Discurso de Manuel Azaña sobre la Cuestión Religiosa en la Segunda República
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Contexto Histórico
El presente texto, pronunciado por Manuel Azaña en Madrid el 14 de octubre, se enmarca en el contexto de la Segunda República Española. Azaña, figura clave de este periodo, llegó a ser presidente de la República y ganó las elecciones del gobierno provisional. Fue líder de un partido de izquierda, Izquierda Republicana. El documento posee una naturaleza documental y un carácter político-ideológico, ya que aborda la estructura de España en aquel momento.
Análisis del Discurso
La idea principal del discurso es el problema religioso. Azaña afirma que España ha dejado de ser católica, una declaración que, según él, fue malinterpretada por las derechas. Sostiene que el Estado debe organizarse teniendo en cuenta la situación del momento. Además, argumenta que el auténtico problema religioso no puede sobrepasar el ámbito personal, ya que debe resolverse dentro de la conciencia de cada individuo. Por último, afirma que la reforma religiosa es un problema político y, sobre todo, de constitución del Estado. En resumen, Azaña considera que los asuntos religiosos no son problemas religiosos en sí mismos, ya que, de serlo, no trascenderían la conciencia personal.
El Bienio Progresista y la Constitución de 1931
Para comprender el discurso, es necesario situarlo dentro del Bienio Progresista de la Segunda República. Este periodo se caracterizó por la implementación de numerosas reformas para transformar el país. Una de ellas fue la solución al problema religioso. La Constitución de 1931 estableció la separación de la Iglesia y el Estado. Por este motivo, la Iglesia se opuso desde el primer momento a la República. Este rechazo al nuevo gobierno provocó la destrucción y quema de iglesias. La República expulsó a varios obispos y cardenales, lo que enfureció aún más a los religiosos. El problema religioso se convirtió en un problema de difícil solución y fue una de las causas trascendentales que llevaron al estallido de la Guerra Civil Española.
Otras Reformas del Bienio Progresista
Además de la cuestión religiosa, el Bienio Progresista impulsó otras reformas:
- Reforma Agraria: Se expropiaron tierras con sus respectivas indemnizaciones. También se transfirieron tierras sin dueño durante dos años a los pequeños arrendatarios. Esto tuvo una estrecha relación con el problema religioso, ya que la Iglesia era dueña de muchas tierras y no quería que el gobierno se las quitara.
- Reforma del Ejército: El gobierno redujo el número de oficiales.
- Estatuto de Cataluña: Se declararon autonomías independientes dentro de España.
- Proyecto Educativo y Cultural: Se impulsó un ambicioso plan de reforma educativa y cultural.
Crisis del Bienio Progresista y la CEDA
El Bienio Progresista estuvo en crisis permanente. En las elecciones de 1933, ganaron los partidos de derecha, unidos bajo la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas). La derecha quería volver al antiguo estado español y lo llevó a cabo suprimiendo y paralizando todas las reformas del Bienio Progresista.
La Constitución de 1931 y la Cuestión Religiosa
La Constitución de 1931 abordó tres cuestiones fundamentales: las nacionalidades, la confesionalidad del Estado y las declaraciones de derechos. En cuanto a la confesionalidad del Estado, se separó la Iglesia del Estado. Algunas instituciones, como los jesuitas, fueron expulsadas de España por no estar bajo las órdenes del gobierno y la República. Además, las tierras de la Iglesia fueron confiscadas y se prohibió a los religiosos impartir clases.
Causas de la Guerra Civil Española
En el siglo XIX, España dejó de ser una de las grandes potencias mundiales. No pudo realizar su revolución industrial al mismo tiempo que otros países debido al escaso capital. Había un gran desequilibrio entre las clases sociales y la política era bastante corrupta. Solo había dos partidos liberales y los demás estaban prohibidos. Eran muy comunes los pucherazos y el caciquismo. En la segunda mitad del siglo XIX, hubo un intento por desarrollar el proceso industrial español. La situación era tan precaria que se necesitaba una transformación, y ahí llegó la Segunda República con la Constitución de 1931.