Dominando la Profundidad Visual en el Arte: Técnicas y Efectos Espaciales

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Técnicas para Crear Profundidad en el Arte

La representación de la profundidad en una superficie bidimensional es uno de los desafíos más fascinantes en el arte. A lo largo de la historia, artistas han desarrollado diversas técnicas para generar la ilusión de un espacio tridimensional, permitiendo al observador percibir distancia y volumen. A continuación, exploramos algunas de las convenciones espaciales más efectivas.

Convenciones Espaciales y Efectos de Profundidad

Disminución de Detalle

Así como la utilización de gradientes, el aumento o disminución gradual de tamaño puede sugerir profundidad, también contribuyen a que apreciemos los objetos "más lejanos" con menos nitidez y detalle. Esta característica del campo visual, que simula una profundidad real, se debe a la correlación entre la agudeza visual y la distancia.

El Sombreado o Claroscuro

El sombreado o claroscuro es otra convención espacial fundamental. Mediante la acción de sombrear un dibujo o una pintura, se crean contrastes entre zonas de luz, zonas de sombra (propia o proyectada) y zonas de mediatintas o penumbra, insinuando de este modo el volumen. Este efecto puede lograrse de diversas maneras, empleando pigmentos cromáticos o acromáticos, o mediante la técnica de tramado, entre otras.

Posición en el Plano de la Imagen

Al colocar figuras en el plano, las que se ubiquen más abajo parecerán más próximas al observador que las ubicadas más arriba, las cuales sugerirán estar más lejanas.

Movimiento Diagonal

Consiste en crear diagonales que guíen la mirada a través de la profundidad de la imagen. Es uno de los recursos empleados en el arte oriental para organizar la imagen espacial tridimensional.

Perspectiva Lineal

Toda perspectiva constituye una técnica ilusionista que permite introducir la tridimensionalidad en un soporte superficial o bidimensional. La perspectiva lineal (también conocida como perspectiva renacentista o de punto central) es un sistema racional que organiza la "ilusión óptica" que cotidianamente nos hace ver las cosas a diferente tamaño según la distancia que medie entre ellas y nuestro ojo. En este sistema, perfeccionado por los renacentistas del siglo XV, se trabaja con una línea de horizonte que representa la altura del observador y que, la mayor parte de las veces, permanece "oculta", situada un poco más debajo de la mitad de la altura del cuadro. En dicha línea, el artista coloca un "punto de fuga", denominado así porque hacia él confluyen todas las líneas "diagonales" que representan la profundidad de los objetos. Muchas veces el punto de fuga aparece en el "centro" de la línea de horizonte, pero también puede aparecer desplazado de este.

Perspectiva Atmosférica

La atmósfera, interpuesta entre el observador y lo observado, modifica todos los atributos del objeto: el relieve se aplana, el color tiende a "azularse" y desaturarse; el contorno se hace impreciso y, respecto del valor, si el objeto es claro, se oscurece y, si es oscuro, se aclara. El polvo y la humedad en el ambiente causan la dispersión de la luminosidad; la luz de longitud de onda corta (azul) es más diseminada y la luz de longitud de onda larga (roja) menos esparcida. Para lograr este efecto visual, Leonardo da Vinci empleó la técnica del "esfumado" por medio de la veladura (aplicar velos o capas de colores al óleo diluidas en aceite para dejar traslucir las figuras). El claroscuro, aplicado en sucesivos velos, unifica las figuras con la atmósfera. A mayor distancia, mayor cantidad de veladuras, lo que produce mayor desaturación, mayor imprecisión de contorno, mayor reducción de la claridad o de la oscuridad original del objeto, y mayor aplanamiento del relieve de los objetos.

Ejemplos Notables de Aplicación de la Profundidad

  • La Flagelación de Cristo (c. 1460), 58 x 32 cm, óleo sobre tabla. Piero della Francesca. Una perspectiva más tradicional habría situado el punto de fuga sobre la cabeza de Cristo. Piero coloca el punto de fuga a la derecha y hacia abajo del flagelador.
  • La Muerte de la Virgen (1606), óleo sobre lienzo. Caravaggio. Obra maestra que se conserva actualmente en el Museo del Louvre de París.
  • La habitación del artista en Arlés (1888, detalle), óleo sobre tela. Vincent van Gogh. Museo Van Gogh, Ámsterdam. En esta obra, encontramos el gradiente de tamaño en las sillas, un recurso que crea una fuerte sensación de profundidad.
  • El incendio, obra de René Magritte. En ella, el traslapo se manifiesta a través de esa especie de árboles de colores que se superponen unos sobre otros. Esta superposición contribuye a dar profundidad al espacio, ya que si cada uno de ellos está en un plano diferente, significa que hay un espacio por detrás de lo que se sitúa en un primer plano.

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