El Empirismo de Hume: Crítica a la Metafísica y las Sustancias de Descartes

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Introducción: El Empirismo de Hume frente a la Metafísica de Descartes

La crítica de los conceptos metafísicos: la afirmación de Hume de que todas las ideas derivan o proceden de las impresiones supondrá un rechazo de la metafísica de Descartes con respecto a su teoría de las tres sustancias.

La Crítica de Hume a las Tres Sustancias Cartesianas

Hume lleva a cabo una crítica de las tres realidades principales de la metafísica a las que Descartes había denominado como sustancia pensante, sustancia infinita y sustancia extensa.

1. La Sustancia Pensante (El Yo)

Para Hume, la idea o concepto de sustancia de Descartes tiene que derivar de su correspondiente impresión simple, pero debemos concluir que tal idea carece de impresión que le corresponda, porque no podemos tener impresión simple alguna de la sustancia. Para Hume, la idea de sustancia es solo una idea abstracta que no deriva de ninguna impresión; por lo tanto, no será una idea válida.

En Descartes, la idea del yo aparece en nosotros por una evidencia intuitiva de nuestro pensamiento, pero no deriva de ninguna impresión, sino de una reflexión. Hume entiende que la existencia del yo, en tanto que realidad dotada de subsistencia continuada, no se deriva de ninguna impresión. El yo se supone como base a la que van a parar las impresiones. Pero el yo y el alma no son una impresión. El yo no puede derivarse de ninguna impresión; es por ello que el yo no es una idea válida.

2. La Sustancia Infinita (Dios)

En Descartes, la idea de Dios se demuestra a partir de la idea de nuestra imperfección, que solo podemos conocer si previamente tenemos la idea de perfección. Hume parte de la idea de Dios como una sustancia infinita con todas sus perfecciones y aplica el criterio, que viene repetido, de que toda idea debe derivar de su correspondiente impresión; es por ello que la idea que tenemos de Dios no es válida, ya que no deriva de una impresión.

3. La Sustancia Extensa (El Mundo Exterior)

Descartes había llegado a comprobar la existencia del mundo exterior a partir de las ideas adventicias y de la bondad de Dios, que nos la enviaría a través de cosas que existieran fuera de mí. Pero Hume considera que la afirmación de ese mundo externo al sujeto resulta infundada, porque el razonamiento es falso, dado que damos un salto improcedente de nuestras impresiones simples hasta una supuesta realidad que está más allá de ellas y que sea el mundo exterior. Por lo tanto, la idea del mundo exterior no es válida porque tampoco procede de una impresión.

Conclusión: El Fenomenismo Humeano

En conclusión, la distinción entre impresiones e ideas lleva en última instancia a la negación de las tres sustancias de Descartes. De este modo, la filosofía de Hume acaba en un puro fenomenismo: solo conozco lo que me aparece y solo me aparecen impresiones; por lo tanto, las ideas que no derivan o proceden de una impresión no son válidas.

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