El dualismo antropológico: cuerpo y alma en la filosofía
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El dualismo antropológico se relaciona con los temas básicos del orfismo, que trataron el enigma de la muerte y la resurrección. La teoría dualista define al ser humano como un ser compuesto de alma y cuerpo, donde la salvación del alma implica la purificación del cuerpo. Platón conocía bien las ideas órficas que profesaban los filósofos pitagóricos y concibe al ser humano como un ser compuesto de cuerpo y alma. En el mito del auriga y el carro alado, Platón confirma el dualismo antropológico y ofrece, frente a los sofistas, una visión ética de la condición humana. En este mito el auriga simboliza la razón, que es la que controla y guía a los caballos, que representan la fuerza desbocada de las pasiones e instintos de nuestro cuerpo.
En el dualismo antropológico está, por una parte, la mente (la sustancia pensante, el alma) y, por otra, nuestro cuerpo material.
El alma, que es inmortal, habita en la región celeste, contemplando las ideas, y preexiste antes de su unión con el cuerpo. Cuando el cuerpo y el alma se unen de manera accidental, el cuerpo se convierte en la cárcel del alma y esta solo logrará liberarse de su prisión corpórea con la muerte.
Rechazo del cuerpo y recuerdo de la realidad ideal
El rechazo de nuestra dimensión corporal no es solo una actitud ascética ante la vida sino también el medio para que el alma comience a recordar la realidad ideal de la que procede. El proceso de aprendizaje ascendente hasta el conocimiento de las ideas pasa por rechazar los datos que percibe nuestro cuerpo a través de los sentidos y controlar las pasiones y los instintos que proceden de él. Solo así es posible educar la mente hacia la contemplación de las ideas. El dualismo antropológico presenta la dificultad de explicar cómo interactúan estas dos sustancias (cuerpo y mente) que son tan distintas entre sí. Descartes en el siglo XVII recogió el testigo de Platón e intentó resolver este problema, localizando en la glándula pineal el lugar donde se produce tal conexión.
Las tres almas según Platón
Alma racional: reside en la cabeza, piensa y razona. Corresponde a los gobernantes, porque en ellos predomina la virtud de la sabiduría o prudencia y su función es gobernar la ciudad.
Alma irascible: reside en el pecho, tiende a satisfacer las pasiones irascibles. Corresponde a los guardianes o guerreros, porque en ellos predomina la virtud de la fortaleza y su función es proteger a la ciudad de los altercados internos y de sus enemigos en las guerras.
Alma concupiscible: reside en el pecho, tiende a satisfacer necesidades biológicas. Corresponde a los productores o artesanos, porque en ellos predomina la virtud de la templanza y su función es producir, elaborar y distribuir los bienes que hagan falta para las necesidades y las comodidades humanas.