Dinámica de Grupos: Elementos Clave y Estrategias para el Trabajo Social
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Introducción
El Trabajo Social (TS) con grupos exige un dominio adecuado de la dinámica de grupos. Sólo un conocimiento adecuado de dichas interacciones dinámicas permite utilizar de forma apropiada los principales modelos y su aplicación a los diferentes ámbitos en los que pueden desarrollar su actividad los trabajadores sociales. Desde los inicios del TS con grupos como disciplina científica, ha estado presente el interés por analizar las dimensiones psicológicas, sociológicas y comunicacionales que operan en la interacción grupal, y la dinámica de grupos ha ocupado un lugar muy relevante. La experiencia práctica de los trabajadores sociales con grupos también pone de manifiesto la importancia de una comprensión clara de la dinámica grupal, ya que de ello depende la eficacia de su propia actividad profesional.
¿Qué Ocurre Dentro de un Grupo?
Cuando los miembros de un grupo interaccionan, emergen producto de la interacción una serie de procesos, que denominamos “dinámica de grupos”. Al analizarla, podemos diferenciar dos cuestiones:
- Cómo se genera, fijando nuestra atención en las relaciones entre sus miembros y describiendo cómo el conjunto de comportamientos, conocimientos y discursos que cada uno de ellos ha incorporado durante su proceso de socialización aporta a la vida del grupo la influencia de ambientes sociales más amplios.
- Una vez establecida, es relevante analizar qué influencia ejerce la dinámica del grupo en cada uno de los participantes, y sobre el grupo como unidad.
Si buscamos un elemento común entre los distintos planteamientos teóricos que explican los procesos que operan en los grupos, podemos resaltar uno: la consideración de los grupos como sistemas sociales. Un sistema está compuesto por una serie de elementos y las interacciones que se dan entre ellos. Como sistemas sociales, los grupos pueden definirse como personas en interacción continua unas con otras. Dado que las personas somos seres sociales, inmersos en una red relacional, los riesgos que se derivan de un conocimiento inadecuado de las dinámicas grupales son muy elevados. La interacción grupal puede generar dinámicas de apoyo mutuo positivas, pero también negativas. Pensemos, por ejemplo, en los grupos urbanos violentos; que a través de un enfrentamiento violento producen consecuencias fatales sobre uno o varios de sus miembros. En sociedades como la española, en la que los inmigrantes suponen ya cerca del 10% de la población total, el TS con grupos debe hacer frente al reto de la interculturalidad. Es necesario afrontar una diversidad creciente, tomando en consideración que los código de comportamiento de los inmigrantes a veces no se adaptan perfectamente a los requisitos y habilidades sociales que exige el mercado de trabajo y recordando que el objetivo del TS con grupos es hacer posible una convivencia positiva en cualquiera de los ámbitos en los que se mueven dichas personas. En la aplicación de la dinámica de grupos a estos colectivos, no tomar en consideración las variables raciales, étnicas y culturales puede tener consecuencias negativas importantes.
El Trabajador Social con Grupos
Las dinámicas de grupo no son estáticas, varían conforme el grupo se va desarrollando a lo largo del tiempo. El proceso grupal no es un proceso automático, y obtener logros satisfactorios depende de una comprensión adecuada de la dinámica de grupos por parte del trabajador social. Algunas de las estrategias para promover dinámicas adecuadas, encaminadas tanto a la satisfacción emocional y social de las personas cuanto a la obtención de un mayor provecho como integrantes del grupo, son:
- Analizar atentamente las dinámicas grupales que emergen de la interacción de los miembros del grupo.
- Considerar su impacto sobre los miembros del grupo teniendo en cuenta sus características raciales, étnicas y socioeconómicas.
- Evaluar su impacto tanto en el funcionamiento actual del grupo como en su evolución en las siguientes sesiones.
- Orientar el desarrollo de las dinámicas del grupo, con un doble objetivo: facilitar la participación y satisfacción de los integrantes y conducir al grupo hacia el logro de sus metas.
Elementos Característicos de las Dinámicas Grupales
Procesos de Comunicación y Patrones de Interacción
Las dinámicas de grupo se originan en las interacciones sociales de sus miembros, y ejercen influencia sobre su conducta y sobre sus actitudes. Los elementos básicos que intervienen en la comunicación entre personas son: un emisor, un receptor y un mensaje que se transmite. El proceso comunicativo conlleva:
- La codificación de percepciones, pensamientos y sentimientos, en forma de lenguaje o algún otro tipo de símbolos por parte del emisor.
- La transmisión de dicho lenguaje y de los símbolos que tiene lugar de manera verbal o no verbal, tanto en un entorno cara a cara como en un entorno virtual.
- Por último, se procede a la descodificación del mensaje por parte del receptor.
Mientras los miembros del grupo se comunican unos con otros, surge un patrón de interacción, que podemos definir como el modelo en el que se organizan sus relaciones. Los patrones de interacción pueden favorecer o perjudicar al grupo. Un objetivo básico de los trabajadores sociales es analizarlos e intervenir en dichos patrones para ayudar al bienestar de las personas y al logro de las metas establecidas.
Características de los Procesos de Comunicación
Desde el TS, los principales requisitos para que la comunicación se produzca son: la igualdad o simetría, la bimultidireccionalidad, el respeto y la valoración positiva de los actores, la sinceridad, la confidencialidad, la racionalidad, la equidad y la justicia, la cercanía percibida y la empatía. Deben diferenciarse los procesos de comunicación que ocurren en tiempo real, y aquellos que permiten interaccionar de manera diferida (en momentos y zonas geográficas distintas). La comunicación “cara a cara” puede ser verbal o no verbal. En los grupos virtuales, los participantes se comunican de manera verbal y no verbal, pero el texto escrito exige una mayor racionalidad para lograr la expresión adecuada e incorpora una argumentación normalmente más elaborada; la dimensión no verbal suele ir unida a imágenes, dibujos de caras o gestos amables, que buscan reproducir el texto escrito en función del estado emocional que el emisor quiere reproducir en el mensaje. También puede darse la comunicación no verbal tradicional, mediante la utilización de la videoconferencia. La dimensión temporal de las comunicaciones variará dependiendo del medio en el que se desarrolla la interacción grupal (cara a cara o virtual). Así, las comunicaciones pueden ser sincrónicas (en la interacción cara a cara) o asincrónicas (que son las comunicaciones típicas en los grupos internautas, cuando los miembros contestan a los mensajes en un momento diferente del de su recepción). En los grupos cara a cara la comunicación es constante: incluso cuando no se comunican verbalmente, su conducta no verbal es observable. En cambio, en los grupos de “internautas”, la comunicación no verbal se encuentra mucho más limitada. El trabajador social con grupos puede observar, entender y llegar a determinar diversos patrones de la comunicación y de la interacción grupal, partiendo de un principio básico: los participantes se comunican por razones muy variadas. Una vez establecidos, los patrones de comunicación suelen mantenerse constantes a través de diversas situaciones, y un análisis correcto de ellos nos permite trabajar con mayor eficacia. Por ejemplo, una persona con un patrón comunicativo basado en las expresiones de cólera ante la intervención de otras personas en las interacciones dentro de su grupo puede ser apoyada por el trabajador social para aprender a responder de manera más suave en cualquier situación. Los mensajes no verbales requieren una atención especial en la dinámica grupal, ya que aportan información básica sobre la personalidad y los códigos culturales de cada uno de los participantes. Aportan información de gran valor a la hora de evaluar cómo se está reaccionando a las comunicaciones verbales. Hay personas que no saben expresar verbalmente sus sentimientos negativos, y a través de la comunicación no verbal este tipo de información puede salir a la luz. La alta participación verbal en los grupos produce menos cansancio y ventajas terapéuticas; sin embargo, a veces existen dificultades en la comunicación derivadas de los códigos culturales y de los idiomas que hablan las personas que participan en el grupo. En el caso de un grupo con miembros de distintas nacionalidades, la barrera lingüística puede ser un problema importante a la hora de la comunicación verbal. Por ello, se debe prestar especial atención a este hecho con la finalidad de lograr un nivel de participación adecuado y así evitar la problemática derivada de la baja participación en el grupo de miembros procedentes de otras culturas. La retroalimentación (feedback) desempeña un papel básico en la comunicación grupal. A través de un feedback adecuado, las distorsiones y malentendidos que causan los conflictos dentro del grupo pueden analizarse y comprobar si el significado del mensaje fue entendido correctamente. Para ello, suelen utilizarse intervenciones del tipo “si no he entendido mal…” o “si he entendido correctamente…”.
Patrones de Interacción
Podemos diferenciar cuatro patrones básicos de interacción:
- Cuando el líder (normalmente el trabajador social) es la figura central. La interacción comunicativa va desde el propio líder hacia cada persona, y de cada persona al líder.
- Cuando las personas del grupo hablan por turnos.
- Cuando el líder y uno de los participantes interaccionan de manera prolongada mientras el resto observa.
- Cuando todas las personas adquieren la responsabilidad de participar activamente en la comunicación, siendo conscientes de su habilidad para contribuir de forma relevante al asunto que les ocupa.
Los tres primeros patrones están centrados en el líder porque es su figura la que dota de estructura al grupo. El cuarto patrón, está centrado en el grupo: se genera a partir de la iniciativa grupal; sus características son: interacción libre de los miembros; los canales de comunicación entre los miembros se encuentran abiertos en su totalidad; aumento de la interacción social; la moral grupal se refuerza; toma de decisiones más innovadoras; aumento del compromiso grupal hacia el logro de sus objetivos. Utilizaremos uno u otro patrón (centrado en el líder o en el grupo), en función del objetivo para el cual se diseña la dinámica grupal, y en función del diagnóstico previo de la situación personal de cada participante en relación con dichos objetivos. Los patrones de interacción se establecen a partir de las pautas de relación interpersonal, que siempre se generan a partir de la comunicación entre los miembros del grupo. Algunos factores que intervienen en los procesos de comunicación y afectan a las relaciones intragrupales son:
- El lenguaje no verbal: desempeña un papel fundamental en los procesos de comunicación. Utilizamos diferentes elementos para reforzar nuestros mensajes, para regular la frecuencia con la que hablan unas personas con otras o con el trabajador social y para favorecer nuestra interacción (atención selectiva, alabanza, sonrisa, contacto visual…). No prestar una atención adecuada al lenguaje no vernal reduce el nivel de comunicación y afecta negativamente a la dinámica grupal.
- La atracción interpersonal: refuerza la cohesión y favorece la comunicación. Los miembros del grupo se sienten más atraídos por aquellos participantes cuyas actitudes son semejantes a las suyas. La atracción personal favorece la formación de subgrupos. Éstos no representan una amenaza al grupo, sino más bien una ayuda. Sólo suponen un peligro cuando la atracción que experimentan por los integrantes del subgrupo es mayor que la que sienten por el grupo como unidad.
- El tamaño y la conformación física del grupo: conforme aumenta el tamaño del grupo, se incrementan las posibilidades de relación de cada miembro y aumentan los recursos disponibles (económicos, personales…). Cuanto más grande sea el grupo, más posibilidades tendrá de abordar metas de mayor envergadura. Su heterogeneidad aumentará. Gozará de mayor legitimidad. Aunque no todo es positivo; en estos grupos, es muy probable que broten conflictos y que sea más difícil resolverlos. También es mucho más difícil mantener cohesionado y motivado a un grupo de este tipo.
- Factores relativos al estatus, a la situación de poder, al género y a la situación socioeconómica. El trabajador social debe permanecer atento para que se produzca una comunicación equilibrada y no se produzcan estos patrones previos en la vida del grupo.
- La creatividad y la capacidad de solucionar problemas. Cuando las personas se desvían de las normas, pero su actuación es competente y útil para el grupo, suelen ser bien consideradas por el resto de participantes.
La Cohesión Grupal
Un grupo existe en la medida en la que se mantiene un vínculo con sus miembros; lo mismo ocurre con las sociedades, que existen como tales porque sus miembros se mantienen unidos a través de un vínculo social. La dimensión básica de la dinámica grupal es la vinculación que se desarrolla entre sus miembros, y cómo utilizarla para conseguir los objetivos establecidos por el trabajador social con grupos. Esta vinculación es lo que se denomina “cohesión”. La cohesión es el conjunto de fuerzas que mantienen al grupo unido, motivan a sus integrantes para que continúen en el grupo y ofrecen oposición a las fuerzas que tratan de separarlos. Los principales factores que generan cohesión en el grupo son:
- La atracción interpersonal: se genera por diversos motivos (admiración, reciprocidad, similitud…).
- Los recursos y el estatus que los miembros del grupo creen que tienen garantizado mediante su permanencia en él; este deseo de estatus mediará las comunicaciones que se producen en el grupo.
- La necesidad de autoevaluación: hay personas que quieren entrar en grupos para someter a examen sus propias habilidades.
- Las comparaciones positivas de la situación actual en relación con anteriores experiencias grupales.
El sentirnos incluidos dentro de nuestro entorno y nuestra sociedad, es una necesidad básica. Por ello, nos identificamos con aquellos grupos en los que experimentamos una fuerte cohesión interna. Las principales características de lo grupos cohesivos son:
- Reconocen los logros de sus integrantes, y éstos tienden a confiar los unos en los otros.
- Las personas sienten atracción por su grupo cuando experimentan que se valora su participación, y cuando sienten que son del agrado del resto.
- Proporcionan a sus miembros un sentido de seguridad.
- Las personas confían en la habilidad de su propio grupo para realizar una tarea.
Los grupos satisfacen las necesidades de sus miembros de maneras muy variadas. Cada uno de nosotros se siente atraído por los grupos que reconocen nuestras cualidades, que fomentan nuestro sentido de competencia y que favorecen nuestra autoestima. Al analizar el papel que tiene la cohesión dentro del grupo, podemos diferenciar dos dimensiones:
- La cohesión se basa en la atracción que tienen unos miembros por otros dentro del grupo; esa atracción procede del deseo de pertenencia al mismo.
- La cohesión se sustenta en el grado en que el grupo ayuda a sus miembros a alcanzar metas importantes.
Las estrategias que pueden desarrollarse dentro del grupo para aumentar su nivel de cohesión son:
- Aumentar el flujo de comunicación entre las personas que participan en él.
- Reforzar la atracción de cada una de ellas por la interacción grupal.
- Tomar en consideración qué aporta a cada persona la pertenencia al grupo.
- Reafirmar su identidad colectiva como integrantes del grupo.
Los efectos que la cohesión produce sobre el grupo pueden ser positivos y negativos. Por ello, el trabajador social con grupos tiene que evaluar las características específicas de la cohesión que se genera en el grupo con el que trabaja. Debe reforzar los aspectos positivos de la cohesión y prevenir los posibles efectos negativos.
Integración Social e Influencia
La dinámica de un grupo siempre se mueve en torno a dos vectores:
- La adaptación e integración en el grupo, aceptando las normas colectivas.
- La influencia entre mayorías y minorías.
Integración Social
Se refiere a cómo las personas se integran unas con otras, y cómo son aceptadas dentro del grupo. Se define como el conjunto de vínculos ambientales, comportamentales, afectivos y cognitivos que unen a los miembros del grupo entre sí.
- Los vínculos ambientales pueden ser: similitudes económicas, comportamientos, entornos sociales parecidos, etc. Las redes sociales en las que se integra cada persona (familia, amigos, compañeros de trabajo…) favorecen la inclusión social. Compartir espacios físicos, proximidad de las viviendas, el mismo trabajo… promueven la integración y genera el “capital social”.
- La integración comportamental tiene lugar cuando las personas son interdependientes unas de otras para satisfacer sus necesidades. Las personas se encuentran orientadas a la evaluación de muchas facetas de sus vidas: destrezas, ideas sociales, políticas…; dado que obtener evaluaciones objetivas es muy difícil, utilizan la autoevaluación y comparan los resultados con las personas que les rodean. Esta necesidad de comparación constante es el origen de muchos grupos, formados en función de la similitud objetiva o subjetiva de cada persona con el resto de los miembros.
- La integración afectiva se refiere a los vínculos basados en afectos o sentimientos (atracción por sexo, raza, personalidad, nivel económico, edad…).
- La integración cognitiva hace referencia a la toma de conciencia sobre la forma común de percibir la realidad que se produce en cada integrante del grupo. Percibirse como miembro del grupo tiene consecuencias sobre la conducta de las personas, tanto en sus relaciones grupales como en las intergrupales, y afecta consecuentemente a la evolución del grupo.
Desde la perspectiva del TS con grupos, se pueden dar diversos niveles de integración social. En el diseño y planificación de una dinámica de grupo, hay que tomar en consideración los efectos que se derivan de la integración grupal. Una fuerte influencia social coarta la libertad individual, pero a la vez permite a cada persona hacer frente a su propia experiencia y reforzar las habilidades sociales como objetivo básico de su participación. Ayuda a la unanimidad en cuanto a los propósitos y metas del grupo, y ayuda a orientar el trabajo del grupo en la dirección adecuada y de manera eficiente, favoreciendo el logro de las metas establecidas.
Influencia Social
La dinámica de la interacción grupal puede analizarse desde una perspectiva centrada en cómo influyen los pensamientos, sentimientos y conductas de unas personas sobre otras, tanto directa como indirectamente.
- ¿Influencia de la mayoría o influencia de las minorías?
Puede decirse que los procesos que dan lugar a la influencia social dentro de los grupos son producto de la interacción de factores tanto cognitivos como estratégicos.
En función de quién influye o quién es influido, y la dinámica que se genera entre ambos polos, pueden diferenciarse dos enfoques en el estudio de la influencia social, y ambos son relevantes para el trabajador social:
- Enfoque centrado en la presión que ejerce la mayoría del grupo. Rechaza a aquellos que se apartan o discrepan de su visión de la realidad y ofrece a cada persona pautas claras para adaptarse y actuar frente a su medio. Son características de esta perspectiva:
- La influencia se ejerce en una sola dirección: desde el grupo, es decir, desde la mayoría hacia cada persona.
- Esta presión refuerza la dependencia que cada miembro experimenta hacia el grupo como tal.
- Ante la presión de la mayoría caben dos opciones: conformarse y adoptar el punto de vista mayoritario o resistirse y desviarse de dicha opinión.
- Enfoque centrado en la presión de las minorías. Las características que debe tener la presión de la minoría para que aumente la consistencia de su posición y potenciar así su capacidad efectiva de influir sobre la mayoría son:
- Los estudios de Barnard ponen de manifiesto que la presión grupal sobre la opinión minoritaria disminuye cuando se aumenta la cohesión grupal.
- La consistencia de la minoría puede llegar a cambiar el criterio mayoritario. Si la persona expresa un argumento consistente puede llevar a la mayoría del grupo a aprobar su respuesta, incluso aunque este hecho conlleve la alteración de las normas establecidas en el grupo.
- Normalización, Conformidad e Innovación
Son tres dimensiones básicas que operan en los procesos de influencia social. Las dos primeras suelen referirse a la influencia que ejercen los grupos mayoritarios, mientras que la innovación se refiere fundamentalmente a los grupos minoritarios.
LA NORMALIZACIÓN
En todo grupo, la interacción entre las personas genera normas colectivas. El intercambio de información dentro del grupo da lugar a la formación de patrones de respuesta colectivos, es decir, normas sociales, que proporcionan información estable y precisa de la situación y permiten orientar el pensamiento individual. Esta norma colectiva no suele representar la media de todas las normas individuales, y el trabajador social debe tener en cuenta las características de la interacción que se desarrolla en cada situación (no todos los miembros del grupo influyen de la misma forma ni tienen la misma capacidad de influir). La posesión de las normas o contranormas suele ser un factor muy poderoso en el proceso de la influencia dentro del grupo. La norma común es un fenómeno supraindividual: no es una media de las normas individuales. Sólo en el caso ideal de una interacción grupal en que se dé una igualdad en cuanto a las funciones, y una influencia simétrica entre los participantes, se llegaría a una norma colectiva que fuera una media de las normas individuales. Desde el TS, una de las funciones básicas de la normalización es evitar el conflicto y hacer posible la cohesión del grupo. La heterogeneidad de percepciones de la realidad dentro de un grupo es generadora de conflictos, y por eso sus integrantes tienden espontáneamente a negociar para llegar a un mínimo denominador común. Este mecanismo negociador ejerce una presión hacia la uniformidad, evitando el conflicto al dejar en segundo plano o abandonar los juicios individuales. Las normas sociales comparten características comunes:
- Se desarrollan conforme evoluciona el grupo. Los participantes del grupo expresan sus preferencias, puntos de vista… durante este proceso, las normas se van estableciendo, y se definen las conductas que serán objeto de sanción y de desaprobación social.
- Pueden ser:
- Abiertas y explícitas: pueden articularse tanto por parte del trabajador social como por parte de cada persona. Ej. En un grupo semanal de trabajos manuales: cada persona tiene que traer su propio material.
- Cerradas e implícitas: ejercen gran influencia sobre la forma en que se comportan e interaccionan los participantes. Ej. un acuerdo tácito para no hablar de sus relaciones íntimas en las reuniones.
- Varían en el grado de presión que ejercen sobre los miembros del grupo.
- Afectan en distinta medida a cada persona.
- La desviación de las normas no tiene necesariamente consecuencias negativas para el grupo, en ocasiones, ésta ayuda al grupo a moverse en distintas direcciones y conseguir nuevas metas.
- Los procesos de cambio dentro del grupo son complejos. A veces, las normas son muy rígidas, y es difícil modificarlas. El proceso por el cual se cambian las normas pasa por tres fases:
- Descongelación: se constata una situación de desequilibrio causada por una crisis o situación que produce tensión. Los integrantes del grupo someten a examen las normas por las que se rigen en ese momento. La crisis puede ser ocasionada por el trabajador social para demostrar cómo afectan las normas actuales a la vida del grupo; pero también puede producirse porque dichas normas son disfuncionales para afrontar los problemas que se les plantean.
- Congelación: las personas del grupo vuelven a una situación de equilibrio, con normas nuevas que ocupan el lugar de las anteriores.
- Refrigeración: el nuevo equilibrio se hace estable, y el grupo como tal reconoce las nuevas normas por las que se rige a partir de este momento.
- El estatus, la ideología y la cohesión de los participantes en la dinámica grupal desempeñan un papel relevante en los procesos de influencia y normalización. Para llegar a la norma común, se modificará más o menos la posición previa de cada uno de los participantes. Las personas con mayor estatus tienden a desplazarse menor que las que poseen menos capacidad de influencia. Aquellos que tienen una ideología muy diferente opondrán más resistencia a la aceptación de una norma común.
LA CONFORMIDAD
Proceso por el cual una persona o personas que están en desacuerdo con el resto de los miembros cambian su opinión a consecuencia de la presión real o simbólica de éstos. La conformidad se manifiesta tanto a nivel personal como grupal, y puede definirse como una respuesta adaptativa de cada participante frente a la posición dominante en el grupo. Puede situarse el origen de la presión hacia la conformidad en la influencia del grupo mayoritario. El esfuerzo por aproximarse a la posición del grupo se basa en exigencias objetivas, ya que la tendencia a llegar a un acuerdo con el grupo es un requisito necesario de la interacción. Cada uno supone que ve lo que ven los demás, y por ello toda persona tiende a aproximarse al criterio del grupo. La conformidad es el resultado estratégico y temporal de la búsqueda de aceptación por parte del grupo. Modificando opiniones y conductas, los integrantes del grupo buscan no ser rechazados. La conformidad es el cambio de conducta que ocurre con posterioridad a una forma de presión verbal o no verbal ejercida por el grupo sobre sus miembros, sea de forma real o imaginaria. Desde la perspectiva de la dinámica de grupos aplicada al ámbito del TS, es necesario distinguir entre conformidad y dos conceptos que se utilizan como sinónimos pero que no lo son:
- La complacencia: cambio de conducta, resultado de una petición directa.
- La obediencia: cambio de conducta, resultado de la presión ejercida por una figura de autoridad.
Desde una perspectiva individualista, la conformidad puede ser un fenómeno negativo porque implica renunciar a metas individuales para alcanzar las del grupo. Aunque también positivo. Mediante la conformidad con las normas sociales podemos desenvolvernos en distintos ambientes sociales, sabemos qué podemos esperar y estamos preparados para ello. Cabe resaltar también que, habitualmente los intereses individuales no se anteponen a los del grupo. La conformidad es un fenómeno característico de nuestras sociedades consumistas y cosmopolitas, en las que cada persona experimenta una fuerte presión hacia la conformidad interna, tanto en el ámbito laboral como en el ocio. Aunque llevada al extremo puede producir problemas de incompetencia en diversos ámbitos de la vida social, la conformidad se estimula innecesariamente. Ej. La moda. Los efectos de la presión a la conformidad no son constantes. Son características de la interacción social que influyen sobre la conformidad en el grupo:
- Expresar la respuesta en público o en privado. Si se hace en privado (carta, e-mail, teléfono…) disminuye significativamente la conformidad. Si se hace en público, hay una tendencia a adoptar la posición de la mayoría (por miedo a encontrarse solo, a ser distinto de la mayoría…).
- El número de miembros y el grado de consistencia de la mayoría. A mayor número, mayor conformidad dentro del grupo. Este proceso tiene un techo, por encima del cual el aumento del número de miembros no va a producir incrementos significativos en el nivel de conformismo.
- El número de personas que integran la minoría. Cuando la minoría no se reduce a una sola persona, sino que cuenta con el apoyo de un compañero, el nivel de conformidad disminuye significativamente (tanto si la persona no está de acuerdo con su compañero en la minoría como si, además de estar en desacuerdo con él, además lo está con la mayoría).
La necesidad de apoyo y pertenencia también genera la tendencia hacia la conformidad. Desde esta perspectiva, se establecen los siguientes tipos de conformidad:
- Conformismo dirigido desde la tradición. La persona se encuentra dominada por creencias y costumbres de la sociedad en que vive que, a través de la presión social, determinan su conducta.
- Dirigido desde la conciencia moral. Los ideales morales procedentes de la familia son internalizados por cada uno de nosotros, y estos mecanismos funcionarán como mecanismos de presión hacia la obediencia.
- Dirigido desde los otros. La reacción de los demás orientan nuestra conducta hacia la complacencia con la finalidad de causar buena impresión en los demás.
Existen a su vez, tres subtipos de conformidad:
- La complacencia. Conformarse públicamente pero conservando en privado las ideas propias.
- Identificación. Conformarse en privado y en público mientras se es miembro del grupo, abandonando esta actitud cuando lo deja.
- Internalización. Conformarse de manera pública y privada tanto cuando se es miembro del grupo como cuando se deja de pertenecer a él.
En nuestro entorno social, el aparente triunfo del individualismo va unido a una fuerte presión hacia la uniformidad del comportamiento. Fomentando el conformismo se pretenden evitar posiciones desviadas o que suponen una amenaza para la estabilidad, la cohesión y la seguridad grupal. En los grupos en que el nivel de conformidad es mayor, se observan menos actitudes críticas y más opiniones comunes. Sin embargo, paradójicamente, la innovación y la creatividad son una herramienta adaptativa esencial para lograr el éxito en las sociedades avanzadas, y la presión hacia la conformidad se contrapone con la exaltación del cambio y de la creatividad. Los grupos con altos niveles de conformidad pueden ver en ocasiones afectado su nivel de creatividad, cualidad básica para hacer frente a los problemas.
El trabajador social debe tener en cuenta tanto la conformidad para llegar a acuerdos como la innovación para buscar soluciones. Ambas capacidades servirán como estrategias básicas que permitirán afrontar en cualquier contexto los problemas y las oportunidades.
INNOVACIÓN
Dentro del grupo es, el proceso por el cual se crean nuevas normas que reemplazan a las ya existentes. Desempeña un papel importante en el cambio social, potenciándolo al influir en la adopción de nuevas normas. El origen de los procesos de innovación puede encontrarse tanto en las personas que poseen el poder que deciden contribuir al cambio, como en los grupos minoritarios o en personas aisladas. Es más, se ha constatado que la minoría que se esfuerza en introducir nuevas ideas, y formas alternativas de pensar y comportarse, desempeña un papel fundamental, convirtiéndose en el motor inicial que general el proceso de modificación de las ideas tradicionales. La minoría, al comenzar a romper con la conformidad y la unanimidad mediante procesos cognitivos de análisis, genera la innovación. Su reacción comienza a ejercer presión sobre la mayoría, y es en este momento de presión cuando podemos situar el nacimiento del cambio social. Basándose en la interacción e influencia recíproca entre los miembros del grupo. El proceso concluye cuando se crea una nueva norma común, que se convierte en la norma colectiva del grupo, sustituyendo a la anterior. Para ejercer influencia, la minoría debe tener una alta motivación para obtener, conservar y hacer crecer su visibilidad ante la mayoría. El trabajador social con grupos ha de tomar en consideración cómo los grupos minoritarios ejercen influencia sobre los mayoritarios, a pesar de su menor tamaño, de no tener el poder y de no tener capacidad para administrar sanciones. Una presentación y defensa firme y segura de la norma por parte de la minoría, pondrá en funcionamiento el proceso de cambio social. Principales ventajas de los procesos de innovación para cualquier tipo de grupo:
- Favorecen que los grupos tengan más flexibilidad y capacidad de adaptación.
- Mejoran la respuesta grupal ante las situaciones de cambio o crisis.
- Ponen límites, evitando una excesiva conformidad.
- Potencian un mejor rendimiento en la ejecución de tareas y favorecen la expresión de ideas propias.
- Influyen de manera positiva en los procesos de toma de decisiones, favoreciendo el intercambio creativo de ideas.
Estrategias para Establecer Dinámicas Provechosas para el Manejo de la Integración y la Influencia Social
El trabajador social debe:
- Apoyar a los miembros del grupo para que evalúen el alcance que tienen las normas del grupo. Hacer que se sientan integrados.
- Estructurar suficientemente los procesos de normalización, de conformidad y de innovación, para evitar el caos en la dinámica grupal. El caos produce inseguridad y ansiedad entre los miembros del grupo.
- Favorecer que cada persona pueda expresarse libremente, asegurando su independencia en el marco de la dinámica grupal.
- No perder de vista las metas a alcanzar. Resaltar el valor del trabajo en grupo, y el mérito que tienen los participantes.
Poder y Control Social
El poder es una dimensión universal de la vida social. Nos encontramos inmersos en redes de interacción social en las que buscamos objetivos comunes, cediendo, aceptando o imponiendo nuestras opiniones, en un proceso que se mueve desde la conformidad hasta la innovación. El poder se ejerce sobre otros tanto a nivel individual (capacidad de una persona para hacer prevalecer su voluntad), como estructural (poder que se deriva de la clase social a la que se pertenece, de la jerarquía social o de la cultura en que se está inmerso). El trabajador social debe considerar dentro del grupo:
- Primero, las jerarquías y distribución del poder que se genera dentro del grupo en función de las características individuales de cada participante.
- En segundo lugar, debe analizar la relación de poder que se deriva de la clase social, el estatus y la cultura de unas personas frente a otras.
El poder es dinámico; pertenece al grupo y sobrevive en la medida en que el grupo permanece. Si desaparece el apoyo de la colectividad, el poder se difumina. Weber definió el poder como “la probabilidad que tiene un hombre o agrupación de éstos de imponer su propia voluntad en una acción comunitaria, inclusive contra la oposición de los demás miembros”. No es lo mismo el poder basado en el carisma personal que aquel que se deriva de la autoridad legítimamente reconocida, o el que se deriva de la fuerza bruta del poderoso. Analizar el origen del poder de un grupo o de un miembro dentro de un grupo es un elemento básico para gestionar correctamente su dinámica, ya que permite poner de relieve dicho proceso y hacer tomar conciencia al grupo de cómo las relaciones sociales generan y/o reproducen relaciones de poder de manera natural y espontánea. Se diferencian tres perspectivas en el análisis del poder:
- Centrada en la persona que posee el poder: el poder entendido como la capacidad de imponer la propia voluntad.
- Centrada en los que aceptan el poder y se someten a él: poder entendido como dominación, que hace referencia a aquella relación de poder basada en el consentimiento de los dominados.
- Centrada en la tecnología del poder: cómo se ejerce el poder, mediante qué tecnologías, qué consecuencias se derivan de su práctica. Desde esta perspectiva, el ejercicio del poder supone gobernar conductas de personas que a su vez tienen capacidad de actuar y responder. El trabajador social con grupos ha de orientar el poder y el control social con un doble objetivo:
- Garantizar un grado adecuado de orden y eficiencia en las reuniones grupales.
- Mantener la motivación de los miembros.
Poder y control son conceptos asociados con frecuencia, en este caso, al trabajador social. Como principio general, es aconsejable que compartan el poder y el control. Conforme el grupo se va consolidando, conviene dejar que los miembros de éste ejerzan influencia unos sobre otros. Los trabajadores sociales pueden compartir el poder y el control social con el grupo mediante diversas estrategias:
- Estimular las comunicaciones entre las personas, tratándolas como iguales.
- Pedir información a los miembros sobre las cuestiones que se tratan o podrían tratarse.
- Apoyar la dinámica intragrupal, favoreciendo que se generen líderes.
- Alentar los primeros intentos de apoyo mutuo y de compartir entre los miembros.
- Utilizar los acontecimientos que ocurren de manera natural en la vida del grupo para introducir información sobre las habilidades que debe tener un líder y los diferentes estilos de liderazgo.
El poder dentro de un grupo está íntimamente ligado con los patrones de comunicación que se utilizan
(el poder es de naturaleza relacional y se da siempre entre personas que interaccionan). En el ámbito del TS con grupos, el trabajador social deberá tener en cuenta que, dependiendo de la cantidad de poder que ostenta cada persona, se comunicará de manera distinta. Estas diferencias se observan tanto a nivel del lenguaje verbal como no verbal. Por ejemplo, existen estilos de comunicación poderosos (tono alto de voz, duración considerable de tiempo…), y otros carentes de poder (tono de voz más bajo, sonreír con mayor frecuencia….). Las personas que reciben el discurso poderoso juzgan al orador como una persona con poder, y esta percepción se verá reflejada en el trato. Las personas que usan un estilo poderoso en sus comunicaciones tienden a ejercer una influencia significativa en su audiencia. Estos hallazgos son muy relevantes para el TS con grupos. El conocimiento de estos mecanismos puede preparar a los integrantes del grupo (y al grupo como tal) para saber evaluar el tipo de comunicación que se genera dentro y fuera de él. El grupo puede detectar un estilo de comunicación poderoso por parte de uno o varios de sus miembros, y, en caso de que sus argumentos sean incorrectos, pueden elegir no adherirse a ellos.
4.5. La cultura
Es el modo de analizar, comportarse y comunicarse propio de una sociedad. Dimensión básica de cada persona. Sólo somos posibles desde nuestra condición social, esto es, como miembros de un grupo con unas pautas de comportamiento determinadas, con un lenguaje y con un conjunto de necesidades que sólo pueden ser resueltas a través de la interacción social. En cada sociedad se han desarrollado pautas específicas de comportamiento, orientadas a resolver esas necesidades básicas. Nacemos dentro de una cultura concreta, en una época histórica determinada. Nuestra personalidad individual se desarrolla a partir de nuestra cultura. A través de diversas instituciones sociales, como la familia, cada persona se va conformando. Este proceso es lo que en antropología se ha denominado “endoculturacion”: aquella experiencia de aprendizaje parcialmente consciente y parcialmente inconsciente a través de la cual la generación de más edad invita, induce y obliga a la generación más joven a adoptar los modos de pensar y de comportarse tradicionales.
4.5.1. Sociedad y cultura
Aunque no hay una definición de cultura aceptada unánimemente, el término engloba todo el conjunto característico de formas de comportamiento, de comunicación y de pensamiento propias de una sociedad.Una definición clásica, es la de sir Edward Burnett Tylor en 1871: “es ese todo complejo que comprende conocimientos, creencias, arte, moral, derecho, costumbres y cualesquiera otras capacidades y hábitos adquiridos por el hombre en cuanto miembro de la sociedad”. Para Malinowski (1970), la cultura se basa en un hecho biológico: la persona como animal social; a su vez, es una característica básica de la especie la capacidad de organización. La cooperación entre las personas está en la base de nuestra capacidad de supervivencia. Por lo tanto, la cultura es “el conjunto integral constituido por los utensilios y bienes de consumo, por el cuerpo de normas que rige los diversos grupos sociales, por las ideas y artesanías, creencias y costumbres. Ya consideremos una muy simple y primitiva cultura, o una extremadamente compleja y desarrollada, estaremos en presencia de este vasto aparato, en parte material, en parte humano y en parte espiritual, con el que el hombre es capaz de superar los concretos, específicos problemas que lo enfrentan”. No puede darse una sociedad ni un grupo sin cultura. Sin cultura no seríamos humanos. Por otro lado, la cultura está íntimamente ligada a la sociedad. El trabajador social con grupos debe tener en cuenta que la cultura se refiere a los valores que comparten los miembros de un grupo dado, a las normas que acatan y a los bienes materiales que producen. Cultura se refiere a los modos de vida (modos de vestir, costumbres matrimoniales, vida familiar, los bienes que crean…) de los miembros de una sociedad o de los grupos de una sociedad.
4.5.2. Cultura y dinámica de grupo
La cultura grupal viene definida por los valores, las creencias, las costumbres y las maneras propias de hacer las cosas. Las creencias más profundas y los supuestos que definen la cultura grupal emergen a través de la interacción en el tiempo. Los valores, preferencias y los estilos interpersonales de cada persona (que proceden de su etnia, cultura, experiencias previas…) tienden a mezclarse, antes de que la cultura del grupo aflore como una síntesis de todas ellas. A lo largo de sus encuentros, los miembros del grupo exploran sus sistemas de valores, y analizan sus estilos interpersonales, buscando un espacio común en el que relacionarse unos con otros. La interacción entre personas con experiencias pasadas diferentes supone explorar su trayectoria. El análisis de las propias actitudes y las actitudes ajenas permiten tomar conciencia de cómo dichas actitudes y sentimientos intervienen en el desarrollo de la vida cotidiana. Como resultado de este proceso emerge la cultura del grupo, integrada por un conjunto común de valores y formas propias de negociar. El trabajador social con grupos debe tener en cuenta, en este sentido, la influencia de la cultura que impregna el grupo. Es posible diferenciar tres niveles de profundidad en la cultura grupal:
- Superficie: aquí se sitúan los símbolos y rituales que presentan la cultura del grupo en cuestión.
- Un nivel más profundo: la cultura se muestra en los estilos y formas de aproximación que usan los miembros del grupo cuando se relacionan unos con otros.
- El nivel más profundo de todos: consiste en las ideologías centrales, valores y creencias sustentadas en común por todos los miembros del grupo.
Características destacadas de la cultura de los grupos, directamente relacionadas con la actividad del trabajador social son:
- La interacción e influencia entre la cultura del grupo y la de la sociedad que lo acoge. Los grupos suelen tomar valores dominantes de los sistemas sociales de mayor tamaño. Su influencia dependerá del tipo de interacción que tengan con los miembros del grupo.
- Cultura de grupo y diferencias multiculturales. Las diferencias multiculturales se manifiestan en factores distintivos de personalidad que tienen significado para la cultura grupal. Una consecuencia potencial es que algunas personas que integran el grupo no tengan la sensibilidad adecuada que requieren aquellos integrantes con distinta procedencia étnica o racial. La insensibilidad, obviamente, afecta de manera negativa a la dinámica del grupo. Por otro lado, la diversidad de expectativas de los miembros de un grupo multicultural influye notablemente en las dinámicas de grupo. Por ello, el trabajador social, para ser eficaz con todos los miembros del grupo deberá analizar las diferencias étnicas y socioeconómicas, tomando en consideración sus efectos sobre la dinámica grupal.
- La cultura en los grupos homogéneos y heterogéneos. Los primeros tienden a la construcción de una cultura común; cuando las personas comparten experiencias similares, sus normas y valores se mezclan de manera más rápida que en grupos que hay más diversidad. A la inversa, los grupos heterogéneos dan y reciben respuestas diferentes, generándose en ellos patrones de comportamiento más abiertos a la aceptación de la diversidad y a la comprensión mutua unos de otros; la consecuencia, en este caso, es el incremento de las habilidades necesarias para relacionarse con personas con circunstancias, trayectorias y características disímiles.
- Integración y aislamiento en la cultura del grupo. Una vez que la cultura grupal se ha desarrollado, los miembros que la integran se sienten integrados. Sin embargo, el trabajador social tiene que analizar el papel que desempeñan los miembros que se sienten aislados en el grupo: al no ser una experiencia satisfactoria, estas personas tienen más probabilidades de abandonar el grupo. Los sentimientos más extremos de aislamiento pueden llevar a conductas disruptivas. Una estrategia adecuada en estos casos es que el trabajador social atienda personalizadamente a aquellos miembros discriminados, estimulando que todas las personas que integran el grupo consideren los valores que trascienden las diferencias individuales. Así podrá fomentar su participación e integración plena en la vida del grupo.