Emperadores Romanos: Cómodo, Julio César y Octavio Augusto
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Cómodo: El Emperador Hijo de Marco Aurelio
Lucio Aurelio Cómodo fue el primer emperador romano en suceder a su padre en el trono desde el reinado de Tito. El joven, hijo de Marco Aurelio, también fue el primer emperador «nacido para la púrpura» (símbolo de realeza romana), ya que, al momento de nacer, ya era considerado heredero oficial al trono, puesto que su padre ya había ascendido.
Etapas del Reinado de Cómodo
Su gobierno se divide en dos fases:
- 177-180: Reinado conjunto con su padre, Marco Aurelio. En esta etapa, las acciones de Cómodo fueron moderadas. Entre otras cosas, Cómodo luchó con los ejércitos del Danubio.
- 180-192: Gobierno en solitario. El modo de reinar del joven degeneró en una paranoia incontrolable que llevó al Imperio romano a una de sus mayores crisis desde los gobiernos de Calígula, Nerón o Domiciano.
A su muerte, el Imperio se sumió en una época de guerras civiles conocida como el Año de los cinco emperadores. Al término de este conflicto, asumió el trono Septimio Severo, quien instauró la dinastía de los Severos.
Julio César: Conquista de Hispania y Ascenso al Poder
El gobierno de Julio César en la provincia de Hispania no se encuentra bien documentado. Sabemos que lideró una pequeña y rápida guerra en el norte de Lusitania que quizá le proporcionara algo de botín para saldar parte de las deudas generadas en su gestión como edil, y ganarse un buen crédito como líder castrense. El éxito militar fue importante, ya que el Senado le concedió un triunfo.30
César abandonó su provincia antes incluso de la llegada de su sustituto y marchó a Roma con celeridad. Al llegar al Campo de Marte, tuvo que detenerse a la entrada de la ciudad.
Octavio Augusto: Instauración del Principado y la Pax Romana
Octavio restauró los principios de la República, con lo que el poder gubernamental pasó a establecerse en el Senado, aunque en la práctica él retendría su poder autocrático. Pasaron varios años para que se llegara a determinar la estructura exacta por la cual una entidad republicana podría ser dirigida por un único gobernante; el resultado pasó a conocerse como el Principado. El título imperial nunca llegó a considerarse como un cargo similar a lo que había significado la dictadura romana de la República, que César y Sila habían ostentado con anterioridad; Augusto rechazó formalmente dicho cargo después de que la sociedad romana «le rogara que asumiera la dictadura».3
Por ley, Augusto contaba con toda una colección de poderes perpetuos conferidos por el Senado, incluyendo aquellos relativos al tribuno de la plebe y el censor. Ocupó el consulado hasta el 23 a. C.4 Por otro lado, su poder real fue creciendo gracias a su poder económico y a los recursos obtenidos de sus conquistas, creando relaciones de clientela a lo largo del Imperio romano,Nota 8 y ganándose la lealtad de muchos soldados y veteranos militares, la autoridad implícita en los muchos honores y títulos que le eran concedidos por el Senado,5 y el respeto de la gente.
El control de Augusto sobre la mayoría de las legiones de Roma existentes supuso una amenaza armada que podía ser usada contra el Senado, permitiéndole de esta forma coaccionar las decisiones del mismo. Con este poder para eliminar la oposición senatorial mediante el uso de armas, el Senado pasó a adoptar un perfil dócil hacia su estatus soberano. Su reinado, por medio del clientelismo, el poder militar y la acumulación de los cargos propios de la extinta República, se convirtió en el modelo a seguir para los posteriores gobernantes.
El mandato de Augusto inició una era de paz relativa conocida como la Pax Romana o Pax Augusta (en su honor). Salvo por las constantes guerras fronterizas, y con la excepción de una guerra civil de sucesión imperial.