Dominios y paisajes agrarios de España: Análisis y características
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Dominios y Paisajes Agrarios en España
La combinación de los factores naturales y humanos da lugar a dominios y paisajes agrarios específicos.
El dominio atlántico o paisaje agrario oceánico del norte peninsular
Comprende el norte y el noroeste peninsular y se caracteriza por su relieve montañoso y por la existencia de un clima húmedo con temperaturas suaves que favorecen el desarrollo de la vegetación natural. Es el dominio de los bosques y de los prados, que son el soporte de unos paisajes agrarios basados en la especialización ganadera y forestal.
Predomina el minifundismo en bocage o campos cercados y en régimen de explotación directa, y constituye el ámbito de mayor implantación del hábitat disperso, del que forman parte multitud de aldeas y caseríos.
Los aprovechamientos agrarios son variados, destacan los dedicados a la alimentación humana (patatas, hortalizas) y los forrajes (prados, alfalfa, trébol, maíz), y los forestales. Se sitúa en el fondo de los valles y abundan los bancales a fin de poder cultivar en la montaña. Es una agricultura de secano debido a la regularidad de las precipitaciones y se dedica a un policultivo de subsistencia.
Su verdadera especialización es la ganadería vacuna, desarrollada al amparo de la producción de hierbas y forrajes. La cabaña autóctona se ha mejorado con la introducción de razas extranjeras para incrementar la producción de leche, aunque el establecimiento de cuotas por parte de la UE ha hecho que aumenten las cabezas de ganado destinadas a la producción cárnica. Ha retrocedido la ganadería extensiva y ha aumentado la tecnificación de las explotaciones ganaderas, muchas gestionadas por grandes empresas agroalimentarias o agroindustrias.
La actividad forestal es otra actividad importante destinada a la industria del mueble y la fabricación de papel.
El dominio mediterráneo interior
Comprende toda la Meseta y el interior de los Valles del Ebro y del Guadalquivir. El interior peninsular ofrece gran diversidad paisajística sobre el denominador común del clima mediterráneo continentalizado.
El poblamiento es concentrado en:
- Pueblos pequeños y próximos en los valles del Duero y del Ebro, donde predominan las pequeñas parcelas.
- Pueblos grandes y distanciados entre sí en la mitad sur peninsular donde predominan los grandes latifundios de secano en campos abiertos u openfield, dedicados a la trilogía mediterránea. En la actualidad albergan una población escasa y envejecida.
También podemos encontrar una agricultura más intensiva en regadíos destinados a la producción de remolacha, maíz y alfalfa. En La Mancha, el cereal está siendo sustituido por el girasol, pero se mantienen extensas zonas dedicadas al olivo. Hay que destacar la producción vitivinícola de la Ribera del Duero, La Rioja y las llanuras manchegas.
La agricultura es complementada con una ganadería ovina, base de una producción quesera tradicional, a la que se añade una ganadería avícola intensiva cerca de los centros urbanos en la cuenca del Duero.
Es también destacable la producción forestal, como la de pinos en Soria, para la fabricación de muebles.
El oeste peninsular
Comprende la penillanura salmantino-zamorana, Extremadura y se extiende hasta Huelva; es uno de los grandes enclaves del latifundismo español.
Los suelos silíceos son poco fértiles y producen cosechas moderadas, incluso tras un largo período de descanso; por esta razón, se han constituido sobre ellos las explotaciones agrarias de dehesa, que integran, bajo un régimen extensivo, los aprovechamientos agrícolas y ganaderos, como son la cría del cerdo ibérico, también bovino y ovino, a partir de los beneficios que rinde la encina y el alcornoque. En Extremadura hay también extensas zonas destinadas al olivo. En las zonas de los suelos más ricos aparecen los cultivos cerealistas y, tras la construcción de los embalses (Plan Badajoz), han surgido nuevos cultivos como las hortalizas, el arroz, y cultivos industriales como el tabaco y el algodón.
El valle del Ebro y del Guadalquivir
En el valle del Ebro encontramos una gran variedad de paisajes agrarios, donde coexiste la pequeña propiedad y los grandes latifundios de Aragón. En la cuenca alta alternan los caracteres propios de la España atlántica húmeda, y amplias áreas dedicadas a la vid, que producen los afamados vinos de Rioja. En el resto de la depresión predomina la cebada en régimen extensivo sobre suelos de calidad mediocre y, en régimen intensivo, los cultivos de regadío, de gran tradición y antigüedad. Abundan los cultivos de remolacha, forrajes y hortalizas y, en algunas comarcas, una importante intensificación de frutales y de ganadería, tanto bovina como avícola y porcina.
En el valle del Guadalquivir, las montañas, particularmente en Sierra Morena, han quedado relegadas a una actividad cinegético-forestal. Las campiñas béticas son el espacio de extensos secanos de cereales en campos abiertos que hoy acogen amplias superficies de girasol y otras plantas industriales como el algodón. Intensamente humanizadas, son asiento de grandes cortijos. El paisaje del olivar conforma una franja continuada sobre todo el subbético, extendiéndose como un manto continuo por Jaén, Córdoba y Sevilla.
El dominio mediterráneo litoral
Es una franja litoral entre el mar y las montañas caracterizada en su conjunto por el dinamismo del espacio agrario, por la coexistencia de actividades no agrarias sobre el espacio rural y por el alto grado de intensidad de sus aprovechamientos. Ofrece diferencias considerables en toda su longitud.