Elementos Clave de la Comunicación: Textos Orales y Escritos

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Texto es la unidad máxima de comunicación. Está formado por un conjunto de enunciados relacionados entre sí y tiene un sentido completo. Como ya has estudiado en cursos anteriores, un texto ha de cumplir estas condiciones:

  • Debe ser adecuado a la situación de comunicación (lugar, momento de comunicación, destinatarios, finalidad...) en la que se emite.
  • Ha de ser coherente; es decir, todas las ideas y las partes del texto deben estar relacionadas entre sí y con el tema del que se habla, han de corresponderse con una lógica (de emisor y receptor o receptores) y deben estar ordenadas.
  • Ha de estar cohesionado; es decir, el texto debe contener mecanismos lingüísticos que reflejen la unión, vínculo o relación de unas ideas y partes con otras.

Los textos orales y escritos

Según el canal por el que se transmiten, los textos se emiten de forma oral o escrita.

La lengua oral

La lengua oral utiliza la voz como medio de expresión. Es la forma más antigua, la que primero aprendemos y la más habitual en la comunicación. La utilizamos en múltiples ámbitos de uso, como con la familia y con los amigos, pero también se usa en el ámbito profesional, social y académico. Buena parte del éxito personal, social y profesional depende del dominio de la lengua oral.

En la lengua oral se utilizan los tres registros lingüísticos que ya conoces:

  • El registro coloquial, familiar o informal, que es la manera habitual para comunicarse en una conversación con la familia y con los amigos. La conversación es espontánea, no programada, y en ella se produce un continuo intercambio de emisores y receptores. En este registro, se usa una lengua con repeticiones, incisos, elipsis, con un léxico informal y una gramática poco cuidada, enunciados cortos, discordancias... La comunicación oral se ve favorecida por elementos paraverbales y el contexto.
  • El registro común o medio, propio, por ejemplo, de los medios de comunicación (radio, televisión).
  • El registro formal o especializado, que se utiliza en la comunicación oral programada y más elaborada, como, por ejemplo, en la vida laboral (una entrevista), social (un debate) o académica (una conferencia). Es habitual el uso de la lengua estándar con un léxico preciso, y, a veces, especializado, con corrección gramatical y utilizando los mecanismos de cohesión necesarios para lograr un texto organizado, coherente y bien expresado.

Los géneros textuales según la intención del autor

  • Narración: contar un hecho.
  • Descripción: decir cómo es un lugar, un objeto, una persona...
  • Diálogo: intercambiar mensajes.
  • Exposición: informar sobre un tema.
  • Argumentación: convencer con razones.
  • Prescripción: dar normas o instrucciones.

La lengua escrita

La lengua escrita es posterior, en todas las culturas, a la lengua oral, y también es posterior en la evolución de cada persona. Ha servido de registro y vehículo de transmisión de todo el conocimiento. La historia comienza con la aparición de la escritura. El dominio de la lengua escrita es fundamental en la civilización actual para el desarrollo intelectual, cultural y científico de la persona y para el ejercicio de su vida profesional.

En la lengua escrita, el emisor ha de cuidar más el léxico, la sintaxis y el estilo; se ha de evitar el exceso de repeticiones, lo mismo que los vulgarismos y las incorrecciones, y se ha de usar una ortografía correcta.

Las propiedades del texto

La adecuación

Un texto es adecuado cuando su forma y su contenido se adaptan a su finalidad y sigue las normas de la buena comunicación. Por ejemplo, cortesía con las personas (mayores, niños y niñas, autoridades...), respeto en ciertos momentos y lugares (conciertos, conferencias, espectáculos teatrales, actos religiosos...).

La coherencia

La coherencia es la congruencia semántica que se establece entre los segmentos que componen un texto. Una comunicación es coherente cuando hay unidad, relación, orden jerárquico y compatibilidad interna entre el contenido de las partes (enunciados, párrafos...) que la integran.

Para que un texto sea coherente, los bloques de sentido que lo forman deben:

  • Estar relacionados directa o indirectamente con el mismo tema.
  • Estar ordenados siguiendo un criterio. Este puede ser de diferente naturaleza (temporal, espacial, jerárquico...).
  • Atenerse a una lógica o visión del mundo. Fuera del lenguaje literario, es ilógico lo contradictorio («subir para abajo»), lo irreal («caminar a siete patas»), afirmar como novedoso lo que es evidente («La boca sirve para comer»).
  • Atenerse en todo momento a la finalidad y al tono de la comunicación.

Orden en el texto

  • Temporal, cuando los hechos se disponen siguiendo la línea del tiempo.
  • Espacial, cuando las partes se colocan siguiendo un itinerario (izquierda-derecha, arriba-abajo, delante-detrás...).
  • Jerárquico, cuando los primeros enunciados hacen referencia a lo más importante y continúan con lo secundario.

La cohesión

La cohesión del texto se manifiesta mediante unos mecanismos que sirven para enlazar o relacionar las distintas partes del texto. Los mecanismos de cohesión son un conjunto de recursos lingüísticos que nos ayudan a expresar la coherencia que existe entre las partes de un texto. Estos son los mecanismos de cohesión más importantes:

  • Los conectores del discurso. Son palabras que sirven para establecer un orden y relación entre las partes de un texto.

Tipos de conectores textuales:

  • Para organizar la información - Ordenan las partes de un texto (primero, segundo, en primer lugar, por una parte, por la otra, en fin) - Ayudan a cambiar de tema (por cierto, a propósito, a todo esto en cuanto a...).
  • Para precisar la información - Explican el sentido o la intención (o sea, esto es, es decir, a saber, otras palabras, de otro modo...) - Resumen lo dicho (en suma, en conclusión, en resumen, en síntesis, en definitiva, en una palabra...) - Introducen un ejemplo (por ejemplo, en concreto, en particular).
  • Para relacionar la información - Conectores aditivos: añaden información (además, asimismo, también, encima, incluso...) - Conectores argumentativos: introducen o refuerzan un argumento, por ejemplo, de causa (porque, pues, por eso...) o de consecuencia (por lo tanto, por tanto, así pues, en consecuencia, consecuentemente, por consiguiente, de ahí...) - Conectores contraargumentativos: sirven para introducir contraargumentos; por ejemplo, adversativos (sin embargo, no obstante, en cambio, por el contrario...) o concesivos (aun así, si quieres, aunque, a pesar de todo...) - Conectores explicativos: justifican un contenido previo (al fin y al cabo, a fin de cuentas, después de todo, ahora bien...).

Los mecanismos semánticos

Se basan en la utilización de palabras que significan lo mismo o que están relacionadas por su contenido. Clases de mecanismos semánticos:

  • Repetición de la misma palabra: El uso repetido de una misma palabra cohesiona los enunciados de un texto, pues crea la sensación de que se está hablando del mismo tema: El agua es vida. El agua es esencial. El ser humano necesita el agua y sin ella, muere.
  • Utilización de palabras de un mismo campo semántico (hiperónimos e hipónimos) y de un mismo campo de experiencia: La presencia de palabras de un mismo campo semántico (Los tordos y las golondrinas me encantaban. Son aves preciosas) y de experiencia (Estudié sus migraciones, sus nidos, su alimentación y la forma en que se emparejan) relacionan los enunciados.
  • Uso de sinónimos y antónimos: Utilizar palabras referidas al mismo contenido también aporta sensación de unidad entre las partes de un texto: Era lista, despierta, sagaz... Oscilaba entre la frialdad y la calidez, la pasión y el desapego.

Los mecanismos referenciales

Se basan en la utilización de palabras o de expresiones que se refieren a una misma realidad:

  • Repetición de palabras con un mismo referente: Le gustan las películas espectaculares. Estas superproducciones son su debilidad.
  • Uso de pronombres y determinantes que señalan la misma realidad que el nombre al que sustituyen o al que se refieren: Por un momento, la vio cerca de la orilla del río. Pero, mientras la miraba, ella se fue diluyendo. Su cuerpo desapareció.

La elipsis consiste en suprimir las partes del texto que el receptor conoce: [Ella] salía de casa después del desayuno y [ella] se dirigía a la parada del metro, [ella] se sentaba y [ella] leía un libro.

El nombre o sustantivo

  • Desde el punto de vista semántico, los nombres son palabras variables que designan realidades: personas, animales, objetos, acciones, lugares...
  • Desde el punto de vista morfológico, el nombre tiene género y número que impone a los determinantes y a los adjetivos con los que se combina: Vuestras nuevas amigas.
  • Desde el punto de vista sintáctico, los sustantivos son núcleos de sintagmas nominales.

Clases de nombres

  • Nombres comunes: se refieren a seres y objetos que tienen las mismas propiedades que otro de su misma clase. Ejemplos: perro.
  • Nombres propios: hacen referencia a realidades que son únicas en su clase. Ejemplos: Francia, Javier.
  • Nombres individuales: señalan en singular a un solo ser u objeto. Ejemplos: árbol.
  • Nombres colectivos: señalan en singular grupos de individuos de la misma clase. Ejemplos: bosque, ejército.
  • Nombres contables: hacen referencia a realidades que se pueden numerar. Ejemplos: grano, gota.
  • Nombres no contables: hacen referencia a realidades que no se pueden contar. Ejemplos: trigo, agua.
  • Nombres concretos: designan a entidades que se perciben por los sentidos. Ejemplos: estrella, moto.
  • Nombres abstractos: designan entidades que no se perciben por los sentidos. Ejemplos: suerte, sencillez.

Clases de nombres según la relación género y sexo

  • Los heterónimos diferencian el género gramatical y el sexo de los seres vivos con nombres de diferente raíz: marido y mujer, toro y vaca.
  • Los nombres de desinencia común para el masculino y el femenino diferencian el género y el sexo con los determinantes y los adjetivos (el pianista famoso y la pianista famosa, el estudiante y la estudiante).
  • Los epicenos son sustantivos de un solo género (masculino o femenino) que no diferencian el sexo: persona, víctima, cuervo, gaviota, serpiente, chacal... Para diferenciar el sexo, añaden los nombres varón o mujer, y macho o hembra: una víctima varón y una víctima mujer, la serpiente macho y la serpiente hembra.

Valores expresivos del nombre

  • En relación con el contenido del texto, algunas clases de nombres se ajustan mejor que otras al contenido del texto. Por ejemplo, los nombres abstractos son más frecuentes en textos humanísticos, que tratan sobre el pensamiento y la cultura: El distanciamiento marcaba así una nueva perspectiva ante el lector, presentándole una leyenda seca, pobre de conceptos, erudición y doctrina.
  • Los nombres propios abundan en las descripciones enciclopédicas, así como en la narración de acontecimientos históricos, culturales, etc.: A mediados de marzo, Puigdevall me mandó un billete para Barcelona. Con la barretina puesta, bajé del avión en el aeropuerto del Prat.
  • A su vez, los nombres concretos son más comunes en la mayoría de los textos científicos, expositivos y periodísticos (exceptuando los de opinión): Ortigas y rosales silvestres crecían entre las tablas del coro, la madreselva se enredaba en la reja del confesionario, sucio por el hollín de las hogueras, y la campana, solitaria, pendía en la espadaña solo para sonar en los incendios.
  • En los textos científicos y técnicos abundan los términos especializados de cada materia. Cada disciplina posee palabras de uso específico, definidas de forma muy minuciosa por los profesionales con el fin de evitar la ambigüedad, frecuente en el lenguaje coloquial: cromografía, Intranet.

En relación con su uso en el habla, los nombres realizan dos funciones

  • Clasificar e identificar. Cuando el nombre no va precedido de determinantes, designa una clase. Así, en "Él es portero", la palabra portero hace referencia a la clase de los porteros. El nombre propio, así como el nombre común precedido de determinantes, sirve para denotar o identificar. Así, en "Luisa discutió con la directora", las expresiones nominales Luisa y la directora denotan dos personas concretas.

El adjetivo

  • Desde el punto de vista semántico, los adjetivos aportan al nombre una cualidad (oído finísimo, cielo azul) o una propiedad (ordenador portátil, puerta giratoria).
  • Desde el punto de vista morfológico, el adjetivo tiene, normalmente, variación de género y de número: días alegres, canción inspirada, aguas cristalinas.
  • Desde el punto de vista sintáctico, los adjetivos son el núcleo de sintagmas adjetivales que funcionan normalmente como complemento de nombre (La botella llena), como atributos (La botella está llena) o como predicativos (Llegó contento a la pista).

Usos de los adjetivos calificativos

El adjetivo calificativo se puede utilizar de estas dos maneras:

  • El uso especificativo reduce el significado del nombre al que se une el adjetivo: en "Los futbolistas enfermos no jugarán", el adjetivo enfermos selecciona entre todos los futbolistas a un grupo, los que están enfermos. Van unidos directamente al nombre, sin pausas.
  • El uso explicativo aporta un rasgo indicado por el adjetivo que afecta a todos los miembros designados por el nombre: "Los futbolistas, enfermos, no jugarán". Estos adjetivos van entre pausas y explican lo que se dice en el predicado ('No jugarán ninguno de ellos porque están enfermos').

Los grados del adjetivo

  • El grado positivo expresa la cualidad de forma neutra. No necesita modificación: alto, ligero, frágil, conmovedor...
  • El grado comparativo expresa una cuantificación que le permite crear comparaciones de superioridad (más alto), de igualdad (tan contento) o de inferioridad (menos pesado).
  • El grado superlativo denota un grado muy elevado de la cualidad que aporta el adjetivo. Hay dos clases de grado superlativo:
    • El superlativo relativo, que expresa la cualidad más alta entre un grupo. Se forma con un artículo y un adverbio comparativo: el más hábil de todos, los menos favorecidos del grupo.
    • El superlativo absoluto no manifiesta ninguna comparación. Se expresa por medio de sufijos (buenísimo, paupérrimo) o prefijos de intensidad (archiconocido, hipersensible, megapotente, superfácil).

Valores expresivos del adjetivo

  • No todas las modalidades textuales utilizan el adjetivo con la misma finalidad e idéntica frecuencia. Por ejemplo, en las descripciones, el adjetivo calificativo aporta los rasgos que contribuyen a representar de forma más clara y visual la imagen de las realidades que se describen.
  • En las descripciones literarias (especialmente las poéticas) predomina el valor connotativo, para expresar sentimientos, crear sensaciones y generar belleza. El adjetivo aporta una visión subjetiva e impresionista de los objetos descritos. Predominan los epítetos y los calificativos, muchas veces antepuestos, con intención valorativa. Las descripciones que utilizan calificaciones metafóricas, metonímicas, sinestésicas, hiperbólicas, personificadoras... ganan en brillantez y en belleza. También contribuyen a elevar el estilo los calificativos más valorados en el nivel culto de la lengua.
  • Las descripciones expositivas y las científicas buscan la objetividad. Evitan las asociaciones expresivas y en ellas predomina la denotación. Dado que la función de los adjetivos es acotar y precisar, en ellas son más frecuentes los adjetivos relacionales y los adjetivos calificativos con uso especificativo.

Contexto social y cultural del siglo XVIII

La ilustración es el movimiento intelectual que caracteriza el pensamiento del siglo XVIII o Siglo de las Luces. La ilustración defiende el poder de la razón y del espíritu crítico (observación y experimentación) como únicas vías de conocimiento. De ahí:

  • La importancia de los estudios científicos (matemáticas, física, química).
  • El rechazo de los dogmas religiosos, considerados el origen de la intolerancia.
  • La idea de que el progreso conduce a la felicidad del hombre.
  • El deísmo, que promulga un conocimiento de Dios a través de la naturaleza sin cultos ni revelaciones.

En España, las ideas ilustradas se difunden gracias a varias instituciones (Sociedades Económicas de Amigos del País, Real Academia Española, Biblioteca Nacional, Museo del Prado) y al periodismo. Sin embargo, el movimiento penetra de forma tardía y lenta, debido a la oposición de la Inquisición.

El arte y la cultura

Los ilustrados tratan de acortar la distancia que media entre España y la cultura europea. Su gran esfuerzo educador se aprecia en:

  • Las traducciones de libros y la difusión de enseñanzas teológicas, jurídicas, filosóficas y científicas, acordes con las vigentes en Europa.
  • La divulgación científica a través de la prensa.
  • La proliferación de bibliotecas y museos.
  • La creación de las escuelas técnicas (Jardín Botánico, Escuela de Medicina de San Carlos).
  • La aparición de instituciones públicas y privadas dedicadas a la investigación y a la difusión de la cultura: la Real Academia Española (1713), la Real Academia de la Historia (1738), la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (1752).
  • El nacimiento de agrupaciones destinadas al fomento de la industria, del comercio o a la formación de los agricultores como la Sociedad Vascongada de Amigos del País (1764).

Convencidos de que el conocimiento lleva a la felicidad común, acometen, además, la reforma de las universidades y de las enseñanzas medias secularizadas (Instituto Asturiano, Reales Estudios de San Isidoro y Seminario de Nobles).

La manifestación estética de la Ilustración

Es el Neoclasicismo, cuyos principios son la imitación de las reglas dictadas por la razón, el seguimiento de los modelos grecolatinos o la finalidad didáctica del arte. Por ello, en literatura sobresalen las obras dedicadas a la reflexión y la crítica.

La literatura del siglo XVIII

El Neoclasicismo es la manifestación artística y literaria de la Ilustración. La Ilustración supone un cambio en la concepción del arte y de la literatura; por ello, los artistas neoclásicos asumen los siguientes principios:

  • La literatura debe ser útil para modificar la sociedad y educar.
  • El arte debe guiarse por los principios de la razón. El sentimentalismo y las emociones quedan desterrados de la literatura.
  • La creación está supeditada a las ideas, el contenido prima sobre la forma.
  • Los autores deben atenerse a las normas del «buen gusto» (claridad, equilibrio, sobriedad y naturalidad), frente a los excesos barrocos (oscuridad, afectación).
  • Las obras de arte han de resultar creíbles, la verosimilitud es una de las máximas del arte neoclásico.
  • Se propugna la imitación de los clásicos griegos y latinos.

El estilo

Durante la primera mitad del siglo XVIII, la deuda con la literatura del Barroco es notoria; en la segunda, en cambio, la literatura neoclásica coexiste con otras manifestaciones:

  • Estilo rococó: Se observa fundamentalmente en la poesía. Destacan las odas anacreónticas de Meléndez Valdés.
  • Prerromanticismo: Da cabida al subjetivismo, la fantasía o los sentimientos, que anticipan el movimiento romántico que está por llegar. Las Noches lúgubres de Cadalso son un buen testimonio de esta nueva estética.

La anacreóntica

La anacreóntica es una composición lírica en verso de arte menor que celebra los placeres de la vida, el vino, el amor, la amistad. Asimismo, se apoya en la sensualidad, la belleza femenina y la naturaleza (fuentes, arroyos, palomas...). Su creador fue el poeta griego Anacreonte (siglos VI-V a.C.), por lo cual recibe esta denominación.

Los géneros durante el Neoclasicismo

Se cultivan los géneros tradicionales: lírica, narrativa y teatro, pero siempre con una finalidad didáctica. Nuevos géneros como el ensayo.

La prosa del siglo XVIII

En el siglo XVIII, la prosa didáctica se impone a la narrativa. La novela, que tantos éxitos había alcanzado durante el Renacimiento y el Barroco, apenas tiene relevancia. Las escasas novelas de este siglo se caracterizan bien por su profunda huella barroca, bien por la intención didáctica que subyace en ellas. Los ilustrados conciben la prosa, y en general la literatura, como un vehículo de difusión de ideas, capaz de intervenir en la vida pública.

Géneros didácticos

  • El ensayo: Se reflexiona sobre un tema a partir de la observación y de la experiencia.
  • El género epistolar: Composiciones literarias en prosa o en verso, que tienen forma de carta.
  • Los libros de viajes: Reúnen experiencias y reflexiones sobre la cultura, las costumbres o las peculiaridades de un país al que se ha viajado.
  • La prosa: Inicia un desarrollo significativo en este siglo.

Benito Jerónimo Feijoo

El fraile benedictino Benito Jerónimo Feijoo (1676-1764) fue un hombre de su tiempo, racionalista e ilustrado, y el máximo intelectual de la primera mitad del siglo XVIII. La prosa de Feijoo es de carácter divulgativo y crítico. Preocupado por el atraso cultural del país, trata de combatir los errores y supersticiones reinantes en la época. Su propósito era llegar al gran público, por ello su estilo es claro y coloquial.

Obras de Feijoo

Sus obras más importantes son el Teatro crítico universal y Cartas eruditas y curiosas. Ambas presentan una intención enciclopédica y versan sobre los más variados temas: la reforma de la enseñanza universitaria, la historia, la ciencia, la lengua, la filosofía, la política, etcétera.

  • El Teatro crítico universal es la primera muestra castellana del género ensayístico.
  • Las Cartas eruditas y curiosas pertenecen al género epistolar.

José Cadalso

José Cadalso (1741-1782) fue un gran conocedor de la cultura europea del momento. Cartas marruecas, su obra más conocida, recoge la correspondencia que mantienen un español, Nuño, y dos marroquíes, Gazel, que vive en Madrid y trabaja para una embajada, y Ben-Beley, su maestro y consejero. A través de este intercambio de epístolas, el autor ofrece tres puntos de vista sobre la realidad, que se complementan y no se oponen. Cadalso pretende realizar una crítica constructiva y que su obra sea útil a la sociedad.

Se abordan temas como:

  • El ideal del hombre moderno.
  • La defensa del idioma y el patriotismo.
  • Las costumbres de los españoles.
  • La condición humana.

Además, escribió Los eruditos a la violeta, una sátira contra los que fingen erudición, y Noches lúgubres, considerada precursora del Romanticismo.

Gaspar Melchor de Jovellanos

Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811) participa del espíritu reformista e ilustrado de la época. Fue el fundador del Real Instituto Asturiano. Su intensa actividad política le permitió conocer de primera mano los problemas del país; y su faceta de escritor, la de plasmarlos en sus textos. El deseo de modernizar España es el objetivo de todos ellos. A diferencia de Feijoo, el lenguaje de Jovellanos es cuidado y culto.

Sus obras tratan diferentes asuntos: política (Memoria en defensa de la Junta Central), economía (Informe en el expediente de Ley Agraria); educación (Memoria sobre la educación pública); o literatura y cultura, como su Memoria para el arreglo de la policía de los espectáculos y diversiones públicas, donde rechaza el teatro barroco y defiende un teatro que eduque y deleite.

La poesía del siglo XVIII

En la primera mitad del siglo XVII, predomina el posbarroquismo (Gabriel Álvarez de Toledo, María de Camporredondo, Diego de Torres Villarroel, Eugenio Gerardo Lobo, Teresa Guerra...). En la segunda mitad del siglo, el panorama varía y conviven ya varios modos de hacer poesía:

  • La poesía neoclásica, que canta asuntos ejemplares de gran resonancia histórica, trata temas morales y filosóficos y predica la filantropía, exalta la ciencia o aborda la educación femenina.
  • La poesía anacreóntica, destinada a celebrar los placeres de la vida.
  • La poesía didáctica, que encuentra en las fábulas el medio más afín a su propósito aleccionador e intención.

Meléndez Valdés

Juan Meléndez Valdés (1754-1817) es el poeta más destacado del siglo XVIII. Su obra recorre las principales tendencias de la época: la rococó y la neoclásica. En sus primeras poesías adopta la línea rococó con sus odas anacreónticas. Posteriormente, comienza a escribir poesía moral y filosófica, en la que plasma las preocupaciones e ideales de la Ilustración: los problemas sociales, el filantropismo... Un buen ejemplo es el poema "La mendiguez".

Los fabulistas

Tomás de Iriarte (1750-1791) y Félix María de Samaniego (1745-1801) son los autores de las dos colecciones de fábulas más destacadas de este siglo.

  • Las Fábulas literarias, de Iriarte, como "El burro flautista" o "La mona" ofrecen a los escritores principiantes consejos basados en el ideal literario del Neoclasicismo.
  • Las fábulas en versos castellanos, de Samaniego, en las que predomina la sátira moral contra vicios como la ambición, la pereza, etc. "La cigarra y la hormiga" y "La lechera" son algunas de las más populares.

El teatro neoclásico

Los ilustrados trataron de combatir el teatro popular, continuador del teatro del Siglo de Oro, y el favorito del público. Los excesos y despropósitos, la inverosimilitud, la ruptura de las reglas clásicas o la transmisión de unas ideas sociales y morales arcaicas no se ajustaban a su propósito estético ni político. Los ilustrados consideraban que el teatro era un medio idóneo para la educación de las masas y para la propaganda política. De ahí, el interés del Gobierno en la reforma del espectáculo teatral y los numerosos ataques de los ilustrados.

Características del teatro neoclásico

  • Respeto a las reglas clásicas: Por un lado, se propone un respeto riguroso de las unidades de lugar, tiempo y acción; y, por otro, una tajante separación de géneros.
  • Verosimilitud: Se pretende un teatro que vaya contra el derroche imaginativo barroco. Las acciones deben resultar creíbles.
  • Finalidad didáctica: El teatro neoclásico pretendía ser un vehículo de moralidad y decencia del que obtener una enseñanza útil.

Subgéneros dramáticos

  • Tragedia: Las primeras tragedias fueron traducciones y adaptaciones de autores extranjeros. A pesar de los intentos ilustrados de crear una tragedia original española, esta no triunfó. Aun así, contamos con obras y autores destacados: Vicente García de la Huerta (Raquel), María Rosa Gálvez, Nicolás Fernández de Moratín, Álvarez de Cienfuegos…
  • Comedia lacrimosa: Drama sentimental que difunde por vía emotiva un mensaje pedagógico (El delincuente honrado, de Jovellanos) y algunas comedias de María Rosa Gálvez.
  • Sainete: Obra breve de carácter cómico y en ocasiones satírico y burlesco, censurada por los autores neoclásicos por su falta de valores morales (Ramón de la Cruz, Mariana Cabañas, Mariana Alcázar).

La comedia neoclásica

Leandro Fernández de Moratín (1760-1828) es el dramaturgo más representativo del siglo. A él le corresponde el mérito de adaptar la comedia a los ideales de los ilustrados y alcanzar, a la vez, el favor del público. Los temas principales de sus comedias son los matrimonios concertados, la educación de los jóvenes y los defectos de la comedia de su tiempo. Estas son sus mejores piezas:

  • La comedia nueva o El café es una crítica de las comedias posbarrocas que se escribían en la época: Eleuterio ha compuesto una obra que reúne todos los defectos del mal teatro de la época: embrollos, carece de buen gusto, inverosimilitud... Como era de esperar, la pieza fracasa.
  • En El sí de las niñas aparece el tema de los matrimonios concertados y la educación de los jóvenes: doña Irene pretende casar a su hija Francisca con el viejo don Diego. El anciano descubre que la joven está enamorada de su sobrino y renuncia a la boda, permitiendo que los jóvenes se casen.

Ortografía

Se escriben con B

  • Las palabras que empiezan por las sílabas bu-, bus-, bur-: buzón, buscador, burla...
  • El pretérito imperfecto de indicativo de los verbos de la primera conjugación y, además, el del verbo ir: cocinaba, iba.
  • Los verbos acabados en -bir (excepto hervir, vivir y servir) y -buir: recibir, distribuir.
  • Las palabras que empiezan por los prefijos bi-, bis-, biz-, que significan 'dos' o 'dos veces': bimensual, bisnieto, bizcocho.
  • Las palabras que acaban en -bilidad, excepto movilidad: visibilidad.

Se escriben con V

  • Las palabras que empiezan por eva-, eve-, evi-, evo-: evadir, eventual, evitar, evocar.
  • Las palabras que empiezan por los prefijos vice-, viz-, vi-, que significan 'en lugar de': vicerrectora, vizcondado, virreinato.
  • Las palabras terminadas en -ívoro ('que come'): frugívoro.
  • El pretérito perfecto simple de los verbos que acaban en -uve menos hube.

Se escriben con X

  • Las palabras que empiezan por la sílaba ex- seguida de p/- o pr-: explanada, expresión, excepto esplendor y sus derivados.

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