Economía de Entreguerras y el Crack del 29: Causas y Consecuencias

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Economía de Entreguerras y el Crack de 1929

La Economía de Estados Unidos y los Felices Años Veinte

Tras la Primera Guerra Mundial, las economías de los países europeos (Francia, Gran Bretaña y, sobre todo, Alemania, ahogada por las cuantiosas indemnizaciones de guerra) quedaron en una situación de crisis total y endeudadas con los bancos norteamericanos. Europa perdió su potencial demográfico (millones de muertos, inválidos y heridos) y el equipo productivo (fábricas, máquinas e infraestructuras). Mientras tanto, Estados Unidos no sufrió en su territorio las consecuencias del conflicto y vivió durante la década de los veinte unos años de gran prosperidad económica y extraordinario desarrollo industrial. Se consolidaron nuevos sectores industriales como los electrodomésticos y el automóvil (en 1929, de los 35 millones de coches que circulaban en el mundo, más de 26 millones estaban en los EE. UU.), las industrias eléctricas y los bienes de consumo (radios, frigoríficos, aspiradoras), la química y la aeronáutica. Se desarrolló también la producción en cadena, el consumo de masas (grandes almacenes) y la industria del ocio y el espectáculo (cine, discos, radio, musicales). La gente pedía préstamos a los bancos para poder consumir y acababa endeudándose. Por otra parte, la buena marcha de los negocios propició un incremento de los valores de las empresas en la Bolsa de Nueva York, y desde 1925 las cotizaciones no dejaron de subir. Aumentaba así la economía especulativa, y muchos americanos invirtieron sus ahorros o solicitaron créditos para comprar acciones; también lo hicieron los grandes hombres de negocios y las sociedades empresariales. En suma, los felices años 20 fueron una época de optimismo económico generalizado, donde se afianzaron las ideas básicas del liberalismo, tales como la no intervención del Estado en la vida económica, la concentración de empresas y la expansión internacional del dinero. Sin embargo, este crecimiento económico presentaba importantes limitaciones y desequilibrios que darían lugar a la crisis de 1929.

Aspectos Generales del Crack de 1929

La crisis de 1929, que no fue una crisis cíclica, sino la crisis más generalizada del sistema capitalista hasta ese momento, tuvo efectos sociales, económicos y políticos. Comienza con el final de la Primera Guerra Mundial y tiene su punto culminante con el crack financiero de la bolsa de Nueva York de 1929. Originada en los EE. UU., repercutió en la mayor parte de los países y no es fácil señalar cuándo terminó. Aunque se suele situar su término en el bienio 1937-38, sus efectos continuaron e, incluso, hay historiadores que afirman que solo se solucionó con el estallido de la Segunda Guerra Mundial.

Conviene destacar los rasgos que la distinguieron de las anteriores crisis:

  1. No estuvo precedida por un alza de precios, beneficios y trabajo, sino que se dio en una época de bajada de precios, con 10.000.000 de parados y con una agricultura en fase de estancamiento.
  2. La crisis fue universal y afectó a todos los sectores económicos y sociales.
  3. Mientras que las crisis anteriores apenas afectaron a la agricultura, la de 1929 fue una crisis industrial y agrícola, y afectó a las metrópolis y a las colonias.
  4. Las anteriores crisis afectaron sobre todo a la industria (obreros y patronos). Los rentistas, los campesinos y los funcionarios mantuvieron sus ingresos. La de 1929 afectará a todos los sectores por las depreciaciones monetarias y por la supresión de rentas y sueldos.

Las Causas de la Crisis de 1929

  1. Sobreproducción: La Primera Guerra Mundial fue beneficiosa para la industria y provocó el desarrollo de muchos países. A partir de 1925, Europa entra en una fase de prosperidad, pero la economía mundial producía más de lo que podía consumir y se generaron muchos stocks.
  2. Especulación de capitales: La política de dar créditos a los consumidores se basaba en el dinero barato (intereses bajos). Este crédito barato fue aprovechado por gran número de pequeños bancos que invertían en la bolsa y en el extranjero de una manera alegre y confiada. La psicología colectiva y el interés de las grandes compañías hacía subir las cotizaciones en forma desproporcionada de acuerdo con su valor real. Al hundirse la Bolsa de Nueva York, su caída arrastró a muchos de estos pequeños bancos.
  3. Mantenimiento de los principios liberales: La ideología liberal era dominante y no reaccionó con suficiente rapidez ante una crisis que puso en duda las doctrinas económicas imperantes. Se produjo lo que algunos economistas llamaron ciclo infernal de la producción, esto es, la sobreproducción produjo stocks, con lo que hubo que despedir trabajadores de las fábricas, con lo que disminuye la producción y, por tanto, el consumo.

El Crack de Wall Street y la Gran Depresión

A comienzos de octubre de 1929 se produce la bajada de precios de la industria metalúrgica y se reducen los beneficios, sobre todo en el sector automovilístico. Poco después, el jueves 24 (el jueves negro), tiene lugar el hundimiento del mercado de valores de Nueva York. El pánico hizo que todo el mundo vendiese sus acciones y muchos norteamericanos se arruinaron en cuestión de minutos. La desesperación llevó a algunos a suicidarse. La bajada de las acciones hizo que la Banca Morgan intentase comprarlas para evitar la bajada. Pocos días después, el índice bursátil bajó a más de la mitad y comenzaron a cerrarse bancos y empresas. La caída de los valores de la Bolsa continuaría hasta 1933.

La Gran Depresión

Esta situación dio lugar a una larga crisis conocida como la Gran Depresión, que se extendió de 1929 a 1933 a los países del área capitalista y a todas las ramas y actividades económicas. Sus características fueron:

  1. El hundimiento de la bolsa provocó la destrucción del ahorro y la drástica reducción del crédito, del consumo y de la inversión.
  2. Los bancos se hundieron porque las personas retiraban sus ahorros y porque muchos empréstitos quedaron sin devolver. Alrededor de 9.000 bancos cerraron porque la gente retiró sus ahorros y otros se quedaron sin ellos.
  3. La caída de la demanda y de las inversiones tuvo como consecuencia la crisis industrial y unas enormes tasas de paro (12 millones en 1932 en EE. UU.). La caída brusca del consumo aceleró el descenso de los precios y aumentaron los stocks.
  4. Paradójicamente, el país más rico del mundo no disponía de un sistema de ayuda a los parados, que cayeron en la miseria más absoluta. Millones de ciudadanos quedaron sin hogar y con dificultades para sobrevivir (desnutrición masiva), vagando de un lado para otro o aglomerándose en chabolas.
  5. La miseria en el rural fue mayor que en las ciudades. Se multiplicaron las expropiaciones de granjas por las deudas contraídas, y millón y medio de personas tuvieron que abandonar forzosamente sus hogares (leer “Las uvas de la ira” de John Steinbeck, o ver el filme del mismo título de John Ford de 1940).

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