Empoderamiento Femenino y Reciprocidad de Género: Claves para la Transformación Social

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Introducción: La Cuestión de la Mujer como Problema Político y Filosófico

A lo largo de la historia, la cuestión de la mujer se ha comprendido desde una perspectiva política. Por ello, durante la primera ola del feminismo, las mujeres lucharon por sus derechos políticos a través de reivindicaciones. Pero, ¿qué es realmente una mujer? Esta pregunta busca introducir la duda, convirtiendo a la mujer en objeto de reflexión, ya que tradicionalmente su identidad había sido un contenido fijado e incuestionable. Se propone un enfoque filosófico ontológico y ético-político, que impulse un cambio con responsabilidad moral para transformar a la mujer de objeto a sujeto. Se rechazan las teorías esencialistas, adoptando la premisa existencialista de que «La mujer no nace, se hace».

Vías para la Liberación Femenina: Legal, Económica y Social

Para que la mujer alcance la autonomía y la reciprocidad entre los sexos, es fundamental transitar por vías legales, económicas y sociales que permitan su liberación y trascendencia, convirtiéndola en sujeto de su propia historia. De esta forma, logra salir de la inmanencia. Si la mujer se convierte en un agente activo, especialmente a través del trabajo, se afirma como sujeto, trasciende su condición y contribuye al desmoronamiento del sistema político y social basado en su dependencia. Asimismo, es crucial la evolución de la mentalidad social. Aunque los factores legales y económicos avancen, si la sociedad no lo hace, esta liberación puede percibirse como una opresión para las mujeres, al verse abocadas a la doble carga de las tareas laborales y domésticas.

El Imperativo del Cambio de Mentalidad Masculina y la Superación del Dilema Femenino

Igualmente, se requiere un cambio de mentalidad en los hombres, que implica la eliminación de privilegios, ya que ellos no enfrentan obstáculos para su realización personal. En contraste, la mujer, para realizar su feminidad, a menudo ha tenido que convertirse en objeto, disolviéndose como sujeto. Si aspira a ser libre, parece que debe sacrificar su feminidad. Este dilema la confronta: si desea ser femenina, debe renunciar a ser sujeto; pero si anhela la libertad, parece que debe dejar de ser mujer. La tradición patriarcal condiciona profundamente todo su ámbito personal.

Feminismo, Conciencia Colectiva y la Reconfiguración de la Sexualidad

El feminismo se concibe como un movimiento colectivo; sin embargo, históricamente, las mujeres no siempre han tenido una conciencia de grupo consolidada, lo que ha limitado su capacidad de acción. La solución radica en fomentar su fe política y la confianza en la militancia, tanto social como sindical.

La sexualidad femenina se ha posicionado históricamente en inferioridad de condiciones. Para que ambos sexos puedan desarrollarse como individuos plenos, la mujer debe tener acceso al mundo masculino y viceversa. No obstante, las relaciones a menudo carecen de reciprocidad, y la sociedad continúa dictaminando roles y expectativas para ambos.

Educación Igualitaria y Maternidad Libre: Pilares de la Emancipación

Se hace especial hincapié en la educación, defendiendo que ambos sexos deben ser educados de la misma manera. Incluso si la mujer trabaja y su pareja no le impone impedimentos, ella misma puede autoimponerse barreras debido a la educación tradicional que perpetúa el culto al varón. Tanto si vive con su familia como si está casada, el esfuerzo dedicado a su formación no suele ser respetado de la misma manera que el del hombre. Las tareas domésticas se le imponen a la mujer, considerándose a menudo más importantes que su formación, lo que genera un sentido de inferioridad, incluso entre aquellas mujeres dedicadas a tareas intelectuales.

Se defiende que para la emancipación de la mujer es también necesaria una maternidad libre. Esto se debe a que, a menudo, la maternidad tradicional no le permite asumir una libertad plena: aunque no sea una carga en sí misma, limita su capacidad de elegir cuándo procrear. Además, ser madre soltera puede ser objeto de escándalo social, y la ilegitimidad del hijo, un problema.

Desafiando el "Eterno Femenino": Esfuerzo, Conocimiento y Plena Participación

Es fundamental superar el narcisismo y la cultura del esfuerzo individualista; no se puede transformar el mundo permaneciendo al margen. Mientras que los 'grandes hombres' han cargado con el mundo sobre sus hombros, si las mujeres aspiran a la igualdad, deben sentirse habitantes de pleno derecho en el mundo. Su significancia histórica, a menudo, las ha confinado a una posición de inferioridad. Para superar esta situación de inferioridad, la mujer debe despojarse del papel del eterno femenino en el que ha sido encasillada, donde su belleza se presenta como compensación de carencias, haciendo inútil el esfuerzo o el talento. Este mito, sin embargo, enseña un objetivo primordial: gustar. Asimismo, es crucial que valore el esfuerzo, ya que el narcisismo puede llevar a ignorar las ventajas del aprendizaje, lo que a menudo impide el éxito en diversas profesiones, pues la excelencia requiere conocimiento.

Conclusión: Hacia la Emancipación Plena y la Reciprocidad de Género

Para alcanzar una emancipación plena, será indispensable que las mujeres logren libertad sobre la maternidad, compartan las tareas domésticas y de cuidado, obtengan autonomía e independencia económica, accedan a la igualdad laboral y reciban una educación igualitaria. Todo esto, impulsado por un fuerte sentimiento de colectividad y una verdadera revolución social. De este modo, conseguirán un reconocimiento recíproco que conducirá a relaciones igualitarias, a una verdadera fraternidad: diferencias en la igualdad.

«Cuando por fin sea posible a todo ser humano colocar su orgullo más allá de la diferencia sexual, la mujer podrá confundir su historia, sus problemas y sus esperanzas con los de la humanidad.»

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