Dimensiones del Ser Humano y su Trayectoria Evolutiva
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Dimensiones Fundamentales del Ser Humano
Existe en nosotros una dimensión psicológica y también somos seres sociales, porque para sobrevivir necesitamos relacionarnos y convivir con los demás. Pero en nosotros hay, además, una dimensión personal, porque somos conscientes de nuestros pensamientos, sentimientos y decisiones.
Dimensión Biológica
Los seres humanos somos individuos de la especie Homo sapiens. Al igual que los demás seres vivos, estamos hechos de células y nuestra información genética está contenida en nuestro ADN. Estamos emparentados con los chimpancés, los bonobos, los gorilas y los orangutanes.
Teorías sobre el Origen y la Evolución de las Especies
El Fijismo y el Creacionismo
El fijismo afirma que los seres vivos siempre se han mantenido iguales, sin experimentar cambios a lo largo del tiempo. Esta idea está ligada a la explicación creacionista, basada en el relato de la Creación que se encuentra en la Biblia. De acuerdo con el creacionismo, las especies vivas fueron creadas por Dios tal y como las conocemos hoy.
Lamarckismo
El primer científico que propuso una teoría coherente de la evolución fue Jean-Baptiste Lamarck (1744-1829). Según su teoría, conocida como lamarckismo, las transformaciones que experimentan los seres vivos se deben a dos principios fundamentales:
- El uso frecuente y repetido de un órgano lo desarrolla y perfecciona, mientras que el desuso lo debilita y puede llevar a su desaparición (ley del uso y desuso).
- Las modificaciones así adquiridas por un órgano, como resultado de su uso o desuso, se transmiten a la descendencia (herencia de los caracteres adquiridos).
Darwinismo
La teoría de Lamarck no es correcta, ya que los caracteres adquiridos durante la vida de un individuo generalmente no pueden heredarse. La explicación más aceptada sobre cómo ocurre la evolución fue ofrecida por Charles Darwin (y, de forma independiente, por Alfred Russel Wallace) a mediados del siglo XIX. Su teoría, conocida como darwinismo, se apoya en dos ideas principales:
- Variabilidad de la descendencia: No todos los descendientes de una pareja son exactamente iguales, sino que presentan pequeñas diferencias o variaciones entre sí.
- Selección natural: Estas variaciones pueden tener mucha importancia para la supervivencia. En la "lucha por la existencia", los individuos cuyas variaciones los hacen mejor adaptados a su entorno tendrán más probabilidades de sobrevivir y reproducirse, transmitiendo esas características ventajosas a su descendencia.
Teoría Sintética de la Evolución
Darwin fue incapaz de aclarar completamente el mecanismo de la herencia ni el origen de las variaciones entre los descendientes. Para explicar estos aspectos y refinar la teoría darwiniana, surgió en el siglo XX la Teoría Sintética de la Evolución (también conocida como neodarwinismo). Esta teoría integra el darwinismo con los conocimientos de la genética (especialmente las leyes de Mendel, el concepto de mutación y la genética de poblaciones), la paleontología, la sistemática y otras disciplinas biológicas, proporcionando una explicación más completa y robusta de los procesos evolutivos.
La Evolución del Ser Humano
El Homo sapiens, la especie a la que pertenecemos, surgió en África a partir de otras especies de homínidos hace aproximadamente entre 200.000 y 300.000 años. Nuestra evolución es el resultado de dos importantes y complejos procesos interrelacionados:
Hominización: Proceso de Evolución Biológica
Los primates ancestrales de los que procedemos experimentaron el proceso de hominización. Este es un largo proceso de evolución biológica que condujo a la aparición de las características anatómicas y fisiológicas que nos diferencian del resto de los primates. Está marcado por cambios cruciales como:
- La bipedestación: la capacidad de caminar erguidos sobre las dos extremidades posteriores. Esto liberó las manos para otras funciones, como el transporte de objetos y el uso de herramientas.
- La modificación de las manos: el desarrollo de un pulgar oponible y más largo, que permite una pinza de precisión (unión del pulgar con el índice y otros dedos) para manipular objetos con gran destreza y fabricar herramientas complejas.
- El aumento progresivo del tamaño del cerebro (encefalización): el cambio más significativo, que implicó un incremento en el volumen y la complejidad cerebral. Este desarrollo fue posibilitado, en parte, por la bipedestación, cambios en la dieta (mayor consumo de carne) y la reducción del tamaño de la mandíbula y los músculos faciales, lo que permitió la expansión craneal.
Humanización: Proceso de Evolución Cultural
Paralelamente a la hominización, se desarrolló la humanización, que es el proceso de evolución cultural. La cultura se refiere al conjunto de conocimientos, creencias, arte, moral, leyes, costumbres y cualquier otra capacidad y hábito adquirido por el ser humano como miembro de una sociedad. Es posible gracias a nuestra capacidad de aprendizaje social, comunicación y representación de la realidad mediante símbolos. Este proceso incluye hitos fundamentales:
- La aparición del lenguaje articulado: Fue una conquista cultural de enorme importancia. La capacidad de crear un sistema complejo de comunicación con unidades de significado (palabras) combinables según reglas (gramática) es distintivamente humana. Disponer de un lenguaje articulado facilita la cooperación, la planificación, la transmisión eficiente de conocimientos y experiencias de una generación a otra, y el desarrollo del pensamiento complejo y la conciencia.
- El desarrollo de la técnica: Nuestros ancestros aprendieron a desarrollar la técnica, lo que permitió la fabricación sistemática de herramientas cada vez más especializadas (desde simples piedras talladas hasta herramientas compuestas) y, crucialmente, el control y uso del fuego. Esto facilitó enormemente la supervivencia, la caza, la defensa, la preparación de alimentos (cocción), la colonización de climas fríos y la vida social alrededor del hogar.
- La capacidad de pensamiento abstracto: Otro rasgo distintivo, que está relacionado con la habilidad de formar conceptos, razonar lógicamente, recordar el pasado, planificar el futuro, ser conscientes de nuestra propia existencia (autoconciencia), desarrollar sistemas de creencias, crear arte y reflexionar sobre cuestiones trascendentales como el significado de la vida y la muerte.