La Duda Metódica de Descartes: Del Escepticismo a la Afirmación del Ser Pensante

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Descartes: El Principio del Cogito

Si la filosofía tiene que llegar a ser una matemática universal, no hay para ello otro camino que la deducción correcta, y toda deducción está supeditada a un principio de certidumbre único y a una verdad «simplísima» de la que se deducirán nuevas verdades. Partiendo del «omnibus dubitandum» (hay que dudar de todo), Descartes intenta llegar a un punto de partida cierto para derivar de aquí todo el resto de las posibles nuevas verdades.

La Duda Cartesiana: Fases y Alcance

La duda cartesiana supone dos momentos distintos y sucesivos:

  1. El reconocimiento del carácter incierto y problemático de todos nuestros «supuestos conocimientos».
  2. La decisión de suspender el asentimiento a tales conocimientos y considerarlos «provisionalmente» como falsos.

Niveles de la Duda Universal

Debo dudar primero de lo recibido por tradición y autoridad y aceptar tan solo aquello que haya logrado por mí mismo en el libre ejercicio de mi análisis. En segundo lugar, debo dudar de las representaciones de los sentidos. En tercer lugar, debo dudar incluso de lo que me parece más evidente: los conocimientos matemáticos. La duda se extiende a todo y se convierte en universal.

El Cogito Ergo Sum: La Certeza Innegable del Pensamiento

Pero, si es todo dudoso, hay un resultado cierto: la propia duda. Cuando se duda del mundo, de todo el universo, ¿qué es lo que queda? Queda la duda, el hecho de que dudo. Para dudar de todo no puedo dudar de que dudo. Podrá ser falso todo lo que yo pienso, pero lo que es indudablemente cierto es que yo lo pienso. En suma, para dudar de nuestro pensamiento de la realidad hemos de afirmar primero la realidad de nuestro pensamiento. Ello quiere decir que el pensamiento es la única cosa del mundo cuya existencia no se puede dudar, porque dudar es pensar. El pensamiento es el único dato radical del universo.

Si expulso de mi mundo representativo todo cuanto pongo en duda, me queda el hecho de que soy un ser que piensa: PIENSO, LUEGO EXISTO («cogito ergo sum»). Mi existencia está inmediatamente unida a la conciencia de mi existencia. En el acto mismo de la duda se pone de manifiesto mi existencia, pero esa certeza de mi propia existencia se enlaza solamente con mi pensamiento. Soy solo cuando pienso y mientras pienso. Cuando afirmo mi propia existencia en el «cogito ergo sum», lo que afirmo es la existencia de mí mismo como algo que piensa y nada más. De ninguna otra cosa cabe decir que basta con que yo la piense para que exista. En cambio, basta con que yo piense esto o lo otro para que este pensar exista. El pensamiento es lo único capaz de darse a sí mismo el ser.

La Naturaleza Radical del Pensamiento

La duda metódica hace mella en todo contenido de pensamiento y únicamente se detiene ante el pensamiento mismo, ante la inmediatez del puro pensar. El pensamiento tiene necesariamente un objeto. Ahora bien, yo puedo dudar siempre del objeto, pero no puedo dudar nunca del pensamiento. Se trata del carácter mediato del objeto frente al carácter inmediato del pensamiento.

Características de la Duda Cartesiana

La duda cartesiana es una duda:

  • Universal: Se extiende a todo.
  • Metódica: Es un procedimiento para alcanzar la verdad.
  • Provisional: No es un fin en sí misma, sino un paso hacia la certeza.
  • Teórica: Se aplica al conocimiento, no a la acción moral.

Es una duda metódica de la razón y no una duda existencial de la fe. Es un intento programado e intelectual para llegar por medio de ella a la certeza racional. No es una duda escéptica, sino la expresión de una actitud de desconfianza y cautela, la exigencia de llegar a una evidencia indestructible, de modo que es un método de investigación «positiva», puesto que aquella afirmación que logre salir victoriosa de los ataques de una duda llevada a los mayores extremos de rigor será la verdad cierta que andamos buscando como punto de partida.

La Evidencia del Primer Principio: Intuición Fundamental

La evidencia del primer principio no es la de una conclusión, sino la de la inmediata certeza intuitiva. Es ese punto que tiene que sustentar todo el resto del sistema. Como todo lo demás tiene que ser deducido de dicho punto, no puede recibir su certidumbre de otras proposiciones. Tiene que ser un conocimiento intuitivo.

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