Las Dimensiones de la Convivencia Humana: Sociedad y Relaciones Interpersonales

El ser humano no es solamente comunidad, sino también sociedad. Dentro de este complejo entramado, podemos distinguir cuatro formas fundamentales de relación interpersonal que definen nuestra existencia y convivencia:

• La indiferencia
• El odio
• El amor
• La justicia

A continuación, exploraremos cada una de estas dimensiones, profundizando en su significado y su impacto en la interacción humana.

El Amor como Afirmación y Promoción

El amor concreto se manifiesta generalmente con un color afectivo distinto según la relación. Podemos hablar, por ejemplo, de amor conyugal, el amor de los hijos para con los padres, el amor de amistad y el amor de caridad. Es importante subrayar que el amor altruista o el amor de benevolencia es el alma de cualquiera de estas formas de amor, al conferirles la autenticidad del reconocimiento del otro.

La Justicia como Concreción del Amor

Ningún amor auténtico puede prescindir del hecho de que todo ser humano está llamado a realizarse junto con los demás en el mundo. Por eso, el amor crea derecho y justicia. La justicia es la medida mínima de amor y de reconocimiento que hay que dar a todos en una cultura determinada. El amor, por su parte, es el motor de toda justicia, es decir, el alma de todas las expresiones jurídicas que regulan las relaciones humanas.

Las estructuras existentes deberán ser juzgadas por la norma que es el hombre mismo, o sea, la realización del hombre en el tiempo y en la historia, como apertura hacia las dimensiones que lo caracterizan. Aquí es donde se introduce una tercera forma de relaciones interpersonales: el conflicto.

El Conflicto: Una Forma Ineludible de Intersubjetividad

Hegel, Marx y Sartre son indudablemente las tres figuras que han concedido mayor relieve al conflicto como forma fundamental de la convivencia humana.

Perspectivas Filosóficas sobre el Conflicto

• Hegel: Para Hegel, los conflictos surgen necesariamente. Su expresión paradigmática es la relación *amo-esclavo*. Los conflictos emergen porque el valor y el poder del hombre (el amo) existen solamente en la medida en que niegan al otro, intentando someterlo (el esclavo). El conflicto solo podrá resolverse mediante la muerte del amo.
• Marx: La *lucha de clases* se convierte en el camino de superación de los conflictos, una dinámica inherente a la estructura social.
• Sartre: Sostiene que la esencia de las relaciones interpersonales es el conflicto mismo.

Independientemente de estas teorías, hay que reconocer que el conflicto es una forma real de intersubjetividad. El amor mismo no es inconciliable con el conflicto. El amor auténtico, que quiere el bien objetivo y real del otro, se situará en contra de las alienaciones a las que el otro está ligado y que a veces defiende encarnizadamente.

La Indiferencia: El Silencio de la Desconexión

Respecto a la mayor parte de las personas, las relaciones se desarrollan en tercera persona (el/ella), lo cual se señala muchas veces como una relación en clave de indiferencia. No solo las personas no se conocen por su propio nombre, sino que incluso esto carece de importancia.

La despersonalización de las relaciones humanas va acompañada de una inmensa soledad, que se acentúa en la medida en que el hombre va entrando cada vez más en los engranajes de la funcionalidad. Por último, el ser humano tiene también una dimensión objetiva. El reconocimiento del otro pasa necesariamente a través de un reconocimiento objetivo, que incluye siempre una parte de relaciones en tercera persona.