Dictadura de Primo de Rivera y el Final del Reinado de Alfonso XIII
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Dictadura de Primo de Rivera
En 1923, el régimen de la Restauración dirigido por Alfonso XIII parece acabado e incapaz de resolver los distintos conflictos políticos, sociales, laborales y militares. Ante el miedo a una posible revolución bolchevique, como la que había triunfado en Rusia, el 3 de septiembre de 1923, Miguel Primo de Rivera da un golpe de estado. Alfonso XIII sigue siendo rey, pero ahora el ejército asume todo el poder.
Directorio Militar
El gobierno queda en manos militares y la idea es resolver los problemas que para Primo de Rivera justificaban el golpe:
- Represión de las libertades: Se suspenden las Cortes y las garantías constitucionales. Se disuelven los ayuntamientos y diputaciones, y sus miembros eran elegidos a dedo. Se restablece una fuerte censura en la prensa y desaparece la libertad de enseñanza. Se persigue a intelectuales como Unamuno, que será desterrado a Canarias.
- Represión del movimiento obrero: Intenta ganarse el favor de la burguesía catalana reprimiendo duramente a huelguistas y sobre todo al movimiento anarquista. También se perseguirá al recién creado Partido Comunista.
- Represión contra el nacionalismo tanto en Cataluña como en el País Vasco. En Cataluña se elimina la Mancomunidad y se prohíbe el uso de la bandera, himno y el idioma catalán.
- Resolución de la cuestión de Marruecos: Primo de Rivera llega a un acuerdo con Francia para atacar conjuntamente a las tropas de Abd el-Krim y lo derrotan tras el desembarco en la bahía de Alhucemas. Ambos países pasan a controlar todo Marruecos y se vende a la opinión pública la gran victoria que el ejército español necesitaba para lavar su imagen.
Directorio Civil
Primo de Rivera incluye a algunos civiles en su gobierno para intentar mejorar la situación económica. Funda un partido, la Unión Patriótica, copia del modelo fascista de Mussolini en Italia. Crea una Asamblea Constituyente con miembros de la Unión Patriótica que empiezan a trabajar en una nueva constitución.
Respecto al mundo laboral, crea los sindicatos corporativos, en los que están integrados patrones y obreros, para discutir sus reivindicaciones. En cuanto a la economía, se propone un plan completamente dirigido por el gobierno:
- Se conceden ayudas y subvenciones a la burguesía para la creación de empresas.
- Se crean empresas públicas: Telefónica, CAMPSA.
Estas medidas mejoran levemente la economía, pero se frena en 1929 por la crisis internacional.
Al llegar a 1930, las voces críticas contra Primo de Rivera van creciendo. Dentro del ejército es cuestionado por los militares liberales, empieza a crecer una notable oposición republicana, nacionalista, socialista y comunista. En enero de 1930 presenta su dimisión ante Alfonso XIII.
Final del Reinado de Alfonso XIII
Tras la dimisión de Primo de Rivera, Alfonso XIII confía el gobierno a otro militar, el general Dámaso Berenguer. El objetivo es volver a la normalidad constitucional de 1876 y, para ello, olvidan los siete años de dictadura como si no hubieran ocurrido. El rey le encarga la celebración de unas elecciones constituyentes, pero encuentra la negativa de todos los partidos de la oposición. Esta negativa viene dada porque desconfían de la limpieza de esas elecciones.
En agosto de 1930, ante la incapacidad de Berenguer para arreglar la situación política, se forma el Pacto de San Sebastián: se reúnen los opositores y se ponen de acuerdo en que el tiempo de Alfonso XIII ha terminado. Proponen la creación de una República y plantean una serie de pasos:
- Intentar movilizar a los obreros a través de los socialistas y la UGT para activarlos a través de huelgas y manifestaciones.
- Realizar un pronunciamiento contando con el sector del ejército más liberal y partidario de la República.
Se reúnen republicanos de derecha (Alcalá Zamora), republicanos de centro (Lerroux), republicanos de izquierda (Azaña) y socialistas (Largo Caballero). A finales de año comienzan las huelgas y se producen varios pronunciamientos fallidos.
En febrero de 1931, Alfonso XIII destituye a Berenguer y nombra en su lugar al almirante Aznar, que convoca unas elecciones municipales para el 12 de abril. Estas elecciones se plantean como un referéndum entre monárquicos y republicanos. La victoria será para los republicanos en 41 de las 50 provincias de España. Alfonso XIII se reúne con su gobierno y llega a la conclusión de que la mejor solución es su marcha al exilio. El 14 de abril se proclama la Segunda República en las principales ciudades y se establece un gobierno provisional encabezado por los miembros del Pacto de San Sebastián.