Dinámicas Demográficas y Flujos Migratorios en España: Del Éxodo Rural a la Sociedad Receptora
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Las Migraciones Internas en España: El Éxodo Rural
Desde finales del siglo XIX hasta los años setenta, España vivió un intenso proceso de migraciones internas conocido como Éxodo Rural, impulsado por la crisis agraria, la mecanización del campo y la búsqueda de mejores oportunidades en las ciudades. Entre 1960 y 1975, más de 8 millones de personas cambiaron de residencia, trasladándose a regiones industrializadas como Cataluña, Madrid, País Vasco y Valencia, así como a zonas mineras, turísticas y polos de desarrollo.
Este fenómeno generó despoblación y envejecimiento en las zonas rurales, mientras que en las ciudades aumentaron problemas como la sobrepoblación, la presión sobre los servicios públicos y la carestía de la vivienda.
Cambio de Dinámica Migratoria a partir de los años setenta
A partir de los años setenta, con la crisis del petróleo y la disminución de la población agraria, las migraciones internas cambiaron su dinámica. Surgieron desplazamientos más cortos dentro de la misma provincia o comunidad y un flujo creciente desde grandes ciudades hacia municipios medianos, pequeños y rurales dinámicos, especialmente en la costa mediterránea.
Además, los movimientos pendulares diarios por motivos laborales y de ocio se hicieron más frecuentes. Estas nuevas tendencias han permitido revitalizar algunas zonas rurales y mejorar infraestructuras, aunque también han intensificado problemas como la congestión vial y el envejecimiento poblacional en ciertas áreas.
Evolución de las Migraciones Exteriores
España como País de Emigrantes (Hasta los años setenta)
En el ámbito de las migraciones exteriores, España fue tradicionalmente un país de emigrantes hasta los años setenta. Durante siglos, América Latina fue el destino principal, especialmente para gallegos, asturianos y canarios.
En el siglo XX, con la crisis de las economías latinoamericanas, la emigración se dirigió hacia Europa, principalmente a Francia, Alemania y Suiza, donde millones de españoles encontraron empleo en la industria y la construcción. Estas migraciones contribuyeron a reducir la presión demográfica en España y permitieron la llegada de divisas que ayudaron a equilibrar la economía.
España como País Receptor de Inmigrantes (Desde los años noventa)
Desde mediados de los años noventa, España pasó a ser un país receptor de inmigrantes debido a su crecimiento económico. La población inmigrante aumentó rápidamente, alcanzando su máximo en 2011. Actualmente, predominan los siguientes grupos:
- Europeos (46%)
- Latinoamericanos (23%)
- Africanos (21%)
Destacan las nacionalidades rumanas y marroquíes. La mayoría trabaja en sectores poco cualificados como la agricultura, la construcción y los servicios, aunque algunos europeos llegan atraídos por el clima y el turismo.
Impacto Socioeconómico de la Inmigración
La inmigración ha tenido efectos positivos, como el aumento de la población activa y la cobertura de empleos menos demandados por los españoles, pero también ha generado desafíos, como la presión sobre los salarios, la dependencia de sectores poco competitivos y algunas tensiones sociales.
Con la crisis, muchos inmigrantes han engrosado las cifras de desempleo, aumentando la presión sobre los servicios sociales y evidenciando que, en gran parte, su impacto en la economía ha sido coyuntural.