La Difusión de la Industrialización en Europa: Imitación con Diferencias
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La Difusión de la Industrialización en Occidente
La industrialización británica se extendió inevitablemente por el resto del continente europeo. El papel de Gran Bretaña en otros procesos de industrialización fue esencial. Hubo una"imitació" de la revolución industrial británica, tanto en el ámbito institucional como en el tecnológico, organizativo, etc. El modelo de aquella transformación inspiró a los países seguidores, dando lugar a la difusión de la industrialización.
La industrialización como un proceso de difusión. No hay una sola industria importante en ninguna de las principales regiones del continente que no haya contado con pioneros británicos como empresarios, mecánicos, constructores de máquinas, capataces o trabajadores cualificados, o suministradores de capital para ponerlas en marcha. En Francia, los técnicos británicos contribuyeron a la industria algodonera que se produjo desde 1738 hasta bien entrado el siglo XIX; la maquinaria para la lana, el lino y el yute, esperaba de modo parecido la iniciativa británica, aunque hubo algunos inventos franceses significativos en esos campos. La deuda en el caso de los principales yacimientos de carbón, fundiciones de hierro y establecimientos mecánicos de Francia es aún mayor, y en la industria mecánica en particular, proporcionaron no sólo el disparador, sino que estuvieron allí para construir la mayor parte de los talleres franceses existentes en la primera fase de la industrialización, que a su vez se convirtió en el instrumento para transformar el resto de la economía.
Ahora bien, la imitación de la industrialización británica no supuso exactamente un duplicado. La industrialización europea tomó de la matriz todo lo que pudo aplicar, aprovechar y adaptar, pero al mismo tiempo recorrió su propio camino; que resultó más bien un atajo en algunos apartados. Los resultados fueron modernización institucional, cambio estructural y crecimiento económico.
En el pasado, economistas como Rostow abonaron la idea de que la revolución industrial en Inglaterra fue el modelo ortodoxo; en consecuencia, las demás industrializaciones habrían sido el resultado de un proceso de imitación sin diferencias. Su tesis incluía el concepto de take‐off o despegue para explicar el arranque del crecimiento económico sostenido una vez que se hubieran acumulado en una región todos los requisitos necesarios. La tesis presuponía que los imitadores nunca llegarían a superar al líder, lo cual, en consecuencia, les relegaba a la condición de países “atrasados”. Sin embargo, países como Francia, Alemania o Estados Unidos no encajaban en esta etiqueta. Sus procesos de industrialización habían alcanzado niveles de éxito rotundos como lo avalaban su peso económico y su talla internacional desde finales del siglo XIX. De modo que este patrón empezó a ser cuestionado: el crecimiento no tenía por qué seguir una única senda universal, idéntica e inmutable; y el éxito era un concepto relativo.
La Tesis de Gerschenkron: Imitación con Diferencias
Los seguidores no reprodujeron los mismos pasos, sino que tuvieron una industrialización más rápida. La difusión de la industrialización y las «ventajas del atraso». Cuando un país consigue despegar, puede ser más rápido que el del líder, a causa de las denominadas ventajas del atraso. Un país imitador no necesita inventar y, por tanto, tampoco tiene necesidad de todo el trabajo que requiere el perfeccionamiento de aquellos inventos, lo que exige tiempo y recursos, sino que puede introducir tecnologías que ya fueron puestas a punto por otros, produciendo un salto (big spurt) de productividad mucho más rápido que el que le fue posible al líder, que se veía obligado, en cambio, a proceder por aproximaciones sucesivas, inevitablemente más graduales. De este modo, los países atrasados también tienen la posibilidad de alcanzar, e incluso superar al líder. No es, pues, inevitable que quien parte primero permanezca siempre en cabeza, y esto ha sido verdad ciertamente en el caso de Gran Bretaña, primer país industrial. Por lo tanto, el resorte de la competencia y de las capacidades imitadoras de aquellos que no se encuentran a demasiada distancia del líder hace que ninguna posición de liderazgo se halle permanentemente a salvo. El caso de Alemania, en el continente europeo, y todavía más claro el ejemplo de los Estados Unidos demuestran la eficacia explicativa del planteamiento de Gerschenkron: ambas naciones lograron adelantar a GB en los inicios del siglo XX. Ello demuestra que la incorporación a la industrialización podía “ahorrarse” pasos y experiencias ya dados con anterioridad por el líder, que se vio obligado a invertir mayores costes, mientras que los países seguidores, desde una plataforma ya consolidada, podían integrar nuevos factores de industrialización.
Causas de la Difusión de la Industrialización en Europa
En primer lugar, los países seguidores acumulaban muchos elementos parecidos a los que reunió Inglaterra. Además, la brecha tecnológica no llegaba a ser tan grande como para resultar imposible alcanzar el nivel. En segundo lugar, la velocidad con la que se difundían las noticias sobre lo que estaba ocurriendo en GB tuvo un efecto positivo. Los países rezagados respondieron a los estímulos del efecto demostración; es decir, logros productivos y avances tecnológicos habían sido probados con éxito en Inglaterra, luego eran viables. Y, por último, el espíritu de competencia de las naciones europeas para mantener el equilibrio de poderes en el continente animó a intentar neutralizar la pérdida relativa de poder de los demás respecto a la aventajada Inglaterra.
Las Vías de la Difusión
Las más importantes son dos: la difusión de la tecnología y la difusión de capital. Los países seguidores dispusieron, con facilidad, de tecnologías y capitales procedentes del país emprendedor.
La Transferencia de Tecnología
En el siglo XVIII no había dificultad alguna en tener una buena visión de las fábricas inglesas. Para comprender lo que se ve es importante tener una idea de las máquinas.
La Transferencia de Tecnología y los Problemas de Adaptación
Los avances técnicos que lograron James Bindley y el duque de Bridgewater en la apertura de canales, revalidados en la construcción de carreteras por ingenieros como John Mac Adam, John Metcalfe y Thomas Telford, resultaron inapropiados para las condiciones orográficas de la península Ibérica. Por la misma razón que la rotación de cultivos y la eliminación del barbecho que generalizó la revolución agraria inglesa no arraigaron en nuestro suelo, tampoco lo hicieron los nuevos medios de transporte un factor relativamente escaso en España, los canales y, en menor medida, las carreteras requerían un terreno llano, un régimen regular de lluvias y ríos caudalosos, tres circunstancias que, al no concurrir en la península, impidieron reproducir aquí los nuevos sistemas de transporte.
La Difusión de la Tecnología en Cascada
La mule‐jenny llegó a Cataluña en 1806 s. Por una parte, directamente de Francia a través de una sociedad creada en Barcelona un año antes por empresarios franceses. Por otra, desde la Real Fábrica de Algodón de Ávila que que remitió algunas de estas máquinas a dos sociedades catalanas, las de Jacinto Ramón, de Barcelona; y Codina, Dalmau, Martí y Serrano, de Manresa. En ambos casos el origen de las máquinas era francés, la principal vía de transferencia de la tecnología inglesa hacia Cataluña en los inicios de la industrialización.. Las primeras máquinas que llegaron a Ezcaray [La Rioja] se trajeron de Lieja por el puerto de Bilbao, con armadores encargados de montarlas; pero posteriormente se han establecido artífices catalanes que también las construyen..