La Dinámica de la Curación: Perspectivas Psicológicas y Biológicas
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En los Estados Unidos, la decadencia de la medicina hahnemanniana se produjo cuando se puso el acento en la clínica, evaluando el éxito o fracaso de los casos tratados sin inculcar la vehemencia que corresponde al conocimiento profundo de la ley de curación y la vigencia de cada enfermo a esta ley.
Así sucedió con otros maestros, quienes fueron absorbidos por el quehacer clínico y el arte del diagnóstico. Dejaron de lado la adecuada explicación científica, olvidando que en todo arte aplicado a la ciencia, existe una ecuación psicológica personal intransferible.
Para poder captar la unidad o personalidad del enfermo, es necesario entender que el estado subconsciente se conjuga con lo telúrico emocional y lo racional intelectivo. El ojo clínico, que todo médico puede y debe desarrollar, se nutre del camino de la filosofía perenne.
La Vida como Actividad Incesante
La vida consiste en una actividad que no cesa un solo momento. El ser humano mantiene su integridad como organismo y como persona. El organismo se esfuerza por mantener su homeostasis y equilibrio mental, su integración como unidad viva.
Este equilibrio psíquico es inestable y la dinámica que lo mantiene jamás se interrumpe, haciendo que la corriente anabólica y metabolómica que condiciona la vida celular regrese y distribuya constantemente los tejidos, en un movimiento perpetuo nunca detenido o reversible.
Su individualidad no consiste en los átomos, moléculas, células y tejidos de su organismo, sino en su peculiar actividad de una estructura creada con un sentido de vida idéntico a la ley que rige el movimiento del cosmos.
La Ley de Curación y el Sentido Biológico
La ley de curación que da sentido a lo biológico es la misma ley de gravitación que rige el movimiento de la tierra. Sin este sentido de ley o absoluta vigencia, tanto en la vida de una flor como en la de una estrella, el ser humano es la síntesis de la vida más perfecta de la creación.
Lo que la medicina materialista llama enfermedad no es más que un desecho patológico de un dinamismo mórbido, cuyas manifestaciones exagerativas, bajo la ley de curación, fueron suprimidas con tratamientos locales. No se comprendió que lo que había que curar era esa disposición dinámica, causa de la patología.
El Miasma y la Disposición Dinámica
Es allí, en esa disposición dinámica anómala, legado hereditario o diátesis constitucional, donde hay que incidir terapéuticamente para resolver el problema de una vis medicatrix que ha nacido en una estructura estigmatizada por arcaica trasgresión de la ley. Esta estructura resulta insuficiente en su dinámica impulsión curativa. A esto, Hahnemann llamó miasma. Decía que la supresión de la ley de curación en su actividad exonerativa y superficializante, había detenido y estancado la corriente vital de los organismos internos, determinando una tal difusión de la economía entera del individuo, que lo predisponía a destrucción prematura patológica.
Factores Imponderables y la Resistencia al Tratamiento
Es evidente que la resistencia insuperable de muchos neuróticos sometidos al tratamiento analítico, así como la prolongación interminable de la mayoría de los casos, se debe a esos factores imponderables que el sabio Viena llamó disposición individual. Esta disposición se relaciona con la transformación de la energía puesta al servicio de los intereses egoístas, e impulsos para el conocimiento y la superación personal en sentido de la maduración psicológica.
El Medicamento Homeopático y la Restauración de la Ley de Curación
El medicamento homeopático Similium, bien indicado, es capaz de desbloquear los contenidos inconscientes suprimidos y restaurar la ley de curación. Esto permitirá una saludable catexia emocional o la adecuada metabolización de las experiencias emocionales, siempre por la vía de una exoneración o superficialización del proceso.