Donatello, Botticelli y Mantegna: Obras Maestras del Renacimiento Italiano
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El David de Donatello
Título: El David de Donatello
Autor: Donatello
Estilo: Renacimiento italiano (Quattrocento).
El material empleado es bronce, fundido a la cera perdida, con formas anatómicas blandas y suaves, y rudas y rugosas en la cabeza de Goliat. Se manifiesta la influencia del mundo clásico: por primera vez desde la antigüedad se muestra una obra de bulto redondo desnuda, recuperando el antropocentrismo. Esta obra está inspirada en Praxíteles por el tratamiento anatómico de calidad táctil suave y blando, y por el acusado contraposto en forma de S invertida que se produce al levantar la cadera. Presenta CONTRAPOSTO: equilibrio de las formas, brazo derecho tenso con la espada y el izquierdo relajado apoyado en ángulo en la cadera, creando un espacio vacío, sosteniendo una piedra; pierna derecha firmemente apoyada tensa e izquierda relajada y flexionada sobre la cabeza de Goliat. También es clásico el AUTODOMINIO, la calma tras la victoria, con la cabeza del filisteo Goliat bajo los pies de David. Sólo la cabeza que está bajo su pie izquierdo recuerda lo ocurrido en el combate, así como una piedra que tiene el adolescente en su mano izquierda.
El Nacimiento de Venus de Botticelli
Esta obra representa el Nacimiento de Venus, que retrata un mito clásico transportándonos a un mundo de sueños y poesía. Observamos a la Diosa Venus (diosa del amor, cuyo nacimiento se debe a los genitales del Dios Urano, cortados por su hijo Cronos y arrojados al mar), en contraposto, en el centro de la composición sobre una concha gigantesca sobre las aguas. Aparece con sus largos cabellos rubios cubriendo sus partes íntimas mientras que con su brazo derecho trata de taparse el pecho, repitiendo una postura típica en las estatuas romanas de las Venus Púdicas que arrancan del original de Praxíteles. Aparecen también a su derecha una pareja (Céfiro y Cloris, que representan otro mito), donde Céfiro sopla la concha en la que está Venus; y a su izquierda la Hora Primavera, que va a tapar a la Diosa con una túnica roja. Observamos cómo Venus desembarca en una playa (gracias al soplo de Céfiro), donde hay un árbol, mientras cae una lluvia de rosas. El tema representa un conciliatio, la encarnación por una parte (Venus espera ser cubierta con una túnica que representa su forma material), y alegóricamente ilustra el misterio de nuestro nacimiento; el Renacimiento a la vida por el Bautismo del Cristiano. La técnica, como corresponde a la pintura renacentista, es temple sobre lienzo, lo que le permite trabajar el detallismo. Composición en forma de triángulo, simétrica y dinámica. Predomina la línea sobre el color, emplea una línea oscura que refuerza los contornos, como si se tratara de una escultura clásica. Muestra interés por la belleza y presenta un desnudo (los primeros habían representado a Eva; al parecer la Venus “acaba” de nacer, aunque ya aparece con cuerpo de adulto) típico del Renacimiento. Utiliza colores claros y suaves. La luz es cenital y representativa, destaca la zona central del cuadro, donde se encuentra Venus, y podemos ver que la zona derecha de la escena está más oscura y llena de sombras.
Llanto por Cristo Muerto de Mantegna
Cronología: 1464-1500
Técnica: Óleo sobre tabla
Autor: Andrea Mantegna
Se trata de una composición abierta ya que los cuerpos aparecen cortados, ocupando Cristo el centro y por tanto composición simétrica. Desde el punto de vista formal lo más importante de esta pintura es el profundo escorzo con el que se presenta el cuerpo acostado de Cristo. La poderosa anatomía y la piedra ocupan casi la totalidad del espacio. La iluminación es muy ligera, los colores son muy fríos, sobre todo en el cuerpo de Cristo, cuyo sudario aparece con suaves pliegues. Tratamiento de las figuras: son representadas con un gran volumen, con marcado carácter escultórico, una de las principales características de toda la obra de Mantegna. El punto de vista es original. Nuestros ojos quedan a la altura de los pies de Cristo y ascienden en línea recta hacia su cabeza, que se ladea ligeramente. Así nos hace centrar en las heridas de los pies y manos, representadas con extrema crudeza. Gran importancia de la expresión por las lágrimas y rostros apesadumbrados y el cuerpo y el rostro de Cristo.