La Dramaturgia Española del Siglo XX (1898-1939): Tendencias y Autores Clave
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El Teatro Español del Siglo XX hasta 1939: Contexto y Tendencias
A finales del siglo XIX, España vivía una grave crisis general: el sistema político del turnismo no funcionaba, se acrecentaban los desequilibrios sociales entre el proletariado y la burguesía, y se produjo la pérdida de las últimas colonias españolas: Cuba, Puerto Rico y Filipinas. La crisis finisecular, agravada en el caso español por el Desastre del 98, provocó un cambio de rumbo artístico.
La dramaturgia del siglo XX se escinde en dos grandes tendencias:
1. El Teatro Triunfante (Comercial)
Esta tendencia se adapta a los gustos del público burgués y, aunque goza de gran éxito, es escasamente renovadora. Se ramifica en las siguientes vertientes:
Teatro Poético en verso
Mezcla de Romanticismo y Modernismo, presenta dramas históricos impregnados de una ideología conservadora. Destacan las obras En Flandes se ha puesto el sol de Eduardo Marquina y La Lola se va a los puertos de los hermanos Machado.
Teatro del Humor
Sin pretensiones literarias, su finalidad es conseguir la risa del espectador. En esta tendencia destacan los hermanos Álvarez Quintero, que cultivan un teatro regionalista andaluz con títulos como Malvaloca, La Puebla de las mujeres y Mariquilla.
Cultiva también este teatro Pedro Muñoz Seca, creador del astracán, una parodia en verso del teatro posromántico, como se observa en La venganza de don Mendo. Por último, sobresale Carlos Arniches, pintor de las costumbres madrileñas y creador de tragicomedias grotescas en las que se unen lo risible con lo conmovedor, como refleja en La señorita de Trevélez.
Comedia Tradicional
Continuadora del Realismo del siglo XIX, se caracteriza por la presentación de conflictos burgueses en los que se censuran pequeños vicios, utilizando un estilo cuidado.
2. El Teatro Innovador (Anticomercial)
Junto a este teatro comercial, existió un Teatro Innovador, inspirado por las corrientes europeas, cultivado principalmente por Ramón María de Valle-Inclán y Federico García Lorca.
Otros Dramaturgos Experimentales
Contemporáneos a estos, también experimentaron con el género dramático:
- Jacinto Grau, que cultiva un teatro simbólico en el que destaca El señor de Pigmalión.
- Miguel de Unamuno, creador de un teatro de honda significación moral y sin apenas escenografía, donde lo esencial es la presentación del conflicto de los personajes, sobresaliendo títulos como Fedra y El otro.
La Evolución Estética de Valle-Inclán
Hasta 1920, Valle-Inclán ensaya simultáneamente diversas vías estéticas:
- La modernista, en La marquesa Rosalinda.
- La mítica, en la trilogía titulada Las Comedias Bárbaras.
- La farsa, en Farsa y licencia de la reina castiza, caricatura de la corte de Isabel II en la que aparecen ya rasgos del tratamiento degradante de la realidad española característicos del esperpento.
El conjunto de la obra de Lorca, por su parte, se caracteriza por la diversidad de formas y géneros.
El Teatro en la Década de los Treinta
En la década de los treinta, por una parte, se cultiva un Teatro de Humor cuyo máximo representante es Jardiel Poncela, con obras como Eloísa está debajo de un almendro. Por otra parte, se da a conocer el Teatro Clásico español gracias a la aparición de compañías teatrales de difusión cultural como La Barraca, dirigida por Lorca, o El Búho, por Max Aub.
El movimiento de renovación teatral impulsado en los años veinte y treinta por Valle-Inclán y por Lorca se vio truncado por la Guerra Civil, periodo en el que se desarrolló un Teatro de propaganda ideológica.