Dinámicas Clave en la Terapia Estratégica: Problema, Meta y Solución
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Conceptos Centrales en Terapia Estratégica
- Considerar la conducta-problema en contexto, es decir, mantenida por acciones y retroacciones entre individuos de un sistema que, al intentar resolver la situación, la fijan (intentos fallidos de solución).
- El cambio de la situación-problema es propuesto solo por el individuo perturbado por esa situación, no desde la totalidad (sistema-circuito).
- Para poner en acción el cambio, no solo basta con la motivación del consultante, sino que también es necesario que este tenga jerarquía, lo que implica capacidad de influir.
- Si bien el consultante tiene conocimiento, capacidad e interés para lograr una modificación, necesita la presencia real o virtual de un experto para definir: un problema que sea solucionable, una meta alcanzable en un plazo de tiempo, y orientación o estímulo del “experto” para modificar sus caminos intentados. En interacción con el terapeuta se construye el sistema terapéutico.
- Debemos pensar en la congruencia entre sistemas consultante-terapeuta, en tres niveles de interacción:
- Consultante y terapeuta deben tener la capacidad de definir o acotar problemas.
- Deben considerar un límite de tiempo para evaluar resultados en relación con el cumplimiento de una meta mínima.
- Deben tener la capacidad de convencimiento o la posibilidad de convencerse de poder introducir cambios, instrumentando nuevos caminos y soluciones.
La Terapia Estratégica: Momentos Clave
En la terapia estratégica se definen tres momentos de interacción consultante-terapeuta: la co-construcción del problema, la co-construcción de la meta y la co-construcción de las soluciones. Estos definen “qué hacer en terapia”.
En los tres momentos de interacción están siempre presentes tres componentes que se influyen mutuamente: cognitivo, afectivo y conativo o de acción.
Co-construcción del Problema
Este proceso se desarrolla desde una “queja inicial” que trae el consultante (lo que él percibe que tiene que modificar, es decir, lo que aparece en el plano cognitivo), acompañado por un malestar más o menos profundo (componente afectivo) y una expectativa de acción más o menos específica de lo que está dispuesto a hacer o recibir (aspecto conativo). Todo esto establece la congruencia entre el paciente y el terapeuta.
Co-construcción de la Meta
Este proceso se desarrolla desde el problema o motivo de consulta, hacia un aspecto puntual del mismo que ambas partes acuerdan como índice de evaluación. Esta co-construcción involucra la variable tiempo y modificaciones mínimas en el estado del problema. Se dispara desde los componentes cognitivos (acuerdo mutuo percibido como leve mejoría alcanzable en un plazo), el componente afectivo (que ambos se sientan satisfechos con esa meta) y el aspecto conativo (la meta mínima se convierte en directriz compartida de las acciones de ambos). La meta se puede recontratar (modificar).
Co-construcción de Nuevas Soluciones
Este proceso se da entre un sistema de intervención impedido de implementar habilidades para resolver el problema, en un encuentro con un terapeuta que debe ser capaz de desbloquear esas potencialidades, a través de tres caminos:
- Persuadiéndolo de realizar conductas diferentes.
- Incrementando la dificultad de resolución, para que el propio sistema consultante ponga en acción otras alternativas (intervención paradojal).
- Modificando la percepción misma del problema, que en consecuencia modifique las acciones tendientes a resolverlo.