno la persigue, se sube a una nave que zarpa y, cuando se da cuenta del engaño, intenta suicidarse, pero Juno se lo impide. La nave lo lleva a la ciudad de su padre, Dauno. Mientras tanto, en el campo de batalla, muere el temible Mecencio a manos de Eneas, justo después de que este matara a su hijo Lauso.
Correspondencia con otros cantos
Este canto se relaciona con el Canto IV, ya que presenta una tragedia (la muerte de Palante y la de Lauso y Mecencio) que podría considerarse una historia independiente, similar a la de Dido.
Eneida: Canto XI
El canto se inicia con los ritos fúnebres. Primero, se cumplen los votos a los dioses. Posteriormente, se envía el cuerpo de Palante a su padre, el rey Evandro. Eneas destaca que Palante tuvo una muerte gloriosa y envía a mil hombres para consolar al anciano rey.
Eneas hace saber que ha llegado a Italia por mandato del destino, que solo busca la paz y que la mejor forma de resolver la guerra sería mediante un combate singular entre él y Turno. Se pacta una tregua de doce días para cortar la madera necesaria para las piras funerarias y se realizan sacrificios.
En el campamento latino, surgen las discusiones:
- El rey Latino propone cederles tierras a los troyanos.
- Drances apoya la idea, añadiendo la entrega de la mano de Lavinia a Eneas.
- Turno y la guerrera volsca Camila se oponen firmemente a cualquier acuerdo.
En ese momento, los troyanos atacan. Esto da lugar a la impresionante aristeia de Camila, quien causa estragos en las filas enemigas hasta que muere. Antes de expirar, envía un mensaje a Turno para que marche contra los troyanos. Al final del día, Turno y Eneas se avistan a la distancia, pero al ponerse el sol, ambos ejércitos regresan a sus campamentos.
Correspondencia con otros cantos
Se puede establecer una correspondencia con el Canto III debido a los momentos de incertidumbre que viven los personajes; primero Eneas durante su largo viaje y ahora Turno, presionado por el conflicto.
Eneida: Canto XII
Decidido, Turno le comunica al rey Latino que se enfrentará en un combate singular contra Eneas para decidir el destino de la guerra. Sin embargo, Juno convoca a Juturna, la hermana divina de Turno, pidiéndole que rompa el pacto sagrado para defenderlo.
Juturna, tomando la apariencia del guerrero Camerto, provoca un prodigio en el cielo (un águila que persigue cisnes, los cuales se defienden) y con ello convence a los rútulos de reanudar el ataque. En el caos, una flecha hiere a Eneas. Es atendido por el médico Jápix Jásida y, con la ayuda de su madre, la diosa Venus, se recupera milagrosamente.
La tragedia golpea a los latinos: la reina Amata, creyendo que Turno ha muerto, se ahorca. Desesperado, Turno pide que cese la lucha y que se cumpla el duelo pactado. Finalmente, los dos héroes se enfrentan. Júpiter coloca la suerte de ambos en los platos de su balanza divina.
La espada de Turno se quiebra y este huye, perseguido por Eneas. Juturna le proporciona una nueva espada, pero Júpiter prohíbe más intervenciones. Cansada, Juno renuncia a la lucha y accede a que Eneas despose a Lavinia y que ambos pueblos se unan. De la mezcla de ambos linajes surgirá un nuevo pueblo que conservará el nombre y las costumbres latinas y que, en el futuro, venerará a Juno.
En el duelo final, Eneas hiere a Turno. Este, vencido, suplica por su vida. Eneas duda por un instante, pero al ver que Turno lleva el cinturón de su amigo caído, Palante, la furia lo consume y le clava la espada en el pecho, dándole muerte.
Correspondencia con otros cantos
El desenlace del Canto XII es un espejo del Canto II: si en aquel se narraba la derrota y la caída de Troya, en este se consuma la victoria definitiva de los troyanos, sentando las bases para la futura gloria de Roma.