Dualismo y No Dualismo en Psicología: La Naturaleza del Psiquismo Humano

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La Naturaleza del Psiquismo: Visiones Dualistas y No Dualistas en Psicología

¿Qué naturaleza poseen y qué papel desempeñan en la Psicología fenómenos como el pensamiento, el recuerdo, las emociones, el raciocinio y otros que carecen de dimensión pública? ¿Y qué relación guardan estos fenómenos «privados» con otros fenómenos «públicos» que sí poseen tal dimensión y pueden ser percibidos por los demás? A lo largo del último siglo, se han formulado diversas respuestas a esta pregunta. Las principales están enraizadas, de una u otra forma, en el dualismo cartesiano, si bien también se han desarrollado Psicologías radicalmente no dualistas.

El Dualismo Mentalista en Psicología

Desde esta perspectiva, se ha entendido que este tipo de fenómenos privados —como el pensamiento, la emoción o el recuerdo— poseen una naturaleza radicalmente distinta de la de aquellos fenómenos conductuales —como el habla, las relaciones interpersonales o la actividad física—, cuyas causas han sido objeto de estudio para los especialistas del comportamiento humano.

Así, y esto es fundamental, buena parte de las principales corrientes de la Psicología contemporánea —por ejemplo, el psicoanálisis de Sigmund Freud o el cognitivismo de George Kelly— ha entendido que los fenómenos privados son atributos de la mente, de la «res cogitans» cartesiana. Es decir, que poseen una cualidad ontológica diferente de la de los fenómenos abiertamente conductuales, los cuales pertenecen a su vez a la «res extensa», al cuerpo.

Charlar con una amiga, comer una hamburguesa, tomar apuntes o chutar un penalti son, así, fenómenos propios de la «res extensa», del cuerpo y del mundo. Mientras que recordar la película de anoche, desear que llegue el verano, pensar acerca del coche que debemos comprar o entristecerse al ver imágenes de guerra son, por el contrario, fenómenos propios de la «res cogitans», de la mente.

Esta diferencia entre ambos tipos de fenómenos —radical, por pertenecer cada uno de ellos a una de las sustancias que constituyen la realidad— ha marcado, asimismo, una distinción en el papel que se les ha otorgado en el esquema lógico de la Psicología: los fenómenos conductuales físicos serían el efecto que los psicólogos estudiarían, y los fenómenos mentales, la causa a la que cabría acudir para explicar tales efectos físicos.

La Conexión Mente-Mundo en el Dualismo Mentalista

¿Y cómo resuelve el dualismo mentalista el problema de la relación entre las dos sustancias que integran la realidad? ¿Cómo es que la mente puede llegar a conocer el mundo? ¿Cuál es la «glándula pineal» que conecta ambas sustancias?

En este contexto, esta corriente psicológica ha optado, a lo largo del último siglo, por acentuar las supuestas representaciones mentales que los individuos construyen de la realidad objetiva como punto de conexión entre el sujeto mental y el mundo físico.

Así, el mundo en sí no posee relevancia psíquica directa; es el sujeto quien le confiere significado al replanteárselo mentalmente de una u otra forma. La representación mental subjetiviza el mundo objetivo y permite que la mente lleve a cabo su actividad trabajando sobre elementos de su misma naturaleza cognitiva y mental. Buenos ejemplos de esta postura son la Psicología humanista de Carl Rogers o la teoría sociocognitiva del último Albert Bandura.

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