Dramatización: Desarrollo de Habilidades Lingüísticas en la Infancia

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La Dramatización y el Desarrollo de Habilidades Lingüísticas

La dramatización tiene un carácter esencialmente interdisciplinar porque no utiliza sólo la palabra (la lengua) para transmitir su mensaje: se utiliza la palabra, el gesto, la imagen, la música, el movimiento… Pero cuando dos niños juegan a representar, la comunicación oral se convierte en un importante factor en el éxito de la simulación escenificada. Este tipo de juego se constituye así en un poderoso y placentero instrumento de capacitación lingüística. Como el juego simbólico de representación de roles (otra manera de llamar a la dramatización) supone la utilización amplia y novedosa de la capacidad lingüística infantil, sus objetivos más sobresalientes serán:

  • Enriquecer el vocabulario.
  • Adquirir mayor soltura, claridad y precisión en la expresión.
  • Mejorar la pronunciación y el tono de voz.
  • Desarrollar la imaginación creadora y la originalidad.
  • Proporcionar oportunidades de actuar por lo que, por una parte, hay descarga emocional y, por otra, se manifiestan las diferencias individuales, es decir, es un recurso desinhibidor.
  • Fomentar el sentido de cooperación, responsabilidad y tolerancia, puesto que es una actividad compartida. Es decir, favorece la sociabilidad de los alumnos y permite la participación de los tímidos (que pueden empezar realizando acciones mudas).

Todos esos objetivos los podríamos resumir en dos:

  1. Desarrollar la expresión bajo sus más variadas formas: en efecto, los distintos tipos de expresión aparecen en la dramatización sumados y coordinados con total interdependencia; al potenciar y coordinar los distintos tipos de expresión, favorece la comunicación.
  2. Potenciar la creatividad a través de los distintos tipos de expresión coordinados, además de fomentar la observación y la interpretación de la realidad observada.

Las razones expuestas hasta el momento son motivo más que suficiente para justificar la presencia de la dramatización en una clase de Educación Infantil. Existe una razón más, de tipo legal, dictada por las administraciones educativas en el Real Decreto 1630/2006 de 29 de diciembre (BOE de 4 de enero de 2007), cuando dice: Especialmente interesante resulta la consideración del juego simbólico y de la expresión dramática como modo de manifestar su afectividad y de dar cuenta de su conocimiento del mundo. Todo lo referente a la dramatización aparece dentro del bloque Lenguaje verbal. Concretamente, el contenido específico de este punto dice así: Dramatización de textos literarios y disfrute e interés por expresarse con ayuda de recursos extralingüísticos.

Aportaciones de la Dramatización

La dramatización adquiere categoría privilegiada entre las demás actividades creativas a que puede dedicarse el niño porque suma todos los recursos expresivos y lo hace con tal economía de medios que, en principio, no necesita absolutamente nada fuera de su propio cuerpo. La importancia de la dramatización deriva de la singularidad con que esta actividad puede potenciar la expresión y la creatividad.

La Expresión

Si admitimos que drama es acción convencionalmente repetida, hay que admitir que para su expresión se utilizarán los mismos recursos expresivos que en la vida. Estos recursos expresivos se pueden reducir a cuatro tipos fundamentales:

a) La expresión lingüística: Comprende todo lo relacionado con la palabra, tanto oral como escrita. Su significado, su empleo en la frase, su entonación y su morfología, ya que todo ello tiene capacidad para producir efectos expresivos notables, derivados de su estructura fónica, de las implicaciones afectivas y demás. En el género dramático para niños son frecuentes los juegos de palabras: crear nuevas palabras y sonidos, descubrir combinaciones entre ellas y establecer rimas originales. Y los silencios. Todo ello marcado por el tono, que le da valor expresivo a la palabra. Cuando un actor adulto debe dirigirse a un niño, marca más el tono que cuando se intenta comunicar con un adulto. Es como si el esfuerzo de la comunicación se fijara más en la entonación que en las palabras en sí. Una entonación adecuada puede ser muy útil para reflejar determinados caracteres o para exagerar ciertos rasgos expresivos de algunos personajes.

b) La expresión corporal: supone el empleo adecuado del gesto, auxiliar unas veces y sustituto otras de la palabra oral a la que añade matices particulares. Entrarían la mímica (que es el gesto del rostro), los ademanes (utilización de brazos y resto del cuerpo con excepción de la cara), la posición o movimiento que sería el desplazamiento de los cuerpos en el espacio y que caracteriza a los personajes por lo que hacen (no por lo que son), las distintas manifestaciones externas de sentimientos. No debe confundirse con el mimo, aunque la dramatización también cuenta con él.

c) La expresión plástica: Comprende un amplio campo de recursos en gran medida ajenos al cuerpo humano que parten de la forma, de la luz, del color, el volumen, la imagen. Muchas veces estos recursos se superponen al cuerpo y modifican sus formas: vestuarios, maquillaje, calzado, peinado... Otras veces las posiciones del cuerpo, individual o colectivamente ordenadas, consiguen composiciones en las que la expresión plástica se relaciona con la expresión corporal. De hecho, en las tendencias actuales de teatro para niños, se utilizan escasos elementos de vestuario (mallas de colores, por ejemplo) o de maquillaje, para caracterizar a los personajes por medio del movimiento, de los ademanes.

d). La expresión rítmico-musical: integra en una sola dos formas expresivas: el ritmo y el sonido, entendidos como manifestaciones más o menos regladas. En niveles elementales es aconsejable trabajarlos juntos, aunque cada uno de esos componentes goce de independencia y capacidades expresivas propias.

La Creatividad

El resultado de dramatizar, crear drama, es la dramatización, que, en este caso, se identifica con juego dramático. Pero el término dramatización sirve también para designar el proceso mental, dramatizador, mediante el cual se crea el juego dramático resultante. Este segundo sentido es el que nos interesa en este momento. El proceso creativo pasa por tres fases lógicamente sucesivas:

  • selección
  • asociación
  • organización

La selección supone escoger formas, situaciones, hechos, palabras... ya existentes que, de forma más o menos consciente, asociamos con otras por distintos procedimientos de combinación, de transformación, de connotación o de reelaboración. Lo cierto es que el resultado de estos procesos, a veces confusos y difíciles de explicar, reclama una nueva organización del resultado obtenido, con lo cual, lo que se consigue es una realidad nueva que, lógicamente se diferencia bastante de la primitiva seleccionada que sirvió de punto de partida.

Ejemplo: el niño que escoge un palo, al asociarlo con el caballo siente la necesidad de organizar su resultado de forma distinta. Por eso, colocando el palo entre las piernas, empieza a trotar como si fuera tal palo un caballo de verdad.

La creación de una acción refleja con mucha propiedad lo que es la dramatización como proceso. Crear una acción y luego representarla son tareas arduas y exigen bastante madurez. Resulta especialmente difícil antes de los 7 años; antes de esta edad se pueden aceptar como dramatizaciones los juegos tradicionales de los niños: jugar a las maestras, a los toros, a los policías y ladrones..., pero en éstos se procede por mimetismo, por lo que la acción creadora queda mermada. Se puede dramatizar un texto no dramático. Ello implica operaciones varias y distintas según el tipo de texto. Dramatizar un cuento implica transformar radicalmente su texto, o sea, pasarlo de su condición natural para ser contado o leído a apunte para ser representado. Para ello hay que reducir sus elementos básicos a acotaciones -que no descripciones- y diálogos que representan la progresión de la acción.

Los Elementos Básicos del Drama

El ejercicio de la expresión y de la creatividad requiere una base sobre la cual actuar. Esta base nos la ofrecen los elementos fundamentales del drama. A saber:

  • personajes
  • tiempo
  • conflicto
  • argumento
  • espacio
  • tema

Los personajes son los responsables de ejecutar la acción que es el drama.

El conflicto es la relación que se establece entre los personajes y puede ser múltiple: amor, odio, rechazo, aceptación, compasión, simpatía... El conflicto es el motor de la acción.

El espacio es el lugar en que sucede la acción. Hay un espacio real, en el que sucedió la acción -acontecida o pensada- que se representa en el drama, y un espacio dramático, que es el creado convencionalmente para su representación. En otras palabras, el espacio dramático será el lugar que convencionalmente creemos para la repetición de la acción que en su propio origen tuvo por escenario un espacio real.

El tiempo: hay que distinguir el tiempo como época y como duración. La época real del hecho primitivo tendrá que representarse convencionalmente por la época dramática, la única que nos es dado crear, como recreación convencional de la real. En cuanto a la duración habrá que aceptar la duración dramática, a menudo tampoco coincidente con la duración del hecho ocurrido o imaginado. Dicho de otra forma: el tiempo como época es el momento en que sucede la acción. Puede ser: real, aquella en que sucedió la acción realmente; dramática, su reproducción o creación, convencionales, para el drama. El tiempo como duración se refiere al necesario para el desarrollo de la acción. También hay duración real (tres meses, un año...) y duración dramática (dos o tres horas, comúnmente).

El resultado del ensamblaje de estos elementos constituye el argumento, que en definitiva no es más que la historia representada; es la selección ordenada de hechos que dan la impresión de estar representando la acción entera.

El tema es la idea que se desprende del argumento, lo que a través de todo el drama quiere comunicar su autor, o lo que entienden los receptores como tal.

Por puesta en escena se entiende el montaje de una obra o texto dramático. La puesta en escena se refiere fundamentalmente al teatro. El teatro implica siempre espectáculo. Por tanto tiene que representarse ante el público. Cuando se realiza el ensayo general con todo, que es la puesta en escena sólo ante los técnicos, pero sin público, a juicio de los especialistas, no hay teatro.

Técnicas de Dramatización

Dramatización y Juego Dramático

Ya hemos dicho que la dramatización incurre en un proceso convencional en el cual las cosas -objetos, hechos, personas-, dejan de ser lo que realmente son para convertirse en otras a las que representan. Así:

  • Un actor, que a lo mejor nunca pensó en la carrera militar, se convierte convencionalmente en general al someterse a una serie de transformaciones, en el hablar, en el vestir, en el actuar...
  • Un niño puede convertirse en una estatua
  • Un círculo de papel dorado puede convertirse en sol.

El juego dramático es una expresión genérica; la emplearemos para designar la actividad lúdica a que los niños se dedican colectivamente para reproducir acciones muy conocidas. Lo hacen con total espontaneidad, sin contar para nada con el adulto y así juegan a los toros, a los indios, a los médicos y enfermos... Los niños, en estos casos, admiten sin saberlo, las convenciones dramáticas. En consecuencia se reparten papeles, crean el espacio dramático correspondiente y todo lo demás. Su mismo lenguaje delata la aceptación de la convención dramática. Se reparten los papeles diciendo sencillamente: Vamos a jugar a los toros. Tú eras el toro. Yo era el torero. Tú, el caballo...

El niño, en este tipo de juego, crea objetos y situaciones con cualquier cosa:

  • Las manos en la frente con los índices adelantados le sirven para crear las astas del toro.
  • Sus brazos enarcados y tensos prolongan hasta el índice un simulacro de banderillas...
  • El conjunto de puño con índice suelto y hábilmente manejado se convierte en una pistola que dispara sin cesar
  • El que recibe las balas se dobla y se cae...

El juego dramático, conscientemente preparado con vistas a su representación ante el público, pasa a convertirse ya en teatro y es identificable con el juego escénico. Es decir, si una actividad de juego dramático, que se caracteriza por la libertad y porque no está dirigido, se ordena un poco, lo suficiente como para que la puedan contemplar otros además de los actores, entonces nos encontramos ante el juego escénico. Esto constituiría el paso intermedio entre la dramatización y el teatro.

El Teatro Infantil

El teatro es mucho más exigente que la simple dramatización: reclama cierta madurez en los alumnos, por lo que se hace muy difícil utilizarlo en Infantil e, incluso, en los primeros cursos de Primaria. Exige también escenarios y vestuarios apropiados, y se hace para representarlo ante un público (alumnos, profesores, padres). La expresión teatro infantil se ha considerado ambigua porque implica por lo menos dos conceptos bien diferenciados entre sí:

  1. El teatro para los niños, realizado por los adultos, profesionales o no. Es decir, el teatro que piensan, redactan, dirigen y representan los adultos para los niños como espectadores. Efectuando una división muy general, los espectáculos para niños se clasifican en:
    • representaciones con actores
    • representaciones con muñecos
    • representaciones mixtas (actores y muñecos)
  2. El teatro de los niños, que sería el pensado, redactado, dirigido y representado por los propios niños con exclusión de los adultos. Los espectadores habituales también serían niños. Sería el realizado íntegramente por los niños bajo la forma de "juego dramático".

Para completar esta clasificación habría que admitir un teatro infantil mixto, que sería el que piensan, escriben y dirigen los adultos e interpretan los niños para otros niños, y a veces los niños junto con los adultos. Un teatro, pues, en cuyo desarrollo caben niños y adultos. Esta colaboración que admite diversos grados y actividades, es una forma de introducir al niño en el proceso de dramatización, sobre todo cuando se opera colectivamente o bajo las distintas fórmulas de taller de teatro. En el momento actual, la corriente mayoritaria se inclina por prescindir del teatro en la escuela y dedicar su atención preferente a la dramatización o juego dramático, sin descartar la posibilidad de que el teatro ocupe el punto final del proceso expresivo y creativo en este terreno. Según esto, el niño debe pasar primera y preferentemente por la dramatización, que propicia el proceso expresivo y prescinde del transmisor, porque una transmisión mínimamente correcta exige técnicas superiores a los conocimientos del niño y a sus habilidades expresivas.

Títeres y Marionetas

Los títeres y marionetas definen conjuntamente a unos muñecos, fabricados normalmente de tela y madera, entre otros materiales, cuyos miembros son móviles y articulados y que se accionan mediante manos, hilos, varillas o mecanismos especiales simulando hablar, cantar, actuar, danzar, tal y como lo podrían hacer las personas reales. El nombre de títere cubre todas las figuras a las que se les dota de movimiento, mientras que la marioneta es solamente la figura movida por hilos. La palabra francesa guiñol designó primero a un personaje y luego a un tipo de teatro de títeres de mano surgido en la ciudad de Lyon. Se llamó así por alusión a los guiños de los títeres para con el público, cómplice siempre de sus aventuras. En la actualidad sirve para designar al teatro de títeres, fundamentalmente al de títeres de guante. En las aulas, se suele recibir, por parte del Ministerio, juegos de títeres (generalmente de guante) y un teatrino. Este material que se le entrega al profesor para su uso no obedece a causas gratuitas y mucho menos folklóricas o recreativas. El niño que llega a la escuela por primera vez sufre evidentemente un trauma de carácter afectivo al cambiar un medio conocido por otro que le es hostil, y es en este otro medio donde se encuentra el maestro, que puede ser rechazado en un principio. El títere, utilizado de manera constante por el profesor, puede servir de auténtico "puente afectivo" entre ambas partes. Para ello sería conveniente que la manipulación que de ellos realice el profesor, se haga a la vista de los chicos para que, de esta forma, éstos establezcan cuanto antes la relación que une a ese muñeco amigo que les habla y atrae poderosamente, con aquella otra persona que lo está moviendo para ellos. El niño, desde muy pequeño, está en contacto con el muñeco: éste es el primero y más fiel amigo y confidente del niño; en él descarga sus frustraciones, en él se proyecta en íntimo diálogo. Cuando no encuentra apoyo familiar se refugia en los brazos del muñeco y le hace partícipe de sus tensiones y de su violencia, y también de su ternura. El muñeco es su primera evasión de una realidad incomprensible y opresiva.

Además de ser el intérprete perfecto, el muñeco le sirve al niño de careta, de escudo, de distanciamiento, de desinhibición, y se vierte en él de manera espontánea, liberando sus tensiones, sus problemas... (Es el mismo juego del avestruz cuando mete su cabeza bajo el ala para evitar algún peligro: al no ver, piensa que no es visto). El muñeco le libera de la exigencia de mostrarse. Cuanto dice y hace el títere en manos del niño, podemos decir que es la personalidad de éste que se expresa. Por eso el títere -el muñeco en general- es uno de los medios más idóneos para combatir las inhibiciones, ya sea de acción corporal como de expresión verbal. El niño se proyecta en el títere y por eso hay que aprovechar ese recurso. El chico no sólo construye el muñeco que él desea, con los detalles que él quiere incorporarle, sino que, además, al accionarlo más tarde, al darle vida, refleja a través de él todos sus sentimientos y deseos, su forma particular de ver las cosas. El títere puede llegar a ser su hermano, su confidente, a veces incluso es él mismo que habla desde otra dimensión y distancia en un proceso de identificación curioso y difícil de comprender. Ocupa, en relación al niño, una posición de igualdad, y es que el niño no se libera a menudo del adulto al estar, con respecto a él, en una posición de dependencia e inferioridad. Él da a la marioneta una vida análoga a la suya, está siempre a su disposición, es más dócil que sus amiguitos, escucha lo que él dice, puede darle órdenes, consejos... Por eso, igualmente, cuando el niño no está contento consigo mismo, con sus acciones, o con lo que le rodea, puede llegar a la ruptura con el muñeco. Es decir, los niños en el taller de marionetas objetivan en los muñecos que construyen sus pulsiones de afecto y rechazo: este bruto lo quiere todo para él y grita y grita..., dice el niño de padre violento mientras machaca con la cabezota de pasta de papel todo lo que tiene a su lado. Por lo tanto, es importante que los niños se expresen previamente confeccionando el títere, haciendo cada uno el suyo, para que se identifique con él. Después debe mostrarlo repetidas veces tras un teatrino o una simple cortina. Con la manipulación, surge sin querer una pequeña historia (en los más mayores se podría hablar de la confección de un guión) que les ayudará a desarrollar integralmente inteligencia, vocabulario, dicción, expresión y comunicación.

Taller de Dramatización

Dramatización de Cuentos

Al dramatizar un cuento se transforma la estructura de la narración: se pasa de la "presentación" de una acción por medio de un narrador que sólo utiliza la expresión lingüística, a la "representación", a la "re-producción" de dicha acción. En esa representación, el narrador desaparece y son los propios ejecutantes de la acción los que la representan convencionalmente. Es la acción misma, y como tal, exige que a la expresión lingüística la secunden la expresión corporal, la expresión plástica y la expresión rítmico-musical. En Educación Infantil, el cuento dramatizado puede adoptar distintas formas:

a) Cuento escenificado.- Se escoge un cuento bien conocido y el educador lo narra. Según se va narrando, todos hacemos movimientos o gestos alusivos y, si hay diálogo, la réplica la da el niño señalado por el profesor o todos los niños a la vez. Pero no actúan.

b) Cuento semidramatizado.- El educador va narrando el cuento ya conocido; previamente, se han asignado los papeles a los niños, y el narrador se calla, cuando convenga, para dar cabida al diálogo y acción de los niños que interpretan los distintos papeles. En esta modalidad, cobran mucha importancia la entonación y las pausas del narrador.

c) Cuento totalmente dramatizado.- Se prescinde totalmente del narrador y se transforma el texto de narrativo en dramático, transformación que no pueden realizar, lógicamente, los niños de 3 a 6 años.

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