Egospótamos: La Batalla Naval Decisiva que Marcó el Fin de la Guerra del Peloponeso

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Movimientos Iniciales y Preparativos

Expedición Ateniense y Daños en la Región del Rey

Desde allí, los atenienses navegaron hacia Rodas. Zarpando de Samos, causaron grandes daños en la región del rey. Luego, navegaron hacia Quíos y Éfeso, preparándose para una batalla naval. Eligieron como generales, entre los presentes, a Menandro, Tideo y Cefisodoto.

La Estrategia de Lisandro en el Helesponto

Por su parte, Lisandro navegó desde Rodas, junto a la Jonia, hacia el Helesponto para apoyar la salida de los buques y actuar contra las ciudades que se le habían sublevado. Los atenienses regresaron desde Quíos por alta mar, pues Asia era su enemiga. Lisandro navegó desde Ábidos hasta Lampsaco, que era aliada de los atenienses. Los de Ábidos y los demás se presentaron a pie, liderados por el lacedemonio Tórax.

La Captura de Lampsaco y la Reacción Ateniense

Asalto y Saqueo de Lampsaco

Habiéndola atacado, se apoderaron de la ciudad por la fuerza. Los soldados la saquearon, siendo esta rica en vino y comida, y llena de otros víveres. Lisandro dejó marchar a todo hombre libre.

Posicionamiento Ateniense en Egospótamos

Los atenienses, navegando justo detrás, se detuvieron en Eleón del Quersoneso con 180 naves. Entonces, a los que estaban desayunando se les comunicó lo de Lampsaco y enseguida partieron hacia Sesto. Desde allí, habiéndose provisto de trigo enseguida, navegaron hasta Egospótamos, que estaba enfrente de Lampsaco. El Helesponto dista de ese lugar unos 15 estadios. Allí cenaron.

El Enfrentamiento en Egospótamos

La Estrategia de Lisandro: Paciencia y Observación

Al amanecer, Lisandro ordenó que, después de desayunar, subieran a los barcos. Habiéndolo preparado todo como para una batalla naval y desplegando las velas, dijo que nadie se moviera de su posición ni se retirara.

Los atenienses, por su parte, al amanecer se dispusieron en la boca del puerto, enfrente de los enemigos, como para una batalla. Una vez que Lisandro no se enfrentó y el día acabó, regresaron de nuevo a Egospótamos.

Lisandro ordenó que las naves más rápidas siguieran a los atenienses y que, después de que desembarcaran, observando lo que hacían, volvieran y se lo anunciaran. Y que no desembarcaran de las naves antes de que estas llegaran. Hizo esto durante cuatro días, y los atenienses atacaron.

Advertencia de Alcibiades y la Fuga de Conon

El Consejo Desoído de Alcibiades

Alcibiades, observando desde las murallas a los atenienses anclados en la costa y cerca de ninguna ciudad, recogiendo víveres de Sesto a unos 15 estadios de las naves, y teniendo a sus enemigos en el puerto y con todo cerca de la ciudad, dijo que ellos no estaban situados en un buen lugar y que deberían trasladarse a Sesto, junto al puerto de la ciudad.

“Estando aquí”, dijo, “combatiréis cuando queráis”. Pero los generales, sobre todo Tideo y Menandro, le ordenaron que se marchara, pues ellos eran los generales ahora, no él.

La Huida de Conon

Conon, huyendo con 9 naves cuando supo la situación desesperada de los atenienses, deteniéndose junto a la colina de Lampsaco que está en Barnis, desplegó las grandes velas de Lisandro. Él mismo regresó con 8 naves hacia Chipre junto a Evágoras. Por su parte, la Paralos se dirigió hacia Atenas para anunciar lo sucedido.

El Ataque Decisivo de Lisandro

La Sorpresa Ateniense y la Victoria Espartana

Lisandro indicó rápidamente que la nave más rápida navegara. Además, Tórax lo acompañaba con la infantería. Conon, viendo el avance, indicó que a marchas forzadas se ayudara a las naves. Estando los hombres dispersos, solo tenían 2 filas de remeros, otras una sola fila de remeros y otras completamente vacías.

La nave de Conon y otras 7 restantes que la acompañaban, junto con la Paralos, se replegaron en un mismo lugar. Lisandro capturó a todas las demás junto a la costa y reunió a la mayoría de los hombres en tierra. Algunos huyeron a la fortaleza.

Consecuencias y Negociaciones de Paz

La Misión de Teramenes

Estando así las cosas, Teramenes dijo en la asamblea que, si querían enviarlo a Lisandro, volvería sabiendo si los lacedemonios querían que la ciudad fuera esclavizada en relación a lo de los muros o si persistían por puro orgullo. Siendo enviado junto a Lisandro, convivió con él 3 meses o más, esperando cuando los atenienses, por estar todo el grano agotado, fueran a estar de acuerdo con lo que se dijera.

La Respuesta de los Éforos

Lisandro envió ante los Éforos a Aristóteles, que era un tránsfuga ateniense, para que anunciara junto con otros lacedemonios que se había contestado a Teramenes: que ellos eran los responsables de la paz y de la guerra.

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