La Doctrina Ética del Emotivismo: Origen, Postulados de Hume y Ayer, y Críticas

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Emotivismo: Fundamentos y Postulados Éticos

El emotivismo parte de la consideración de que el concepto de bueno y malo se deriva del sentimiento de agrado o desagrado que nos producen determinadas acciones. Esta teoría ética se asocia al empirismo inglés, de modo que es preciso indagar las bases gnoseológicas del empirismo para comprender, a su vez, los fundamentos del emotivismo.

Un aspecto importante en el empirismo es la crítica a la metafísica; también el emotivismo mantendrá la ruptura del orden del ser con el orden del deber. Además, los problemas fundamentales del empirismo gnoseológico se traducirán a los del emotivismo moral.

Representantes Clave del Emotivismo

En el emotivismo, consideramos a David Hume y Alfred Jules Ayer, representantes, en el orden del conocimiento, del empirismo y del positivismo lógico, respectivamente.

David Hume (1711-1776)

Hume se sitúa en plena época de la Ilustración, en la convulsionada Europa que indagaba nuevas respuestas a los problemas sociales. Hume es uno de los empiristas más radicales en el orden del conocimiento y uno de los emotivistas más sobresalientes en el orden moral.

El Emotivismo Humeano y la Falacia Naturalista

En Hume, el emotivismo es una doctrina ética derivada del empirismo, postura filosófica que sostiene el conocimiento empírico como el único válido, frente al cartesianismo y otras formas de racionalismo.

La escisión de las formas de conocimiento (empírico y racional) y la prevalencia del empírico es paralela a la escisión entre el conocimiento (ya sea de hechos o de ideas) y el deber moral. Hume sostenía que del orden de lo que es no es legítimo derivar el orden de lo que debe ser; al hacerlo, se incurre en la falacia naturalista. Solo queda el sentimiento de agrado o desagrado como referente de la moralidad, pero ninguna otra instancia de conocimiento.

Alfred Jules Ayer (1910-1989) y el Positivismo Lógico

Ayer representa la versión moderna del emotivismo moral. En relación con el empirismo lógico, también se da un emotivismo, pero con aspectos gnoseológicos nuevos.

Desde el análisis del lenguaje y la exigencia de referentes empíricos, Ayer sostiene que los conceptos éticos son pseudoconceptos, pues no poseen ninguna correspondencia empírica. Así, propiedades como bueno o malo no son susceptibles de verificación alguna, no describen sino sentimientos; por tanto, no se pueden calificar de verdaderos o falsos. Los conceptos morales tienen simplemente un componente emotivo. Para Ayer, la ética no es ciencia.

Crítica al Emotivismo y sus Debilidades

Los puntos débiles de estas posiciones son:

  1. El sentimiento como objeto de juicio moral: El mismo sentimiento es objeto de juicio moral. Existen sentimientos de agrado que son irrelevantes moralmente. Por lo tanto, sobre el sentimiento existe, de hecho, otra instancia de valoración moral.
  2. El problema del relativismo: Es criticable el relativismo que resulta de esta posición, solo sostenible teóricamente, pero no en el proceder moral más elemental. Los juicios morales no se refieren a meros sentimientos, sino a actitudes y hechos que requieren de suyo tal juicio.

La crítica al relativismo emotivista, o del signo que sea, se desmonta con un sencillo examen de la experiencia moral más elemental, ya que esta juzga hechos y actitudes, y el sentimiento no es el referente de ese juicio, pues el mismo sentimiento es a su vez objeto de juicio ético.

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