Educación para la Convivencia: Ética, Relativismo y Desafíos de la Sociedad Posmoderna

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Relativismo, ética y educación para la convivencia

La escuela obligatoria nace como una institución primordialmente moderna, y cuya función inicial es la transmisión y universalización de una serie de conocimientos. Sin embargo, parece que pierde una de sus grandes razones de ser en la sociedad de la información. De igual manera, en la heterogénea y fragmentada sociedad posmoderna en la que no es posible un único referente conceptual, ético o epistemológico, parece que la escuela ha perdido el norte y por ello vive en unos momentos de desconcierto.

La Ética de Procedimientos frente a la Diversidad

La heterogeneidad y multiculturalidad que caracterizan nuestras sociedades industrializadas, y que cada vez más lo harán en una sociedad globalizada que evoluciona a un ritmo vertiginoso, nos debe impulsar a la búsqueda, no tanto de una ética que se base en principios estáticos, sino hacia una ética basada en unos procedimientos que posibiliten el dinamismo y la interacción entre la diversidad y relatividad de principios y valores.

Estos procedimientos deben facilitar:

  • El diálogo para entender los presupuestos ajenos y contrastar las propias elaboraciones.
  • Detectar y enfrentar las contradicciones, distorsiones y malentendidos que aparecen inevitablemente en los procesos de comunicación intra e intercultural.

Esta ética no suprime el conflicto de valores, sino que permite el diálogo, la comprensión y la tolerancia de la pluralidad. Además, facilita el contraste de pareceres y de experiencias entre los individuos y las culturas.

La Experiencia del “Otro” y la Co-responsabilidad Educativa

Para generar un contexto que favorezca un debate colectivo enriquecedor, hay que ofrecer la oportunidad de que nuestros alumnos vivan la experiencia del “otro”. Y es que desde el desconocimiento y el anonimato, el otro se encuentra más allá del espacio social desde el que se puede generar la moral.

Por ello, es importante propiciar en el alumnado encuentros con los otros, experimentando que podemos comunicar y ser comunicados, enriquecer y ser enriquecidos. Sin duda, esto es crucial que lo asumamos todos los miembros de la comunidad educativa.

Así, es necesario que todos, sujetos y comunidades, seamos capaces de descentrarnos, de extrañarnos, de mirar al “otro” que hay en “mí”. Es fundamental fomentar actitudes de acercamiento y co-responsabilidad desde la “otredad” y la “mismidad”.

Estas actitudes deben impregnar desde el diseño de las programaciones y proyectos más formales, hasta todos nuestros pequeños, y a primera vista insignificantes, actos, actitudes, hábitos, lenguaje y costumbre de trabajo en el aula y en el centro.

Creación de Nuevos Espacios de Relación

Efectivamente, para que todos los miembros de la comunidad educativa participen realmente en la construcción y desarrollo de un proyecto común es necesario crear nuevos espacios y ámbitos de relación de padres, profesores y alumnos.

Estos espacios deben fomentar un clima de confianza y respeto mutuo que ayude a poner en crisis los propios esquemas, ideas y valores.

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