Encuentro Confidencial en la Ópera: Un Palco de Lujo y Secretos
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El Encuentro en el Palco de Ópera
La Llegada y el Entorno
—Recibí su carta, ¿cuál es el motivo por el que me solicitó aquí, señor Spicker? —Me acomodo el pelo y miro a mi alrededor. No sabría decir si el vestido elegido por Janet era el adecuado o demasiado simple para un lugar tan espléndido, pero eso ya no importaba; debía confiar en la elección de mi sirvienta.
Descripción del Gran Salón
Las lámparas de araña, de tan brillantes y grandes dimensiones; la luz en cada farolillo, perfectamente decorado con trazos delicados; el terciopelo rojo de las alfombras y el maravilloso telón; la inmensidad del lugar; los vestidos de múltiples colores con diversos tejidos y accesorios de todas las hermosas mujeres de la sala, con sus acompañantes elegantemente trajeados... Los camareros, con sus posturas rígidas, colocados estratégicamente en la sala, vestían una chaqueta negra de seis botones dorados y pantalones a juego, rectos, sosteniendo bandejas de plata con copas y botellas del vino más caro, y una expresión neutra en sus miradas.
La Disposición del Teatro
Era todo tan... increíble, parecía el palacio de un rey, todos esperando a que empezase la música para ponerse a bailar, si no fuera por el hecho de que la gente estaba sentada en el patio de butacas, delante del escenario donde se podía apreciar una enorme concha del apuntador dorada y un poco más adelante el foso de la orquesta, colocada de tal manera, cada músico con su instrumento en su fila correspondiente. El anfiteatro era la parte trasera y, desde mi punto de vista, el mejor lugar de todos para presenciar una ópera, pero también el más... oscuro. Finalmente, donde nos encontrábamos el empresario Spicker y yo, al menos en uno de ellos, en un palco.
Incomodidad del Palco
No me gusta mucho este lugar, además de que necesito prismáticos para poder disfrutar de la forma del cantante, y teniendo en cuenta el ángulo del escenario y de la orquesta, la música no se apreciaría con la misma calidad.
El Propósito del Encuentro
—Apenas nos conocemos, señorita Windthenter, pero, personalmente, si tuviera que acceder a ir a una cita con un hombre viejo y desgastado a un lugar a altas horas de la noche para hablar de un tema confidencial, es preferible hacerlo en un lugar donde haya buen vino, asientos cómodos y una melodía de fondo para... relajar el ambiente. —Tiene una copa de vino en la mano, medio vacía, y la mueve muy lentamente. Debo reconocer que sus ojos tienen un color azulado exótico que llamarían la atención de cualquier mujer... y de cualquier hombre.
—Coincido, señor, sobre todo cuando es un lugar apartado de la policía local, y donde ninguna otra persona, aparte de usted y yo, puede escuchar nada de lo que hablamos, ya que estamos en un reservado.