Encuentros sentimentales de Ulises: Nausícaa, Calipso y Penélope
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Encuentros Sentimentales de Ulises
Nausícaa en Esqueria
El tercer encuentro sentimental de Ulises sucede con Nausícaa, hija de Alcínoo, rey de Esqueria. Nausícaa y su padre son quienes escuchan las aventuras del Laertíada. Ulises llega a la costa de Esqueria, refugiándose en la selva. Cansado, se cubre con hojas y duerme bajo árboles de olivo y acebuche, gracias al sueño que Atenea vierte en sus párpados.
Atenea visita a Nausícaa en un ensueño, instándola a cumplir sus responsabilidades como mujer en edad de casarse. Nausícaa pide a su padre un carro para lavar la ropa en el río. Tras lavar las prendas, ella y sus esclavas se bañan, descansan y juegan a la pelota. Los gritos de las muchachas despiertan a Ulises, quien, desnudo, busca el origen del ruido. Las doncellas se asustan al verlo, excepto Nausícaa. Ulises suplica ayuda, halagándola y pidiéndole sustento y ropa. Impresionada por su elocuencia, Nausícaa le proporciona lo que necesita. Atenea transforma a Ulises en un hombre más robusto y alto, sorprendiendo a Nausícaa, quien lo compara con un dios y desea que un hombre así fuera su esposo.
Nausícaa indica a Ulises que la siga al palacio de Alcínoo, advirtiéndole que debe pasar desapercibido para evitar rumores. En el palacio, Areta le pide a Ulises que explique su viaje y llegada a Esqueria. Ulises relata sus aventuras, su cautiverio en la isla de Calipso, su liberación, la tormenta causada por Posidón y la ayuda de Nausícaa. Impresionado, Alcínoo le ofrece la mano de su hija o ayuda para regresar a su patria. Ulises elige regresar a casa.
Calipso y el anhelo del regreso
Previamente, Ulises vivió un intenso romance con la ninfa Calipso, quien lo retuvo en su isla durante siete años, ofreciéndole la inmortalidad a cambio de su amor. A pesar de los placeres ofrecidos, Ulises anhelaba regresar a Ítaca con su esposa Penélope y su hijo Telémaco.
El Reencuentro con Penélope
Finalmente, Ulises tiene un emotivo reencuentro con Penélope. Euriclea, la nodriza, despierta a Penélope para informarle del regreso de Ulises y la muerte de los pretendientes. Incrédula, Penélope desciende al salón, donde Telémaco confirma la noticia. Penélope, cautelosa, quiere comprobar la identidad de Ulises mediante señales secretas. Ulises pide estar a solas con ella. Ordena música y danza para disimular, se baña y se prepara para hablar con su esposa. Discute con Penélope por su frialdad y pide una cama separada. Penélope ordena que preparen su lecho nupcial. Ulises describe cómo lo construyó, convenciendo a Penélope. Se reconcilian, lloran y pasan la noche juntos, relatando sus experiencias. Ulises le cuenta la profecía de Tiresias sobre la ofrenda a Posidón. Después de gozar del amor deseado, disfrutan compartiendo sus historias.