Dualismo en Descartes y Platón: Alma, Cuerpo y Libertad
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La Prioridad del Alma sobre el Cuerpo
Para Descartes, la existencia del alma es más evidente que la del cuerpo. El alma, el yo pensante, constituye la primera verdad indudable sobre la que se fundamenta todo su sistema filosófico. Esta alma es una realidad cuya esencia reside en el pensamiento. La existencia del cuerpo, en cambio, debe ser demostrada a partir de la veracidad divina.
El cuerpo es concebido como una realidad extensa, completamente distinta del alma, cuya esencia es la extensión. Este planteamiento evidencia el claro dualismo cartesiano.
El Dualismo Platónico
Por otro lado, Platón también es un filósofo dualista. Sin embargo, para él, la realidad del alma se establece a partir del deseo. Dado que existen tres tipos de deseos, el alma se divide en tres dimensiones: racional, irascible y concupiscible.
El cuerpo es una realidad diferente del alma, pero Platón mantiene una visión negativa del mismo. Considera que el cuerpo es la causa del desorden, la razón por la que la parte racional del alma se desvía de su función propia y, por lo tanto, la causa del mal. En resumen, Platón ve el cuerpo como la cárcel del alma.
La Compleja Relación entre Alma y Cuerpo
La relación entre alma y cuerpo es innegable, pero tanto Platón como Descartes encuentran dificultades para explicarla. Según Platón, se trata de una unión accidental y antinatural. Descartes intentó explicarla a través de los espíritus animales, que conectaban el alma con el cuerpo en la glándula pineal. Esta glándula, una parte del cerebro que no es doble, permitiría unificar las sensaciones producidas por los órganos de los sentidos, que sí son dobles. Sin embargo, ninguno de los dos filósofos logra ofrecer una explicación convincente sobre la relación entre un alma inmaterial y un cuerpo material.
Ambos autores son dualistas: el cuerpo y el alma son realidades distintas, cada una con su propia existencia. Su unión es accidental, aunque Descartes llega a afirmar que alma y cuerpo forman una única realidad, sin poder explicar cómo se produce esta unión.
Inmortalidad del Alma
Para Descartes, el alma es pura sustancia pensante y, como tal, es inmortal. Sin embargo, no acepta la transmigración de las almas. Para Platón, solo la parte racional del alma es inmortal; las otras partes son mortales y perecen con el cuerpo. En el mito del carro alado, Platón describe la transmigración de la parte racional del alma, que de este modo es inmortal e incluso eterna.
Descartes, como cristiano, afirmaba que el alma se dirige a la vida eterna. Platón, por otro lado, creía que el alma preexiste al cuerpo.
El Cuerpo como Máquina y el Problema de la Libertad
Descartes considera el cuerpo como un ser puramente extenso y corpóreo, sometido a las leyes de la física. Lo asimila a una máquina. De este modo, los animales y las plantas son como autómatas complejos, cuyo funcionamiento debemos desvelar. En el caso del hombre, el cuerpo también es un ser mecánico (influencia de la física moderna), lo que dificulta la explicación de la libertad, un problema que queda ligado al de la relación alma-cuerpo. Descartes no niega la libertad, pero le resulta difícil explicarla.
Este problema, junto con el del conocimiento, es uno de los característicos de la filosofía moderna: si el cuerpo es mecánico, obedece a las leyes de la física y no a la libertad. Platón, en cambio, considera el cuerpo como la cárcel del alma, pero no se enfrenta al problema de la libertad, ya que no concibe el cuerpo como una máquina. En ocasiones, el cuerpo parece ser un castigo para el alma.