El dualismo antropológico en la filosofía de Platón

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El ser humano es un compuesto de cuerpo y alma

Este punto de vista se conoce en filosofía como dualismo antropológico y es defendido por el cristianismo y por Descartes. Influenciado por la filosofía pitagórica, Platón considera que la unión entre alma y cuerpo es accidental.

El alma

Es considerada inmortal e inmaterial, y tiene prioridad sobre el cuerpo; es lo que constituye nuestro verdadero ser. Su rasgo más característico es la racionalidad. El alma es una realidad intermedia entre dos mundos (el sensible y el inteligible), el lugar propio y hacia cual se tiende es el mundo de las ideas, en el que ha preexistido.

El cuerpo

Es considerado material y mortal. El cuerpo es la cárcel del alma, es una fuente constante de apetitos y deseos. El cuerpo inclina a la posesión de lo material, al mundo de las cosas sensibles y provoca así la ambición y las guerras. El cuerpo arrastra el alma hacia lo sensible, donde jamás encontrará ni la virtud ni el conocimiento.

La división del alma

- La parte racional es la sede de la inteligencia y tiene naturaleza divina. Es exclusiva del ser humano. Su sede está en la cabeza.

- La parte irascible es la fuente de las pasiones y emociones humanas. Reside en el pecho.

- La parte apetitiva es la fuente de los apetitos y deseos materiales del ser humano. Reside en el bajo vientre.

Las partes irascibles y apetitiva son irracionales

Están vinculadas al cuerpo y se encuentran presentes también en el animal. En el diálogo que lleva por título Fedro, Platón expone el mito de la caída y ascensión del alma, en el que el alma es comparada con un carro dirigido por un auriga, que representa a la parte racional, tirado por un caballo blanco y dócil (parte irascible) y por otro negro e indomable (parte apetitiva), que deben ser guiados y dirigidos por el auriga. Mediante esta división tripartita, Platón pretende explicar dos aspectos de la psicología humana:

  • La existencia de conflictos internos en el ser humano, es decir, la lucha interna entre la razón, las pasiones y los deseos materiales. Mediante esta división en tres partes, Platón nos presenta el alma como el escenario y el campo de batalla en el que a veces se enfrentan estas tres fuerzas.
  • Esta división tripartita del alma sirve a Platón para explicar la existencia de diferentes naturalezas. Aun cuando hallamos en el alma de todo ser humano estas tres partes, en unos existe una tendencia natural a que la razón (la parte racional) domine sobre las pasiones y apetitos; otros se dejan dominar por sus pasiones y emociones (parte irascible); y en otros individuos, dominan los deseos y apetitos materiales (la parte apetitiva). Así, la preponderancia de una parte del alma sobre las otras dos, da lugar a tres tipos diferentes de individuos con características psicológicas específicas.

Teoría de la reminiscencia

Como ya hemos visto, el verdadero conocimiento solo lo hallaremos investigando acerca de las realidades inteligibles. Ahora bien, si las Ideas pertenecen a un mundo distinto del nuestro, es decir, si están fuera del mundo sensible y visible ¿cómo puede el alma humana conocerlas? Platón resuelve esta dificultad mediante la teoría de la reminiscencia o anamnesis.

Según Platón, el alma, antes de encarnarse en un cuerpo, ha preexistido en el mundo de las Ideas y ha contemplado allí las Ideas, pues la actividad propia del alma es la contemplación de las Ideas. Al entrar en el mundo sensible y encarnarse en un cuerpo, el alma olvida las Ideas y tan solo queda una huella borrosa, confusa y olvidada de las mismas. Así pues, de acuerdo con la teoría de la reminiscencia, aprender o conocer no es otra cosa que recordar. La experiencia sensible, en la medida en que las cosas sensibles son una copia de las Ideas, es entonces una ocasión para “recordar” las Ideas, que han quedado grabadas de forma borrosa en el alma.

Sin embargo, no debemos atribuir excesivo peso a la idea de la preexistencia del alma y de la reminiscencia. Hay que interpretar -eso sí- que Platón está defendiendo con ella cierto innatismo del conocimiento: en el alma de cada ser humano existen, desde el momento de su nacimiento, ciertos conocimientos y nociones innatas sobre las Ideas, pero son conocimientos oscuros y confusos que solo pueden cobrar claridad mediante una educación adecuada que nos encamine a la contemplación directa de las Ideas.

[Platón intenta probar esta teoría en un diálogo titulado Menón. En este diálogo un joven esclavo, que jamás recibió ninguna educación matemática, guiado mediante las preguntas adecuadas del maestro, llega a formular por sí mismo verdades matemáticas. La explicación que encuentra Platón es que estas verdades estaban ya en su alma, eran en cierto sentido innatas, y gracias a las preguntas del maestro ha conseguido “recordarlas”.]

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