Duelo y Desmentida en la Adolescencia: Procesos de Separación e Identidad

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Duelo y Desmentida en la Adolescencia

La Desmentida como Mecanismo de Defensa

La adolescencia es un ejemplo de desorganización no patológica, donde la escisión del yo, fruto de la desmentida, es intrasistémica. Es decir, el yo se fragmenta, diferenciándose de la represión. La desmentida no es una transacción como los síntomas que derivan de la represión; en este caso, son dos corrientes psíquicas que operan simultáneamente sin alterarse. Se da entre el yo placer purificado y el yo real definitivo.

El yo placer funciona con el juicio de atribución, atribuyendo al objeto las mismas características de la representación. Predomina el principio de placer y está relacionado con el autoerotismo y la omnipotencia narcisista. En el yo real definitivo reina el juicio de existencia, que constata si la representación coincide o no con la realidad, determinando si ese objeto existe. Reina el principio de realidad y está relacionado con la representación palabra.

La desmentida es el primer tiempo del proceso de duelo, donde el juicio de existencia determina la pérdida del objeto. En la adolescencia, se pierden los padres ideales y el propio yo infantil. Ante la pubertad, se despliega una resignificación de lo edípico, surgiendo una ausencia parental real (no por la pérdida real de los padres), ya que los padres actuales no son lo que el adolescente proyectaba. No hay una identidad entre la realidad perceptual y la del yo.

Aceptar estas pérdidas implicaría mucho dolor, ya que no es solamente la pérdida del objeto en sí, sino también la pérdida del objeto identificatorio y el lugar que el yo ocupaba en el objeto. La desmentida preserva el sentimiento de sí del sujeto (omnipotencia narcisista). El adolescente escinde su yo: una parte (yo real definitivo) registra la falta, mientras que otra (yo de placer) sigue sosteniendo un juicio de atribución, idealizando a los padres. Se rehúsa a pronunciar los dos juicios: la castración materna y la muerte del padre. Ambos lo defienden a partir de la desmentida de la decepción respecto de un ideal, que funciona como garante del ser de su existencia para el adolescente.

Dolores Psíquicos y Elaboración

La desmentida opera ante dos dolores psíquicos intensos:

  • El derivado del yo placer que no acepta la pérdida de sus ilusiones (la idealización de sus padres) ni su propia omnipotencia infantil perdida. La desinvestidura de esas ilusiones genera un desequilibrio en su yo, que al adolescente se le presenta como un sentimiento de aniquilación de sí.
  • El dolor de la pérdida real del objeto y del lugar que el yo ocupaba en él.

Es importante tener en cuenta que estos dolores son elaborados. Cada pérdida que el adolescente afronta y su elaboración le permite paulatinamente ir alcanzando un sentimiento de sí.

El Proceso de Duelo

El duelo es la reacción frente a la pérdida de un objeto (persona amada o idea abstracta). Es el proceso mediante el que el sujeto tiene que desasirse de aquello que ocupaba un lugar central y que estaba investido libidinalmente. Esta investidura puede darse a través de libido narcisista (melancólico) o libido objetal.

En la libido objetal, el yo retira las investiduras de ese objeto de amor y las puede colocar, una vez terminado el proceso de duelo, en otro objeto. Hay una diferenciación entre el yo y el no yo. Todo duelo conlleva un tiempo singular que insume un gasto de energía para el aparato psíquico (según el plano económico relacionado a los montos de investidura, y según el plano dinámico, al desplazamiento de la libido).

Fases del Duelo

1. Dictamen de Ausencia

Se emite un juicio de existencia que indica que el objeto representado ya no existe, se proclama su no disponibilidad. Este juicio le indica al yo que hay algo de ese objeto que tiene que ser desinvestido. Esto pone en funcionamiento la defensa de la desmentida como recurso defensivo del yo del placer. Una parte del yo acepta el juicio de existencia, mientras que otra sostiene que es posible investir nuevamente el objeto. Hay algo del juicio de existencia que se presenta de manera contundente, lo que amenaza al yo dado que la libido no quiere abandonar al objeto. Se forma un funcionamiento que sostiene al yo narcisisticamente para poder enfrentar algo de ese juicio. La desmentida produce una escisión en el Yo, queda partido en 2 (yo real definitivo - yo del placer), generando un desgaste continuo porque atenta contra la síntesis del Yo.

2. Sobreinvestidura de Recuerdos

El yo acepta, en pos de una unificación, que el objeto se perdió y lo sobreinviste en la mente, cargando la huella mnémicas vinculada con el recuerdo, lo que trae añoranza y anhelo (efecto psíquico). Es el paso previo a la desinvestidura, supone una vuelta de la libido objetal a la narcisista. Ese objeto que formaba parte de lo que antes era libido objetal ahora es investido con libido narcisista porque se encuentra dentro de la mente. La falta de la representación determina que se sienta anhelo o añoranza recargando esa huella mnémica vinculada al objeto que alguna vez se tuvo y ya no está. Se comienza a aceptar que el objeto ya no está.

3. Desasimiento Pieza por Pieza

El retiro de la libido se completa. Esto implica desinvestir cada uno de los lugares anímicos en donde fue colocado ese objeto históricamente (el objeto tiene una historia en la construcción, no es algo fijo sino que va satisfaciendo distintos lugares psíquicos). El proceso de duelo termina una vez que el Yo puede realizar la desinvestidura de cada una de las representaciones asociadas a aquello que se perdió, disponiendo de esa libido para poder cargar un nuevo objeto, a la par que se sustrae de seguir el destino del objeto ausente.

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