Empirismo Filosófico: Orígenes, Pensadores Clave e Influencia Histórica

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El Empirismo: Orígenes y Desarrollo Filosófico

Frente a la concepción racionalista, el empirismo defendía que el conocimiento no se origina en la razón, sino en la experiencia.

John Locke y la Tabula Rasa

Su mayor exponente inicial fue John Locke, quien en su obra Ensayo sobre el entendimiento humano rechazó la existencia de ideas innatas y argumentó que la mente es una tabula rasa, es decir, una hoja en blanco que se llena a través de la percepción y la reflexión.

George Berkeley: El Idealismo Empírico

Esta perspectiva fue radicalizada por George Berkeley, quien negó la existencia de la materia como algo independiente de la percepción, sosteniendo que “ser es ser percibido”. Para Berkeley, el mundo existe solo en la medida en que es percibido por un sujeto, lo que condujo a una forma extrema de idealismo empírico.

David Hume: El Empirismo Radical y el Escepticismo

Sin embargo, fue David Hume quien llevó el empirismo a su punto más crítico. Su principal idea era que todo el conocimiento humano proviene de la experiencia, es decir, de lo que percibimos a través de los sentidos. Para Hume, la mente no tiene ideas innatas, sino que empieza como una hoja en blanco y solo puede conocer el mundo a partir de lo que ve, oye, toca, huele y saborea.

La Experiencia como Fuente de Conocimiento

Hume distinguió entre dos tipos de percepciones: impresiones e ideas. Las impresiones son las experiencias directas. Las ideas, en cambio, son recuerdos o combinaciones de esas impresiones. Según Hume, no podemos tener ideas sin haber tenido antes una impresión relacionada.

Crítica a la Causalidad

Uno de los puntos más famosos de su filosofía es su crítica a la causalidad. Pero Hume argumentó que esta relación no es algo que podamos conocer con certeza. Para Hume, la causalidad no es una ley necesaria del universo, sino solo un hábito mental.

La Naturaleza del Yo

Otra de sus ideas clave es su visión del yo. Mientras muchos filósofos creían que existe una identidad personal fija e inmutable, Hume sostuvo que cuando buscamos dentro de nosotros mismos, solo encontramos una serie de percepciones cambiantes: pensamientos, emociones, recuerdos... pero nunca un "yo" estable. Según él, la idea de un yo permanente es solo una ilusión creada por la memoria y la costumbre.

Estas ideas llevaron a Hume a una posición escéptica, pues mostraban que muchas de las creencias que damos por seguras no tienen una justificación racional absoluta. Sin embargo, él mismo reconocía que, en la vida cotidiana, seguimos actuando como si el mundo fuera estable y predecible, porque nuestro instinto y costumbres nos obligan a hacerlo. Su pensamiento influyó enormemente en la filosofía posterior, especialmente en Immanuel Kant, quien intentó responder a los desafíos planteados por Hume sobre la certeza del conocimiento.

El Legado del Empirismo y su Diálogo con el Racionalismo

A pesar de sus diferencias fundamentales, racionalistas y empiristas compartían la intención de superar la escolástica medieval y responder al escepticismo mediante una teoría del conocimiento rigurosa. Mientras los racionalistas confiaban en la estructura innata de la razón para alcanzar verdades necesarias e inmutables, los empiristas subrayaban la importancia de la experiencia y el papel de los sentidos en la formación del saber.

Sin embargo, ambas corrientes enfrentaron dificultades: el racionalismo corría el riesgo de desconectarse de la realidad empírica, mientras que el empirismo, al reducir el conocimiento a la experiencia, se enfrentaba al problema de justificar principios generales como la causalidad o la identidad. Estas tensiones marcaron el debate filosófico de los siglos XVII y XVIII, preparando el terreno para la síntesis trascendental de Immanuel Kant, quien intentó conciliar ambos enfoques al afirmar que el conocimiento surge de la interacción entre la razón y la experiencia.

Así, la búsqueda de un fundamento seguro para el conocimiento se convirtió en el eje central de la filosofía moderna, sentando las bases de la epistemología contemporánea y redefiniendo el modo en que comprendemos la relación entre el pensamiento y la realidad.

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