Diseño Institucional y Democracia: Un Análisis Comparativo del Rendimiento
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Diseño Institucional y Rendimiento de la Democracia
1. El Problema de la Investigación
El estudio comparado del diseño institucional gira en torno a tres tipos de instituciones de máxima importancia en los sistemas democráticos:
- Las normas de organización de las relaciones entre el poder ejecutivo y el legislativo.
- El sistema electoral.
- El sistema de partidos políticos.
2. La Comparación entre Países
Las investigaciones publicadas en esta área han florecido desde comienzos de los años 90, como una oportunidad de investigar la relación entre el diseño institucional y el rendimiento de la democracia.
A. Shugart y Carey
En President and Assemblies, comparan hasta 46 países en periodos diferentes, con el propósito de estudiar las formas de gobierno presidencialistas y el rendimiento de la democracia:
Grado en el que los diferentes sistemas presidencialistas son susceptibles de sufrir una ruptura democrática:
En primer lugar, agrupan a los países democráticos en tres categorías: parlamentarios, presidencialistas y otros. Después, comparan cuáles sufrieron rupturas y cuáles no. La comparación revela que las democracias presidencialistas son más susceptibles de sufrir una ruptura. Sin embargo, si se restringe el análisis a los países del Tercer Mundo, la comparación arroja que los regímenes parlamentarios entrañan mayor fragilidad que los presidencialistas. No es el presidencialismo por sí solo lo que representa un problema para la supervivencia de la democracia, sino el presidencialismo fuerte.
Su análisis sugiere que la inestabilidad es más probable en sistemas en los que el presidente y el parlamento comparten la dificultad de formar gobierno, ya que no está claro ante quién responden los ministros.
Cómo los diferentes sistemas presidencialistas dan lugar a diferentes combinaciones de los principios de eficacia democrática y de representación democrática. Relación entre el presidencialismo, el sistema electoral y el sistema de partidos.
En cuanto al sistema de partidos, los autores diseñaron una escala que mide la fuerza de liderazgo de los partidos y la fortaleza de las competencias normativas presidencial. El resultado reveló que los sistemas con partidos fuertes y partidos débiles han experimentado más problemas de ruptura democrática que los sistemas en el otro extremo.
Con respecto al sistema electoral, es percibido como el factor clave que conecta al sistema presidencialista con el sistema de partidos. Los sistemas electorales mayoritarios tienden a tener un número menor de partidos efectivos que los sistemas con regímenes proporcionales. La comparación de regímenes presidencialistas muestra que surgen más dificultades en los sistemas con fuertes poderes presidenciales, un gran número de partidos débiles y elecciones presidenciales y legislativas no simultáneas.
De este modo, la lección que se puede extraer es que el diseño de las instituciones está directamente vinculado con los desafíos de la consolidación democrática.
B. Stefan y Skach
Se centrarán en averiguar cómo las diferentes claves entre presidencialismo puro y parlamentarismo puro afectan al rendimiento de la democracia. Comparan la relación entre el diseño institucional y las siguientes variables:
- El número de partidos efectivos.
- Los residuos de predicción de la democracia.
- Escala de derechos políticos.
- La proporción a golpes militares.
- Probabilidad de mayoría legislativa.
- Estabilidad de los gobiernos surgidos de las elecciones.
En todos los parámetros, los regímenes parlamentarios puros obtienen mayores resultados que los regímenes presidencialistas puros. Sugart y Carey argumentaron que todos los regímenes presidenciales no son iguales y que ciertos tipos de sistemas electorales y de partidos podrían acelerar los problemas del presidencialismo.
C. Lijphart
Examinó el funcionamiento de las consecuencias políticas de los sistemas electorales atendiendo a las formas de traducir el voto popular en escaños y a la estructura del sistema de partidos (Electoral Systems and Party Systems).
En su estudio comparó 27 democracias desde 1945-1990 prestando atención a las propiedades básicas de los sistemas electorales: fórmula electoral, circunscripciones, umbral electoral y tamaño del parlamento. Como unidad de análisis, en lugar de un solo país, Lijphart tomó el sistema electoral.
Los sistemas mayoritarios presentan un grado más alto de desproporcionalidad en menor número de partidos efectivos y mayorías parlamentarias más frecuentes, dando lugar a una infraestructura de los grupos. En los sistemas proporcionales, la representación se ve mejorada, pero la gobernabilidad perjudicada.
El umbral efectivo es el factor explicativo individual más importante a la hora de dar cuenta a la desproporcionalidad del sistema electoral.
3. La Comparación de Pocos Países
A. Lijphart
Examinó el rendimiento de la democracia de los países prestando atención a una diferencia primordial de su diseño institucional: la existencia de un sistema mayoritario o proporcional. Operacionalizó aspectos intrínsecos y extrínsecos del rendimiento de la democracia usando diversos indicadores. La muestra de 18 países incluía: sistemas parlamentarios mayoritarios, sistemas parlamentarios proporcionales y otros sistemas.
Sus comparaciones revelan que los países con sistemas proporcionales obtienen más resultados mayores en todos los indicadores de rendimiento intrínseco de la democracia y no peores en los indicadores de rendimiento extrínseco. Son preferibles los sistemas proporcionales a los mayoritarios, ya que brindan una mejor representación y una formulación de políticas públicas al menos igual de eficaz.
B. Jones
Partió del análisis comparado de Shugart y Carey, pero limitó sus comparaciones a 16 países de América Latina, situando su estudio en el diseño de sistemas de máxima similitud. Asimismo, para triangular su estudio, comparó los resultados de 28 sistemas provinciales de Argentina. Su estudio pretende demostrar que el buen funcionamiento y rendimiento de las democracias presidenciales estriba en el grado en el que el sistema electoral es capaz de generar respaldo legislativo al presidente.
Sus comparaciones iniciales entre las democracias de América Latina indican que los países con bajos niveles de respaldo legislativo al presidente son más propensos al conflicto y, por extensión, al fracaso de la democracia. Pero, ¿cuáles son las razones de ese escaso respaldo? La respuesta está en el nivel de multipartidismo, lo cual es función del sistema electoral. De allí que el resto de su estudio, Jones se propusiera examinar la relación entre elementos del sistema electoral y el número de partidos políticos en el parlamento. Del análisis se concluye que el calendario electoral y la fórmula para elegir al presidente son lo que más influye en el número de partidos representados en el parlamento. Conviene formular leyes electorales que reduzcan el número de partidos políticos y generar parlamentos más compatibles con un gobierno presidencialista.
4. Los Estudios de un Solo País
Se examinó el caso de los EEUU durante la posguerra. Predominaron los periodos de gobiernos divididos sobre los periodos de gobierno unificado. A lo largo del Siglo XX aumentaron.
A. Mayhew
Puso de manifiesto que los gobiernos unificados, entendidos en contraposición a los gobiernos divididos, no han supuesto una diferencia importante en la incidencia de conexiones de investigación de gran repercusión ni la aprobación de las leyes importantes.
B. Peterson y Greere
Estudiaron el nivel de conflicto entre el poder ejecutivo y el poder legislativo entre 1947-1990. El dato más importante que arroja su análisis es que, a lo largo de todo el periodo, el conflicto entre los dos poderes distinguió. El gobierno dividido no afecta negativamente al rendimiento de la democracia en EEUU.
C. Fiorina
Las principales conclusiones de los estudios anteriores añadiendo algunos indicadores adicionales de rendimiento de la democracia para EEUU. Su análisis apunta a que el gobierno dividido no supone ninguna diferencia en cuanto al visto bueno de candidatos ni tampoco afecta a la capacidad del presidente para firmar tratados. El único efecto que arroja el análisis de Fiorina es que los presidentes que gobiernan con un Congreso controlado por el partido de la oposición son más propensos a vetar leyes desfavorables. Fiorina argumentó que el gobierno dividido en un régimen presidencial es similar al sistema de coalición en un gobierno parlamentario, siendo ambos capaces de lograr un rendimiento sostenido de la democracia.