El conde romanones
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LA ESCUELA Y EL REGENERACIONISMO.A finales del siglo XIX y principios del XX se produce en España un afán reformista de inspiración regeneracionista, que concibe la educación como un gran medio, pero a su vez como un problema que hay que resolver para que pueda servir como tal medio para la regeneración nacional. Se parte de un análisis de la situación por la que atraviesa la educación en nuestro país, utilizando además n planteamiento comparativo con las concepciones y realizaciones de nuestros vecinos países europeos, lo que pone de manifiesto el abandono de nuestro sistema educativo, la situación problemática por la que atraviesa como decidida causa de nuestro estancamiento , y la apremiante necesidad e introducir las modificaciones oportunas, tanto en las instancias político- administrativas como en las técnico pedagógicas, para que la educación y la escuela puedan servir al desarrollo nacional.
Como expresión de este movimiento son segregados del Ministerio de Fomento , creándose el Ministerio de instrucción Pública y Bellas Artes y poniendo al frente del mismo al ilustre murciano D. Antonio García Alix, políticamente conservador, quien emprende una seria de reformas que su sucesor en el ministerio, el liberal Conde de Romanotes, continuaría con mayor decisión y amplitud de contenido. Quizás su más trascendente medida fue asegurar el sueldo del magisterio, pues consiguió que pasase a dependencia directa del presupuesto del Estado.
Pero como el mismo Romanones indicara, éste era solo el primer paso en el largo camino de reformas que debían emprenderse. Primer paso de un camino de reformas educativas en el que establecía tres puntos fundamentales a cubrir en la enseñanza primaria. El primero lo centraba en la construcción de edificios, que constituyesen el marco y estructura fundamental donde apoyar el segundo punto de la reforma, la graduación escolar, considerada como medida urgentísima en la educación para eliminar en las grandes poblaciones la escuela unitaria o de un solo maestro, calificada a su vez de anticuada. Y el tercer punto lo sitúa en la adecuada selección y formación del elemento personal. En este sentido contempla la reforma de las Escuelas Normales, para que de ellas salgan maestros con la formación requerida; y la reforma de Inspección Escolar, en orden a la conformación de una inspección independiente del caciquismo, más técnica que burócrata, eficaz, que visite frecuentemente las escuelas y que sus profesionales más valiosos saliesen entre los elementos del magisterio.
Queda expuesto aquí un programa de reformas para la enseñanza primaria que la administración educativa debía dedicar muchos esfuerzos. Sin olvidar las apatías o resistencias al cambio por causas muy diferentes se suelen generar en toda estructura consolidada.
Los planteamientos del conde de Romanones. Silenciado durante algunos años por parte de la administración educativa, el tema de la escuela graduada vuelve a tomar cuerpo legar en 1910, dentro de un nuevo período de gobierno liberal e impulsado esta vez por el Conde de Romanones que volvía a ocupar la cartera de la instrucción pública. Para él la transformación de la enseñanza pública, y concretamente la escuela primaria, era una cuestión fundamental, frenada por las limitaciones económicas, pero que no podía demorarse más sino someterla a reformas fragmentarias, exigiendo una transformación orgánica, sometida a un plan bien definido , donde cada una de las reformas obedeciesen a un pensamiento director que lo fundamentarse y diese cohesión.
Afirmando que aplazar dicho plan de reformas, supondría <<condenar nuestra instrucción al lamentable estancamiento que el partido liberal más que otro viene obligado, por compromiso de honor, a evitar>>. Advirtiendo también que hasta dicha transformación había que llegar no de golpe, si no gradualmente por etapas y con una intervención directa del Estado que considerase la educación como función primaria y capital entre todas las suyas.
Defiende la escuela primaria ajena a toda lucha ideológica, basada en los principios de respeto, tolerancia desigualdad para todas las ideas siempre que no estén en pugna con los altos principios morales, democratizando la enseñanza primaria con una escuela nacional.
La reforma exigía resolver también otras cuestiones importantes como eran: la organización de la escuela primera con moldes que respondieran a las necesidades pedagógicas modernas, la construcción de edificios y el personal necesario debidamente formado.
Desde el punto de vista organizativo, la escuela unitaria, en poblaciones donde pudiese formarse más de un grupo de niños o niñas, es considerada por Romanones como un anacronismo. En su planteamiento, dando como evidentes las ventajas de tipo pedagógico, compara el gasto que supondría. Y resultando de las estadísticas que donde mayor número de escuelas faltaba era en las poblaciones de gran vecindario, presentaba como solución la transformación de escuelas unitarias en graduadas, aumentando al efecto los maestros de sección que fuesen necesario.
La construcción de edificios es considerada como una necesidad inaplacable y más aún pensando en locales APRA escuelas graduadas. Advierte que era un problema cuya solución requería plantearlo en términos modestos. En este sentido propone un tipo de construcción según el cual el coste de una graduada con cuatro salas de clase y demás dependencias, con las condiciones suficientes de espacio, luminosidad, etc. se sitúa en unas 25.000 pesetas. Estos edificios los considera convenientes.
Pues bien, apoyado en estas y otras razones, calcula un periodo de diez años para la transformación gradual que propone, enunciando una seria de bases para la reforma que serían recogidas y desarrolladas en los Reales Decretos del 6 de mayo y 8 de junio de 1910.
Por el primero de ellos se dispone a la transformación de escuelas graduadas, de todas aquellas unitarias donde la matricula y asistencia excediera de 70 alumnos, siempre que en la población hubiese niños que no pudiesen ser admitidos en las escuelas públicas, etc.
En dichas escuelas se crearían las secciones que fuesen necesarias con un promedio de 50 alumnos por sección. Y el personal estaría integrado por el maestro director y tanto maestros de secciones nuevas se estableciesen.
Por el segundo de dichos decretos se dispone que, ante la imposibilidad de realizar la transformación en graduadas de una sola vez, las escuelas se fueran graduando en poblaciones de 2.000 habitantes o más a medida que quedasen vacantes. Al mismo tiempo se establecían nuevas categorías de sueldos para loas maestros que las fuesen ocupando, introduciendo en ellas la gratuidad de la enseñanza con la supresión de las gratificaciones de niños pudientes.
donde cada una de las reformas obedeciesen a un pensamiento director que lo fundamentarse y diese cohesión. Afirmando que aplazar dicho plan de reformas, supondría <<condenar nuestra instrucción al lamentable estancamiento que el partido liberal más que otro viene obligado, por compromiso de honor, a evitar>>. Advirtiendo también que hasta dicha transformación había que llegar no de golpe, si no gradualmente por etapas y con una intervención directa del Estado que considerase la educación como función primaria y capital entre todas las suyas.
Defiende la escuela primaria ajena a toda lucha ideológica, basada en los principios de respeto, tolerancia desigualdad para todas las ideas siempre que no estén en pugna con los altos principios morales, democratizando la enseñanza primaria con una escuela nacional.