Distribución de la Renta y Función Distributiva del Estado
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LA DISTRIBUCIÓN DE LA RENTA
1. LA RENTA Y SU DISTRIBUCIÓN
En todos los países del mundo, la renta se distribuye de forma desigual entre sus habitantes: existen familias con ingresos muy altos y otras con ingresos menores. Para conseguir que el bienestar aumente, es necesario redistribuir más adecuadamente las rentas. El sector público es el encargado de llevar a cabo esta función de redistribución de la renta, que asegura que las familias más desfavorecidas también se beneficien de las mejoras en la situación económica.
Para estimar el peso de la pobreza en una economía y valorar el impacto de la desigualdad existente en la distribución de renta en una población, se pueden utilizar otros dos tipos de indicadores:
- Las tasas relacionadas con el umbral de pobreza. Llamamos umbral de pobreza al nivel de ingresos mínimos que tiene que tener una persona para no ser considerada como pobre. La tasa de personas en riesgo de pobreza, por ejemplo, es el porcentaje de población cuyos ingresos son inferiores a este umbral.
- Las encuestas de pobreza carencial. En estas encuestas se analiza qué bienes y servicios básicos están al alcance de la población.
2. LA FUNCIÓN DISTRIBUTIVA DEL ESTADO
Cuando la desigualdad entre los ingresos que obtienen unas y otras familias es muy pronunciada, se producen una serie de costes que afectan a la normalidad social y económica de un país:
- Costes sociales: se reduce la movilidad social y aumentan los conflictos sociales, la inestabilidad política y la delincuencia.
- Costes económicos: una desigualdad pronunciada puede producir un menor crecimiento económico.
A corto plazo, porque no se aprovechan todos los recursos, ya que muchas personas están fuera del mercado. Y a largo plazo, porque la inversión en educación es menor en las sociedades desiguales.
Además, una mayor desigualdad en la distribución se asocia con ciclos económicos más pronunciados; así, cuanto mayor sea la desigualdad, más profundas son las crisis económicas.
Cualquier distribución justa debe contemplar tres niveles:
- Equidad horizontal: los ingresos de personas iguales deberían ser iguales; es decir, no debería haber diferente retribución por diferencias de sexo, raza o clase social.
- Equidad vertical: para distintos niveles de esfuerzo y capacitación, la retribución debe ser diferente.
- Equidad categórica: nadie debe estar privado de obtener aquellos bienes y servicios que dignifican la vida, como la educación, la sanidad, la vivienda (calefacción, agua y luz) y la seguridad.
Para reducir la desigualdad, el Estado tiene a su disposición dos instrumentos fundamentales:
- Los controles directos o la regulación de los sectores económicos mediante leyes. Por ejemplo, estableciendo salarios mínimos, fomentando el empleo, desarrollando políticas sancionadoras en casos de discriminación, estableciendo precios máximos de bienes o servicios, etc.
- La política fiscal o conjunto de impuestos y otros tributos que cobra el sector público a las familias y a las empresas; y la forma en la que estos ingresos se gastan. Para que las diferencias entre ricos y pobres sean menores, el Gobierno debe hacer que la recaudación por impuestos recaiga en mayor parte sobre familias y empresas de ingresos elevados (impuestos progresivos), y que los gastos públicos beneficien en mayor medida a las familias con menores ingresos (gasto social).
La redistribución de la renta a través de la política fiscal puede tener efectos negativos:
- Elevados costes de control, para evitar los fraudes en la percepción de ayudas y luchar contra el fraude fiscal. El control exige contar con inspectores preparados, un sistema judicial ágil y eficaz, y una legislación estricta en materia fiscal.
- Menores incentivos al crecimiento económico, porque un sistema muy progresivo grava en mayor medida los beneficios y los salarios elevados, lo que puede desincentivar la inversión (en capital físico y humano). Además, es probable que una parte de la población activa, una vez cubiertas sus necesidades básicas por el Estado, no tenga incentivos para trabajar o exija un salario muy elevado, que se traduce en mayores costes de producción y menor competitividad del país.
La política fiscal de un Gobierno se plasma en el presupuesto público.
3. EL PRESUPUESTO PÚBLICO
El presupuesto público es la relación de todos los gastos previstos y de los ingresos estimados de una administración pública para el ejercicio económico siguiente. En otras palabras, es la anticipación de la actividad de esa administración y de las consecuencias económicas (gastos e ingresos) derivadas de la misma.
Las estimaciones de ingresos tienen carácter orientativo. Los gastos, por su parte, limitan la acción de una administración: solo puede hacer frente a los gastos recogidos en el presupuesto, y por la cuantía fijada.
La elaboración, aprobación, ejecución y el control del presupuesto público forma el ciclo presupuestario:
- Elaboración: es responsabilidad del poder ejecutivo. A nivel nacional es el Gobierno quien prepara el anteproyecto (borrador) de la ley de Presupuestos.
- Fase de discusión y aprobación: es responsabilidad del poder legislativo, que analiza la propuesta del Gobierno y decide la modificación y la aprobación del presupuesto. En España, esta fase tiene lugar en el Congreso de los Diputados y en el Senado.
- Fase de ejecución: se produce en los doce meses siguientes a la entrada en vigor y de ella se encarga el Gobierno. Cada gasto presupuestado se traducirá en un pago mediante cheque, transferencia u otro medio.
- Fase de fiscalización o de control presupuestario: se comprueba que el presupuesto se ha ejecutado según lo aprobado. Los interventores públicos verifican que la administración correspondiente ha gastado conforme a lo previsto en el presupuesto.
El presupuesto debe estar equilibrado, es decir, los gastos deben cubrirse con los ingresos esperados. Si los gastos previstos no son iguales a los ingresos estimados, entonces se produce un déficit presupuestario (los gastos son superiores a los ingresos) o un superávit presupuestario (los ingresos son superiores a los gastos).
El gasto público
Es el conjunto de pagos que realiza o debe realizar el sector público.
Se puede analizar desde tres puntos de vista:
- Clasificación económica (¿cómo se gasta?): se distingue entre operaciones no financieras (gastos de personal, alquileres, reparaciones, publicaciones, intereses de la deuda, transferencias, inversiones y subvenciones) y gasto en operaciones financieras (como la amortización de deuda pública).
- La clasificación por programas (¿en qué se gasta?): los gastos se dividen en cinco grandes grupos:
- Servicios públicos básicos: gastos en justicia, defensa, seguridad ciudadana y política exterior.
- Actuaciones de protección y promoción social: incluyen pensiones, servicios sociales, fomento del empleo, acceso a la vivienda y los gastos derivados de la Seguridad Social.
- Producción de bienes públicos de carácter preferente: gasto en sanidad, educación y cultura.
- Actuaciones de carácter económico: subvenciones al transporte, gasto en infraestructuras, I+D+i, y otras actuaciones de carácter económico.
- Actuaciones de carácter general: gastos en servicios generales y transferencias a otras administraciones públicas, así como los intereses y la amortización de la deuda pública.
- La clasificación orgánica (¿quién gasta?): permite distribuir el gasto por centros gestores.
Los ingresos públicos
Los ingresos del sector público, necesarios para financiar el gasto público, se estiman en los presupuestos.
Por su función económica se clasifican en:
- Ingresos de operaciones no financieras
- Ingresos derivados de las operaciones corrientes:
- Impuestos directos: son tributos que recaen directamente sobre el contribuyente. El impuesto directo que más recauda en España es el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), que grava la obtención de rentas de las familias. Otros impuestos directos son el Impuesto de Sociedades (que grava el beneficio que obtienen las empresas con forma societaria), el Impuesto sobre el patrimonio (grava la propiedad de activos a partir de un mínimo que está exento) o el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones (que grava los incrementos de patrimonio derivados de las herencias o donaciones).
- Impuestos indirectos: gravan el consumo de bienes o servicios, recayendo de forma indirecta sobre el contribuyente a través de los precios de venta. El impuesto indirecto con mayor capacidad recaudatoria es el Impuesto sobre el Valor Añadido, que recae sobre el consumo (es decir, lo pagan los consumidores), aunque lo recaudan y liquidan las empresas. Otros impuestos indirectos son los impuestos especiales, que recaen sobre el consumo de alcohol, hidrocarburos, tabaco, electricidad, etc.
- Cotizaciones sociales: incluyen las cuotas que pagan empleados y empresas a la Seguridad Social, para el mantenimiento del sistema de pensiones y las ayudas al desempleo.
- Tasas, precios públicos y otros ingresos. Las tasas son los cobros que va a recibir el sector público por ofrecer determinados servicios (en régimen de monopolio), como las tasas judiciales o las de emisión de documentos (títulos, carnets, etc.)
- Transferencias corrientes, como el cobro de las multas.
- Ingresos patrimoniales. Son los ingresos por intereses de títulos y depósitos, por los dividendos por participar en el capital de empresas (públicas o mixtas) o por alquileres de sus bienes inmuebles.
- Ingresos derivados de las operaciones de capital: son ingresos diversos, como los ingresos por ventas de terrenos y títulos, donaciones recibidas, transferencias recibidas a través de fondos (como el Fondo de Cohesión europeo).
- Ingresos derivados de las operaciones corrientes:
- Ingresos derivados de las operaciones financieras: devoluciones de los préstamos, emisión de deuda pública.
4. LA DEUDA PÚBLICA
Déficit es cuando en un ejercicio económico los gastos públicos son superiores a los ingresos. A la inversa es superávit. El déficit significa que el sector público gasta más de lo que ingresa, por lo que necesita obtener dinero para hacer frente a ese exceso en el gasto. Para ello, debe recurrir a la emisión de títulos de deuda pública.
Estos títulos son documentos (valores) que representan un préstamo recibido por el Estado u otra administración pública. La entidad pública emisora reconoce la cantidad prestada y su compromiso para su devolución, al cabo de un plazo fijado, junto con el pago de un interés (rentabilidad).
Los títulos de deuda pública se negocian y adquieren en el mercado de bonos (o de deuda). Son títulos con un riesgo de impago muy bajo (los inversores tienen la garantía del Estado de la devolución del dinero prestado); por ello, se denominan activos sin riesgo.
Por su vencimiento, los títulos de deuda pública del Estado se dividen en tres grupos:
- Letras del Tesoro: vencen a corto plazo (máximo 18 meses) y se emiten al descuento, es decir, se paga por ellas un precio inferior a la cantidad que, posteriormente, la administración pública reembolsa. La diferencia es la rentabilidad que obtiene el inversor.
- Bonos del Estado: se amortizan en 3 y 5 años. El inversor recibe cada año un cupón, que son los intereses por el dinero prestado.
- Obligaciones del Estado: similares a los bonos, se amortizan en 10, 15 y 30 años.
La deuda pública viva indica el valor de todos los títulos que no se han amortizado, es decir, el endeudamiento total del sector público: mientras se incurra en déficit y se emitan títulos para financiarlo, la deuda pública viva crecerá.
El saldo total de deuda pública viva en relación al PIB indica el nivel de endeudamiento del sector público de un país: con los futuros ingresos del sector público se devolverá el principal y se pagarán los intereses. Por ello, los inversores en deuda pública juzgan la capacidad que tiene cada economía para amortizar la deuda de sus administraciones públicas:
- El endeudamiento es sostenible si los ingresos previstos crecen al ritmo que crece la necesidad de amortizar la deuda. Como la recaudación por impuestos depende del nivel de crecimiento económico, el endeudamiento no debe crecer por encima de lo que crece el PIB.
- El endeudamiento es difícilmente sostenible si crece por encima de lo que crece la producción en el país (lo habitual en épocas de crisis). En esos casos, los inversores piensan que el país que emite esa deuda corre el riesgo de no devolver el dinero prestado; y como el riesgo es elevado, exigen un mayor interés (que el que exigen a países más seguros). Esta diferencia se denomina prima de riesgo.
- El endeudamiento es insostenible cuando el país no puede hacer frente a la devolución de la deuda y de los intereses. El país entra en bancarrota (default) y ningún inversor quiere prestarle más dinero. En ese caso, son las instituciones internacionales las que ayudan al país para superar la bancarrota (como el FMI).
Por este motivo, todos los países con exceso de deuda pública ponen en marcha políticas de consolidación presupuestaria: aumentan los impuestos y reducen los gastos, para reducir el déficit.
LA INFLACIÓN Y LOS TIPOS DE INTERÉS
1. LA INFLACIÓN
Llamamos inflación al crecimiento generalizado de precios de bienes y servicios, es decir, al aumento de precios que afecta a un conjunto amplio de bienes y que perdura durante un amplio período de tiempo.
La inflación es una variable de gran importancia en economía, ya que nos indica el mayor o menor coste que bienes y servicios tienen para los agentes económicos.
La tasa de inflación mensual es la variación de los precios durante un mes, desde el inicio del mes hasta el final.
Si el intervalo de tiempo que transcurre entre el período inicial y el final es un año, la tasa de inflación es la inflación interanual. Por ejemplo, la inflación interanual de septiembre es el incremento de precios desde septiembre del año anterior.
Si el período inicial comienza el 1 de enero, la tasa de inflación es la inflación acumulada. Por ejemplo, la acumulada hasta septiembre es el incremento de precios desde enero hasta septiembre.
2. CAUSAS DE LA INFLACIÓN
En cualquier economía, los precios pueden aumentar principalmente por dos motivos:
- Por el aumento del gasto de los agentes económicos (inflación de demanda): las familias, las empresas, el sector público o el sector exterior desean adquirir más bienes y servicios; como las empresas no pueden producir más de forma inmediata, los precios empiezan a subir.
- Expectativas positivas sobre el futuro, que mueven a las familias a consumir y a las empresas a invertir. También el hecho de que bajen los impuestos puede animar al gasto.
- Aumento del gasto del sector público en infraestructuras o en programas sociales, por ejemplo.
- Incremento de las exportaciones, porque el resto de países compren más producción nacional.
- Por el aumento de los costes (inflación de oferta): los precios aumentan porque los factores productivos, como el petróleo o el salario, se vuelven más caros y las empresas tienen que subir los precios para mantener sus márgenes. Por ejemplo, si aumenta el precio del petróleo, subirá el precio de los combustibles que de él se obtienen.
3. LOS EFECTOS DE LA INFLACIÓN
El principal efecto de la inflación es la pérdida del poder adquisitivo de las familias, porque al subir los precios se pueden comprar menos bienes o servicios con la misma cantidad de dinero.
Si la inflación es elevada, esta pérdida de poder adquisitivo viene acompañada de otras consecuencias:
- Se adelantan las compras de todos los bienes que se pueden almacenar, porque se pueden encarecer. Se producen desabastecimientos de productos y malestar social.
- Las familias con menos recursos deben renunciar totalmente a su ahorro para mantener su nivel de consumo.
- Las familias con ingresos fijos (pensiones, salarios, etc.) ven reducida su capacidad adquisitiva, por lo que demandarán incrementos proporcionales de sus ingresos. Este mecanismo se conoce como “espiral salarios-precios”: como los precios se incrementan, se demanda que los salarios también lo hagan, con lo que aumentan los costes de las empresas, que vuelven a subir los precios..., y así de forma continua.
- Los países con elevada inflación son cada vez menos competitivos respecto al exterior, porque producen con costes crecientes, lo que perjudica las ventas e incentiva las compras a otros países.
A la inversa, en un proceso de deflación, las compras de bienes y servicios descienden: las empresas bajan los precios, pero las familias, que esperan menores precios en el futuro, retrasan sus compras; algunas empresas cierran porque tienen pérdidas (los costes no bajan en la misma proporción que los precios); los salarios disminuyen o pierden valor y el desempleo aumenta, lo que lleva a reducir aún más el consumo de bienes... y se entra así en un proceso cíclico, que puede conducir al decrecimiento económico.
4. EL INTERÉS
En cualquier economía, siempre que hay un préstamo de dinero existe una compensación económica. Esta compensación recibe el nombre de interés.
El interés representa el precio del dinero, la cantidad a pagar por el uso de los recursos financieros. Es un coste (gasto) para quien utiliza dinero ajeno y, a su vez, representa una rentabilidad (ingreso) para quien ahorra y presta dinero.
El interés se calcula en porcentaje sobre la cantidad prestada o invertida (tipo de interés), se aplica en forma mensual o anual y su cuantía depende de dos factores:
- El plazo de devolución: cuanto más largo es este plazo, mayor es la incertidumbre del prestamista sobre la posibilidad de recuperar el dinero prestado; por ello, espera una compensación (interés) mayor.
- El riesgo de impago: cuanto mayor es la posibilidad de pérdida de la inversión, mayor es el riesgo del prestamista. Por ello, si el prestamista tiene la certeza de que no hay riesgo de impago, exigirá un interés menor que el que pediría si cree que hay una pequeña probabilidad de no recuperar su inversión.
Existen dos indicadores para medir el interés de una operación:
- El tipo de interés nominal (TIN), que es el porcentaje concreto aplicado a la hora de realizar el pago de intereses.
- La tasa anual equivalente (TAE), que mide la ganancia total, calculada al final de un año dado (12 meses).
Relación entre tipos de interés e inflación
Para evitar la pérdida de valor del dinero, los prestamistas exigen que el tipo de interés (tipo nominal) se iguale a la suma del tipo de interés real más la tasa de inflación.
5. EVOLUCIÓN DE LOS TIPOS DE INTERÉS
Los factores que influyen en los tipos que se acuerdan son los siguientes:
- Crecimiento económico. Cuanto más haya, se produce más necesidad de dinero y el precio del dinero se eleva. A la inversa, a menor crecimiento los tipos de interés disminuirán.
- Confianza en el prestatario. Si hay dudas sobre la capacidad de devolución de los préstamos, el tipo de interés será mayor.
- Solvencia bancaria. Cuanto más solvente es un banco, más fácilmente capta ahorro en forma de depósitos que puede prestar y los tipos de interés se reducen, porque es más fácil conseguir los préstamos.
- Expectativas. Cualquier información sobre el crecimiento económico, la inflación, la solvencia financiera o cualquier otro hecho con relevancia económica, puede modificar las decisiones de prestamistas y prestatarios, lo que altera los tipos de interés.
- Inflación. Si los prestamistas perciben mayor inflación, exigirán tipos de interés nominales más altos para no perder poder adquisitivo.